Mostrando entradas con la etiqueta escuela de la felicidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta escuela de la felicidad. Mostrar todas las entradas

lunes, 2 de enero de 2023

Talleres para saber vivir ONLINE


En nuestra escuela de la felicidad, en nuestra escuela del Silencio, en nuestros Talleres para saber vivir, se aprende haciéndolo. Además con la tecnología al alcance de un celular o tablet, lo tomas desde la comodidad de tu hogar. 

 Está comprobado científicamente que estudiar o tomar talleres ONLINE, por Internet, se retiene y se aprende mucho mejor que presencial porque aprendes a tu propio ritmo. 

Los mensajes que las personas reciben, están elaborados para que lleguen al alma, a lo más recóndito del ser, por eso es que como lo hemos probado a través de 37 años de experiencia, ayudan a levantarnos de cualquier circunstancia por adversa que esta sea, cuando ponemos el corazón en ello. Dios no le falla a nadie.

Date tiempo, date la oportunidad, invierte en ti, Ámate! 



Silencio para amar

 Silencio para amar sin condiciones

 

 

Estar a solas es una de las disciplinas más importantes para la vida interior, la vida espiritual. Necesitamos desengancharnos del estrés. Necesitamos QUERER aprender a vivir prácticamente todo el día, en silencio interior, además de apartar esos tiempos fuertes y diarios con Él.  Saberse estar a solas y en silencio, es una forma de ser libres de todo lo que ata. Y se tratará de “no hacer nada”. La soledad y el silencio es una oportunidad para centrarnos en la propia intimidad con Dios, con el Padre, con Jesús, con el Amor. En la soledad no tratemos de hacer que algo suceda. Será estar simplemente con nuestro yo desnudo al Señor para SER EN ÉL.

 


La vida sólo tendrá sentido si vivimos en ese “silencio rescatador y restaurador” que muchas veces queda como ahogado entre tanto ajetreo, preocupaciones y dificultades. Es vital recuperar un silencio que nos desvele el tesoro escondido en nuestro propio corazón, del que nos hemos ido separando por la inercia y la sobrecarga de nuestros quehaceres. Este sano silencio no sólo nos es necesario en momentos extraordinarios, o cuando hay que resolver problemas graves, o tomar una decisión crucial, sino que es un instrumento de lucha diario contra la superficialidad, para no dejar pasar la continua invitación de Dios a crecer, a madurar, a SER. Hay una gran relación entre el silencio y la palabra, son dos de los hilos que tejen nuestro vivir. Ambos necesitamos equilibrarlos y alternarlos, para propiciar una real cercanía entre las personas. Urge que aprendamos a hablar interior y exteriormente sólo lo necesario  simplemente cuando sea necesario pero que esas palabras siempre estén cargadas de unción, de bondad, de profundo amor.


Piensa lo que vas a decir, antes de abrir la boca. Se breve y preciso/a. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar. Quédate en silencio, cultiva tu propio ser interno. Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. A veces el silencio absoluto se percibe como una soledad cruel, como un abandono intolerable. Otros encuentran en el silencio una inquietud enfadosa. Hemos creado la costumbre de hablar constantemente aunque sean cosas triviales, en ocasiones no esperamos que la otra persona termine de hablar y ya tenemos una respuesta; sin darnos cuenta hemos olvidado el poder del silencio. Acreditamos el poder de las palabras, sin embargo la historia ha corroborado que todos los sabios descubrieron la fuente de la sabiduría en su mundo interior a través de la meditación simple, amorosa, callada. 


En nuestra sociedad mundial, no solo existe la contaminación ambiental, sino la contaminación sonora: música alta, claxon de los autos, sirenas de bomberos, redes sociales, exageración de información, etc. Todo esto afecta nuestra concentración y las funciones cognitivas como la atención a la lectura, la memoria y la resolución de retos, de circunstancias, porque estos ruidos intoxicantes afectan nuestras conexiones cerebrales.

 


Si analizamos bien, el conocimiento y la creatividad nacen del silencio. En nuestros periodos de soledad aprendemos más porque estamos más enfocados y para crear debemos acceder a que el silencio nos abrace y puedan brotar ideas sabias, actitudes sabias. En las civilizaciones antiguas los más sabios eran los ancianos porque ellos destinaron gran parte de su vida a perfeccionar la maestría del silencio, eran asertivos, inteligentes e intuitivos lo cual les permitía tomar las decisiones más importantes. Pitágoras, filósofo y matemático concilió el estudio científico con las enseñanzas místicas, y requería que los candidatos a su escuela pasaran aproximadamente cinco años en silencio antes de ser admitidos. Constatando que el silencio y el aplacamiento de las vibraciones mentales son la plataforma sobre la cual se establece el más valioso conocimiento.

Lamentablemente de niños no nos enseñan el poder del silencio. A través del silencio encontrarás las respuestas a los mayores enigmas de tu vida porque en tu interior está la sabiduría ilimitada que conoce todo: Dios. Si aprendes a estar en silencio continuamente te quedaras sorprendido/a de todo lo que descubrirás a tu alrededor, verás y escucharás cosas que nunca creíste captar y lo más importante: no solo aprenderás a escuchar a los demás, sino a ti mismo. La mejor forma de estar en silencio es confiar Dios y en uno mismo porque en ocasiones queremos resolver un problema y lo que hacemos es complicarlo con nuestro cotorreo mental. Acepta la situación, mantente tranquilo, reflexiona y en silencio toma una decisión.

 


Hoy aquí y ahora, es el momento para empezar a practicar de una forma determinada y verdadera el silencio, porque en este mundo en el que reina el estrés, el silencio puede ser un buen amigo cuando quieras distanciarte de todo y pasar tiempo con Dios y contigo mismo. Cuando amanezca, libérate de todo lo nocivo que tengas en tu mente, enfócate en tu interior y agradece al Dios de la Vida, el regalo de un nuevo día, crea un pensamiento de paz y disfruta de unos minutos de silencio y de ese estado de libertad de la mente. Permite que Dios alivie tu alma. 

 

El silencio pues, es una fuente de gran poder. Por ejemplo, el Evangelio de Marcos Mc 4,35-38 nos dice que Jesús nos enseña a saber escuchar en nuestro corazón en medio de las tormentas de la vida. Y es que al igual que a los discípulos, nos sorprenden tormentas inesperadas y a veces hasta furiosas, y nos damos cuenta de que todos somos frágiles y muy desorientados; las tormentas son necesarias. Pero para llegar a esto, necesitamos cultivar el silencio interior. ¿Te imaginas una humanidad en la que todos cultiváramos ese silencio interior en donde las heridas cada vez más y más y más desaparecen, se difuminan y muestran un interior humano lleno de bondad? Estamos llamados a remar juntos, a confortarnos mutuamente. Pero esto es sólo “un sueño” una “utopía”, por eso, no esperes nada de nadie. Espera todo de Dios y de ti y vive en ese silencio poderoso y bondadoso. Es sorprendente que, en medio de la tormenta, Jesús duerme confiado en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Él está seguro en las manos de su Padre, la tempestad pone al descubierto su inmensa confianza en Dios. ¿Cómo es tu confianza en el Padre?


En nosotros la tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad, y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades, con las que habíamos construido nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene, y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad, el total abandono en las manos de Dios. Es buena la tempestad, pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos: que de Dios venimos y a Él volvemos, caminando juntos. Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos, siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa bendita pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos: esa pertenencia de hermanos, que tanto necesitamos hoy.

 


La falta de fe de los discípulos es la nuestra, que nos hace gritar: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” (Mc 4, 35-41). Pero en las tormentas y dificultades de la vida, hemos sido fortalecidos en la fe ante el despliegue de personas valientes y generosas, que han arriesgado su vida porque este mundo sea mejor. Hemos palpado cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes, corrientes y olvidadas, que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas, pero que están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia. Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos cuánta gente cada día demuestra paciencia, e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas en silencio ofrecen e interceden por el bien de todos en estos momentos tan duros de nuestra historia.

 


La oración, el permanecer en silencio y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. “¿Por qué tener miedo?”. El comienzo de la fe es saber que necesitamos una mano salvadora. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza en nosotros, y al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo que creemos que ha sido una “desgracia”. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar, y a activar esa unidad y esperanza capaz de dar solidez y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. Así que no busques el silencio, no busques a Dios para “sentir bonito” ni tampoco dejes de orar “si no sientes nada”. Juan de la Cruz dice que “Muchas almas no entran en lo profundo de la intimidad con Dios porque temen la aridez, la sequedad, el aparente abandono de Dios, la noche o sencillamente huyen del silencio por no enfrentar su realidad”, así que te invitamos a que no temas dejarte acrisolar, purificar, amar y ¡Persevera....persevera.....persevera!


 

Escuela del Silencio habla suave y con respeto

Habla poco, dulce, suave y con respeto


 

Navegamos sobre las mismas aguas, eso es la vida. Pasamos por momento de lluvias intensas, tormentas inesperadas, aguas agitadas, mareo, vértigo de no saber qué está pasando, si llegará esto o yo no llegaré, tanta incertidumbre!! Todos pasamos por procesos similares, pero ¿cómo lo afrontamos?, ¿cómo tratamos con ello? Va a depender de la atención y la intención en esta transformación propia. Además, nunca juzgar a nadie, ni hablar mal de nadie, porque podemos el día de mañana pasar por esa misma situación sin saber qué hacer, cómo tratar con esa situación, con esa emoción. Entender los procesos, momentos, estados similares, no para acomodarnos sino para tener dominio sobre ellos. 

 


 

            No ver la maldad, no escuchar la maldad, no hablar la maldad, no pensar la maldad, no actuar con maldad. Y es que nos dejamos llevar de lo primero que el egoísmo siente, y actuamos visceralmente, con lo desechable, es decir, aquello que podríamos desechar para no pelear, para no hacer la guerra, cosas insignificantes pero que influencian en nuestra interacción. ¡Cuánto podríamos evitar de enojos, rupturas, separaciones, divorcios entre hermanos, hijos y padres, amigos, parejas! ¡Tantos malos entendidos) ¡Lucha de egos, a ver quién tiene la razón!

 


            Se pueden ver diferentes situaciones, pero, decidimos no entrar en lo negativo de las situaciones, porque elijo "no ver" y no es que huya, que rechace, ni que evada, sino simplemente elijo no absorberlo en mi propio corazón y en mi mente.  La mente gira alrededor de algo que nos ha impactado o influenciado para que lo critique y es como un detonante para que lo juzgue y lo critique. OBSERVA pero no absorbas. Ve al silencio, quédate simplemente dejándote amar por Él y ¡ama! Observa qué dejas entrar y qué no dejas entrar. Absorbe el amor de Dios. Utiliza esa frase centrante, esa oración o meditación silenciosa corta del corazón: "Amor", ó "Jesús", ó "Abba", ó "Padre", ó "¡Dios mío, te amo!" inhalando y exhalando tranquilamente, plenamente….

 

 

            Mira lo que te ha llegado a tu mente en conversaciones o lo que vives a tu alrededor. Sepárate interiormente y piensa qué puedo aportar de positivo a todo esto. Cómo puedo ayudarme y ayudar en esta situación, en lugar de perderme en pensamientos , críticos y dejar que las emociones me inunden, pensando que esto o lo otro es "injusto" creyéndome la víctima, genero más bien un buen deseo con un sentimiento diferente, de paz, de perdón incondicional, de acogida, que sean como mensajeros que lleven a otros esa energía hermosa del Amor, que disuelve el malestar, la calma o el conflicto que otros puedan estar sintiendo, aunque sea por un momento.

 


            ¿Cuál es el sentido de pensar una y otra vez en un error que he cometido o que otros han cometido? incrementará el error!! pero si buscas una solución en ese aprendizaje, la carga será más ligera (Mt 11,28) y podrás sonreír, porque has soltado una crítica o una preocupación o malestar. He dejado de darle vida en mi mente, de hacerlo grande; eso es el Amor que tienes dentro, dejar de hacerlo grande, como una montaña, quedando pulverizado a un granito de arena. Disuélvelo en esa Presencia amorosa de Dios allá en tu ser hermoso. Visualiza esa montaña que ha podido ser un obstáculo porque ha creado tensión en ti, como un granito de arena, o en una bolita minúscula de algodón. No es tan grave, no está, y piensa cómo aquello a lo que en tu vida, en tu interior no le has dado tanto valor, y lo puedes utilizar más, actuar más con ello, a veces será el respeto, otras veces será la paciencia, otras el perdón sin condiciones. otras veces será la valentía, son pequeñas semillas que están ahí dentro de ti, dales el valor que merecen y desde lo sencillo, desde el silencio interior, haz grandes cosas con ello. Perdona algo que tienes pendiente contigo mismo, transforma tu actitud hacia alguien con quien guardas algún resentimiento, disuelve eso, con amor. Lo que te acaban de contar, de unos o de otros, no lo guardes en tu mente, ayúdales con esos sentimiento genuinos de: ¡Te deseo lo mejor, deseo que seas bendecido! Poco a poco con esos sentimientos, con esa semilla, con esa quietud, quédate así, descansando en Dios.

 


            Nuestros días ¿los vivimos consciente o inconscientemente, teniendo "ventanas" abiertas a todo lo que pueda entrar?  Necesitas tener consciencia, ser guardián con sabiduría, con amor, con fuerza y determinación. No permitas que tu yo egoísta te convenza de que ya no hay remedio. Piensa, y haz soluciones pacíficas. Cuanto más trabajamos el silencio interior, hay quietud, se vive desde la sabiduría, sin pleitos, sin gritos, sin desgarramientos ni fracturas emocionales. Tu interior es ese templo valioso. Cuando te cuentes o te cuenten de algo, de alguien convirtiendo eso en un gran drama, sellas la dignidad de la persona. Nuestra mente cuando se acostumbra a esa visión crítica, inquisitoria, imagina tantas cosas que no son reales, incluso aún cuando son reales, nada tiene qué ver conmigo, y ni ayudo ni me ayudo a cambiar. Cambiar nuestra consciencia es porque algo queremos trabajar en nosotros mismos. Hay actitudes que comienzan a cambiar, pero cuando vuelves a la crítica y dices, "sí, pero…."

 


 

            Uno puede cambiar la trayectoria de hacia dónde va lo que estoy pensando. El espejo de esos pensamientos son nuestras palabras y acciones. Desear, necesitar, anhelar, trabajar esa actitud positiva, llena de amor entrañable. No juzgar rápidamente saltando a conclusiones que para nada tienen qué ver con la sabiduría. ¿Qué slogans quiero quitar de mi mente? ¿Qué nuevos surcos cerebrales quiero alimentar llenos de sabiduría, del amor con el que Dios me ama? ¿Qué etiquetas quiero y necesito quitar y que yo mismo/a he puesto a los demás, o a esta situación o circunstancia?

 


            Hay un secreto que es oro: Habla poco, dulce, suave y con respeto. Porque hablar poco, es más fácil para no equivocarse, aunque se puede hablar poco y herirnos y herir de la misma manera. Depende. Pregúntate: Cuántas de tus palabras tienen un significado que está siendo un instrumento para construir algo positivo, o están siendo herramientas para destruir algo en el corazón de otro momentáneamente? ¡Lanzas una piedra y ya has roto el corazón de otros, pero ya lo has hecho!

       


    

            Nuestras palabras van acompañadas de la vibración de ciertas emociones, por eso, la semilla ha de estar saneada, limpia y ser bien intencionada. Y las palabras que recibimos, pensar, ¿qué historia creamos con ellas? Cambiarlas y decir: ok, esto ha entrado, pero Dios ya me dio la facultad de poder ver desde otra óptica (esto sería "no ver), conscientemente contribuir de una forma constructiva (voy a crecer al estilo de Jesús) y positiva a esto que estoy recibiendo, en lugar de dejarme absorber, en lugar de echar más leña al fuego, comprendiendo que quizá el otro, la otra lo dijo desde sus surcos cerebrales negativos, desde la necedad, desde su falta de amor a sí mismo/a, desde sus heridas no sanadas, EN LUGAR DE…absorberlo con negatividad, con amor propio herido. Ver cómo puedo ayudarme y ayudar, dando un mensaje con mi postura, mi rostro afable, mis palabras y tono suaves, con sentimientos sublimes que ya poseo, con dulzura, con aceptación y respeto al otro, a la otra, aunque de pronto te choque, y no aceptes así de pronto, su actitud negativa y quizá hasta grosera, y no estás de acuerdo con ello, pero ACEPTAS LO INVISIBLE, sabiendo que si supiéramos comprender, no haría falta perdonar y viviríamos en la paz, decidiendo generar esa bondad, esa benevolencia, sabiendo que detrás de toda esa actitud, de esas palabras, de esos gestos, de ese comportamiento, hay algo que siempre es bueno, en cada ser humano. Es más fácil que eso te sane, por eso, EL SILENCIO ES ORO. Cuando nuestras palabras van acompañadas de sentimientos silenciosos, benevolentes, porque entonces toca al alma, y tocará a otros, porque ya la flecha está lanzada. Pero si lo dices como una corrección, o "tú lo estás haciendo mal y yo llevo la razón", nadie aprende cuando ponemos ese tipo de autoridad mal entendida. Hay autoridad con amor que tiene un efecto muy constructivo en otros, aunque aparentemente de pronto cree un impacto o hasta rechazo, pero hay un ingrediente del amor aún diciendo un no, que hará despertar esa capacidad reflexiva, meditativa en los otros.

 


            Cuando alguien no actúa bien, es porque es débil y con su actitud, refuerza esa debilidad, esos surcos cerebrales y que muchas veces, la mayoría de los casos no está pudiendo controlar. Cuando a uno mismo le sucede, hasta piensa: "¡¡¡Si lo hubiera pensado antes!!!" por eso, mejor hablar menos, equivocarse, menos, reparar menos. Y nunca decir: Esto es inútil!!

 


            La dulzura no es algo empalagoso ni para deleitar los oídos de otros o complacerles. Estamos hablando de la dulzura de la BUENA INTENCIÓN. la dulzura de la sencillez y de la benevolencia; la dulzura de la sinceridad, de la honestidad, , pero ¡cuidado! pues quizá lo que estoy pensando es verdadero y será mejor no decirlo en ese momento cuando yo también estoy muy visceral y puede que no sea del agrado de la otra parte, entonces será mejor no decirlo. Para qué voy a decir el color de los zapatos que llevas. Si la otra persona está llevando ese color, será porque le gusta. Así que ver, oír, pensar, hablar, actuar con RESPETO. El respeto con mi intención de dulzura, benevolente, y luego, cuando recibo una piedra, la cojo, aunque antes me haya dañado, y lanzarla con la misma fuerza con que me dio, me llegó a mi, la pongo en el "suelo", con entrañas de misericordia, no me quedo con la piedra emocional, no te tiro la piedra y con respeto, te estoy mostrando que no quiero entrar en ese conflicto.

 


            Simplemente no me quedo con la piedra (emocional), NO ENTRO en esa disputa, en ese QUERER TENER LA RAZÓN!!! no quiero entrar en ese juego en el que los EGOS CHOQUEN!! Es más importante la ARMONÍA. Es más importante la atmósfera, el ambiente que creamos con AMOR SIN CONDICIONES. Es más importante yo mismo, tú misma. Recordemos ese video tan valioso en donde nos dicen: Piensa en un minuto quiénes son las personas que más amas…..y pusimos sólo 2 y no encontramos a más….haciéndonos dar vueltas cerebrales…..y no nos pusimos a nosotras/os mismas/os cuando tendríamos que habernos puesto en primer lugar con esa sana auto estima, para poder amar a la creación entera y amar vivir en armonía.

 


            Es más importante yo entendido como SER AMOR incondicional, que perder los estribos, nuestro estado interior de paz verdadera, perder la unidad, la confianza. Porque se puede perder, cuando entramos en disputas una y otro, y otra, y muchas veces, a diario, hay malos entendidos, y uno piensa lo que no es y la otra parte piensa lo que no es. MEJOR PENSAR: Tal vez hoy has tenido un mal día, para que voy a juzgarte si yo también paso malos días de esos en donde se me cruzan los cables. Y yo, en mi interior, no ponerme de víctima, sabiendo que es sabio NO ESPERAR NADA DE NADIE, SINO ESPERAR TODO DE DIOS Y DE MI, que ahora mismo sigo trabajando en mi interior, con gran consciencia, desde la sabiduría, desde todos los dones que ya Dios nos ha dado a todos sus hijos e hijas. Para qué voy a ponerme a pensar: Ah! es que tienes mala intención, me quieres dañar, no me amas, y comienzo a reaccionar impulsiva y rápidamente. No, sino pensar: algo le pasa, algo no ha salido como se esperaba, a lo mejor tiene mucha tristeza por tanta cosa que pasa y esas palabras dirigidas a mi han salido de la impotencia. Cuántas veces a mi misma/o me hubiera gustado que ese o esa me hubiera entendido en lugar de saltar!! y entonces eso ha hecho que yo salte más!! y cuando dos leones se atacan, no da buen resultado. Y ¿Cómo generar esta consciencia llena de sabiduría? con una perspectiva más amplia, en lugar de sellar a las personas, este o esta es así, o pensar que esta situación nunca va a cambiar. Deja atrás la historia del pasado de esa persona, y la tuya, sánala, acéptate con todas tus equivocaciones o errores. Ámate para poder amar. Que nada te impida avanzar. Tu esencia es maravillosa. Eres un tesoro divino. Ahora simplemente trabaja con esas capas que han nublado, han ensuciado esa esencia. Escribe todo lo que te duela, recuerdos que puedan darte vergüenza, miedo, escríbelos hasta que no te duelan más. Los obstáculos, los problemas, verlos como oportunidades. Todo lo que pienso digo y hago, tiene un efecto. Tener presente que todo lo que es nuevo, tiende a envejecer. Lo que no utilizas, se va a perder, a enmohecer. Si pierdes las oportunidades sin interactuar con ellas, tú decides.

 


            No olvides pues, MEDITAR. Y ahí en Presencia de ese Dios que nos ama con locura, ir acomodando, dejándonos limpiar, sanar por Él y también por nosotros mismos con esa actitud consciente y amorosa, en lugar de ir a sacar ese baúl mal oliente, enmohecido de lo que hice, de lo que me hiciste, de lo que pasó, y que haya dejado tan grande impresión, de manera que cuando alguien te dice algo y le dices: ¡¡Y tú!! bam, bam, bam!! con tus balas inconscientes por seguir guardando tanta herida que hasta uno se pregunta: ¿Cómo puedo retener tanto!!!??? ¡Cuánto rencor puede guardar el corazón! Todo eso enferma al alma y no sirve para nada más que para crear más peso. No es cuestión de AMNESIA. Cuando perdonas algo, lo has disuelto, lo has pulverizado como aquél granito de arena, lo has olvidado, pues aunque te acuerdes, ya no te hace mella, ya no te daña, porque has aprendido, ahora tienes experiencia, vas creciendo, vas más ligero de equipaje. Se ha borrado el dolor en tu corazón. ¿Cuesta borrar el dolor? Dios puede disolver ese dolor sea de lo que has visto, de lo que te ha pasado, de lo que has escuchado. Entrégale a tu Padre Amoroso reconociendo que no puedes solo/sola. Dios ese lavandero amoroso del alma. Entrégate a Él. Ríndete a su amor sin condiciones.  


 

Terapia visual de pensamientos sabios 2