lunes, 9 de abril de 2018

Antes de comenzar momentos con Dios



Antes de comenzar cada momento especial con Dios, con el Padre, con Jesús, con su Espíritu Santo, haz de realizar una preparación corporal ya que esto enriquecerá aún más la disponibilidad que ya tienes, sobre todo, si estás pasando por momentos críticos, de gran estrés, ansiedad, angustia o depresión. Al final del tema, haremos esta práctica.

Por otro lado, al orar, también será importante tener siempre junto a ti, además de la Sagrada Escritura, un diario en el que podrás anotar cuanto necesites decirle a Dios si es que no puedes orar de pronto de otra forma; esto, te servirá en otro tiempo para orar, porque quizá al estar leyendo lo que salió de tu misma alma, te lleve a tener momentos de sosiego amoroso con Dios.

El verdadero don de Conocer a Dios íntimamente, es que Él mismo nos enseña a conocernos a nosotros mismos. Este conocimiento de Dios y este conocimiento nuestro se fundamenta en la fidelidad de Dios, en esa certeza de saber que Dios siempre busca nuestro bien y que por lo tanto yo que te hablo y tú que escuchas, necesitamos buscar siempre nuestro bien y nuestro mayor bien es Dios mismo en nuestra vida, en nuestros pensamientos, en nuestras palabras, en nuestras acciones, especialmente cuando van dirigidas al prójimo.

Por otro lado, te decimos que muchas personas han experimentado la oración como una manera de 'hablar con Dios'. En realidad pocos han experimentado el descansar en Dios. Y la oración contemplativa no está en el mucho hablar, sin en el mucho amar, en el mucho callar para que Otro, es decir, Dios, sea el que resplandezca.

La oración contemplativa no es un monólogo. A menudo le decimos a Dios como creemos que debe ser el mundo. A veces hablamos tanto que dejamos de escucharle en la sabrosura de su Sabiduría. Y sin la quietud y la calma, sólo vamos a poder escuchar la superficialidad de nosotros mismos.

Dios anhela hablarte en el Silencio y la Soledad verdaderos. Dios anhela que tú que escuchas, en ansias, inflamado, inflamada de amor salgas de tus ataduras, de tus dependencias, de tus apegos, negatividad, necedad y rebeldía, y dispongas toda tu voluntad, todo tu pensamiento y toda tu inteligencia para que Él sea quien sosiegue tu casa es decir, tu interior y tu exterior y entonces, de esa forma mirarás no otra luz ni otra guía sino la que arderá en tu corazón.

En la oración sobre todo de quietud, de contemplación, de abandono en su Providencia, en la oración amorosa y sosegada, no se tratará de pedir cosas a Aquel que todo lo conoce. La oración en realidad, -a excepción de la oración de intercesión o petición-no es para decirle a Dios lo que quieres sino para escuchar lo que Él quiere para ti y que no es otra cosa que compartas todo lo que de Él recibes: una vida honesta, su paz, bondad, alegría, positividad, amor incondicional gratuito, misericordioso...

No se tratará pues, de pedir cosas sino de comprender que no necesitas nada más que la presencia de Dios y descansar en esa morada llena amor infinito. Orar es un acto simple de estarse ante la presencia del que es el Amor Verdadero.

No te compliques pues, con rituales ni con palabrería o con lecturas excesivas, ya que orar es muy sencillo, no hace falta que te leas todos los libros que hay sobre el tema. Se trata de orar, no de leer sobre ello. Vale más un minuto de presencia ente el Padre Dios o ante Jesús, en su Espíritu Santo, que un año de lecturas sobre la oración. Finalmente, si decimos que vivimos en Dios, que lo demuestren nuestras obras, pues obras son amores y no buenas razones. Se trata pues, de Amar como Jesús!!

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