La
Regla de Benito es un libro de Sabiduría hecha para responder a las grandes
preguntas de la vida de manera comprensible, actual, clara y accesible. Cuando
se es joven, y aún cuando uno entra en madurez o hasta en la ancianidad, llega
a ser todo un reto comprender que, para llegar a una vida plena, habremos de hacer
frecuentemente cosas que no deseamos hacer como ser misericordiosos en lugar de entrar en conflicto con alguien, comprender en lugar de enjuiciar, levantarnos antes que nada para estar a solas con quien sabemos nos ama, para hacer Lectio divina, para bajar al corazón los salmos, para alimentarnos del Pan Sabroso que es Jesús y enontces sí, ir a la vida, al trabajo, a la calle a donde vamos, con el espíritu alimentado de la vida de Jesús.
Para
la mentalidad monástica sin la oración, la Lectio divina, sin el rezo de los
salmos que se hacen 7 veces al día, la vida es un caos. Para la espiritualidad
monástica está claro que es necesario querer entrar en ese proceso diario de
detenerse para apreciar el significado verdadero de la vida en sus dimensiones
más profundas.
La
Regla de San Benito nos lanza a contemplar nuestro tiempo, nuestra vida a la
luz de los valores evangélicos. Y quien se dispone a militar bajo la Regla, se
dispone a militar bajo la mirada de Dios, bajo los valores que nos vino a
enseñar nuestro Señor Jesucristo es decir que se dispone a vivir la vida
ordinaria de una manera sobrenatural y extraordinaria pensando, hablando, obrando siempre en Amor.
Y
podrías preguntar, y qué elementos hacen que la Regla de San Benito sea una
Regla viva, de vida y respiración, de profundidad y alcance, de antigüedad y
actualidad, con carácter local y posibilidades universales?
Estos elementos son
las Sagradas Escrituras, el texto de la regla, líderes sabios y la penetración
en ella, las experiencias de vida y circunstancias de la comunidad o la familia
en la que vivimos. Por ello podemos decir que la Regla no es un texto muerto de
prácticas del pasado, ni un documento histórico, ni el pasatiempo de anticuarios
excéntricos.
La Regla de San Benito vive y respira de generación en generación.
La Regla de San Benito se revisa y se adapta a los siglos y a las culturas.
Crece con los tiempos, marcha con los tiempos y nos brinda un apoyo, una guía
que no nos permitirá hundirnos en el vacío espiritual y existencial de nuestro
tiempo.
El hombre, la mujer que se ha dado cuenta de la necesidad de madurar, de despertar del egoísmo, busca la santidad aquí y ahora, sin ayunos extravagantes,
devociones o mortificaciones extenuantes. Sencillamente San Benito invita a
caminar por la vida con el alma desnuda
es decir, sin apegos, alerta, agradecida, consciente, abierta a la
trascendencia de Dios, cuidando, respetando, amando a todo ser vivo que tengamos a nuestro alcance.