lunes, 9 de abril de 2018

María Mujer de fe adulta







María  es la joven sencilla de 14 15 ó 16 años, que viviendo una gran, pero gran intimidad con Dios, en el silencio y la soledad del corazón, es madura en la fe, no por méritos propios sino por la gracia del que todo lo puede. Y en ese silencio acogedor de María, el Espíritu de Dios la convierte en la joven Virgen Madre. 



Y María ve en su propia vida que lo imposible se hace posible para el que tiene fe…y por la fe, es fuerte ante la noche del nacimiento en Belén… por la fe es fuerte junto con José, joven escogido por Dios al tener que huir a Egipto y fuerte cuando se le ha perdido su único hijo. Por la fe, María es fuerte al morir José y permanece de pie, sin desmoronarse al lado de la cruz, donde como un maldito, muere su hijo único, Jesús. María, fue fiel a la gracia de ser fiel… María creyó contra toda esperanza… Y de María, seguramente Jesús aprendió por experiencia esta fe, y esta fidelidad a Dios.






Hoy… de ti, ¿Qué aprenden por experiencia tus hijos, o la gente que convive contigo? ¿Les transmites tus pensamientos negativos… tus reacciones, agresivas... tus gritos… tu desesperación ante lo que no sale como tú quieres?...


¿Estas heredándoles a quienes viven contigo una verdadera riqueza interior? es decir que por tu unión con el Señor en tu corazón en silencio, tus actitudes, tu mirada, tus acciones, tu voz, todo tú, toda tú, ¿estás lleno, llena de los frutos del Espíritu Santo, de alegría en Jesús y María en medio de todo? ¿de bondad, de dulzura, de equilibrio que no exagera? ¿de perdón, de misericordia, del pensamiento de Dios?



En Lucas 1, 38 leemos la respuesta de María a la Palabra de Dios recibida en su corazón: "Yo soy la esclava del Señor" -yo soy la pobre de Dios la que confía plenamente en Dios-que Él haga de mi lo que quiera. ¡Hágase!
 
Y es como si dijera… como sierva como esclava como pobre que soy, todo mi ser está en las manos de mi Señor, y cualquier cosa que tú mi Señor, dispongas, permitas, digas o quieras responderé a pesar de lo que pueda pasar ¡De acuerdo mi Señor! ¡Soy tu pobre! ¡Es decir no quiero otra cosa que tú quieras… tú voluntad es mi voluntad! 

María dijo sí y luego fue fiel a esa decisión hasta las últimas consecuencias hasta el fin de sus días. María extendió un cheque en blanco a Dios. María fue disponible y vivió en constante abandono en las manos de Dios. Y tú y yo, ¿en manos de qué o de quién nos ponemos? 







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