sábado, 28 de abril de 2018

Lo que no se renueva perece


Ceder y vivir en paz o tener razón y hacer la guerra




Si te olvidas de la realidad por entretenerte en razonamientos inquisitorios, y te dejas llevar del cerebro reptil y no quieres desarrollar ser amor en lugar de gritos,de pleitos, si no te decides a vivir desde la fe adulta y tu neocortex para ser amor sin esperar nada, entonces entrarás en conflicto y provocarás la guerra. 





Ceder para ti, en muchos de los casos, será lo mejor. Para nosotras ceder en sabiduría significará que aunque la otra parte tenga su razón, no buscaremos polémica, ni activaremos orgullo herido o soberbia, ni dejaremos que la parte viceral o reptil salga a flote, sino que esperaremos el mejor momento para dialogar.




¿Cuándo ceder? Cuando el diálogo en la otra parte no es posible por la postura rígida del “yo estoy bien, tú estás mal”. La rigidez no se abre a otras alternativas, polemiza, divide. “Yo pienso así y hazle como puedas pues o piensas como yo o no hay trato. 




La cerrazón es un complejo. Lo que no cambia, perece. Nos volvemos escleróticos, nos aferramos a falsas seguridades: todo siempre igual porque el cambio nos aterroriza porque hay que aprender a mirar desde la misericordia y eso no nos gusta. No es verdad que queramos ser como Jesús porque ser como Jesús cambia todo nuestro sistema de antivalores tan lleno de orgullo, egoísmo, idolatría a nosotros mismos, necios y nada sabios.


 

¿Cuándo callar? Cuando yo también me coloque en esa postura en donde me aferro a mi punto de vista y entonces lo que sucederá ahí será un pleito enorme, un divorcio, una pérdida de empleo o vocación. Bloqueados, confundidos, nos dejamos arrasar y arrastrar por los impulsos negativos y sin fe. 






¿Cómo hemos sobrevivido en nuestra historia personal o como linaje humano? Buscando un por qué, un sentido de vida: “No he venido a ser servido sino a servir”, dice Jesús, (Mt 20, 28) sin esperar NADA a cambio. 
 





Sin pelear quién me quita el pan de mi boca, sino mirarte a ti Jesús que me lavas los pies. ¿Dónde están los pies cansados y sucios que he de lavar? He de ser ofrenda de amor dado voluntariamente al estilo de Jesús. Ser el último porque amo sin condiciones. Ser esclavo de todos porque el Hijo del hombre sólo vino a darse, a amar, a servir.


 



 Humildad. Sabiduría. CERO NECEDAD. Vivir una vida sin recompensas. Vida plena. Metanoia (Transformación). Mirar la realidad con plena atención, conmoverse ante los sucesos, el drama de lo que ocurre, encargarse de la Realidad, que no significa ser el dueño de la realidad, ni el salvador de los acontecimientos, sino elegir ser parte del flujo evolutivo, favorecerle y darle cumplimiento, siendo creador de uno mismo y estando disponible a lo que toca. Hoy toca callar, callo. Hoy toca hablar siempre con amabilidad, hablo. Hoy toca simplemente acompañar, acompaño. SIEMPRE TOCA FLUIR. No bloquear, no ser interferencia, sino puente de amor. 

 

Los pasos son pues: seguir hasta el final de nuestros días sanando cada día el interior, mirar, ver con sabiduría, buscar, y elegir formar parte de ese UNO al que Dios quiere que lleguemos: UNO EN EL AMOR. Entonces surge la energía inagotable del amor incondicional.





He aceptado entrar en quietud en el seno de mi mismo/a, porque “Se bien la Fuente que corre y mana aunque es de noche”, nos dirá San Juan de la Cruz y he recorrido el largo camino de alejarme de mis apegos y mis herencias, y aun no he terminado. Por ello, “Has  de aprender a permanecer en esa oscuridad. Vuelve a ella tantas veces como puedas, dejando que tu espíritu grite en Aquel a quien amas” (San Juan de la Cruz). “Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mi”.




1º paso: Compasión hacia mí mismo/a. La práctica de la compasión, implica la práctica de sabiduría, el sanar diariamente las heridas hasta que no duelan más. Esto no quiere decir que no pasa nada, que todo está muy bien porque no es un grito de ignorancia es un grito de saber las contradicciones de la existencia. O ¿Es que cuando Jesús se inclinaba a lavarles los pies a sus discípulos uno por uno, no veía el corazón de ellos? El conocía el corazón de todos: (sus rencillas,su  gran egoísmo). Si no hay compasión es como cortarnos el lóbulo frontal de nuestro cerebro.



 

2º paso: Vivir conscientemente la realidad el único instante que tengo en la oración de Jesús.

Necesitas salir de tu confort, de tu casa para “ser un sin casa” al estilo de Jesús: “El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. El criterio más importante para Jesús fue y es el Amor incondicional. “El ayuno que Yo quiero es este: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no desatiendas a tus semejantes” (Isaías 58, 6-7)



ORACIÓN DESDE LAS ENTRAÑAS

 
Señor Dios: Que todos queramos ser sanados de tanta ignorancia, que queramos despertarnos, y liberarnos del egoísmo, abriéndonos a tu amor Oh Padre, abriéndonos al amor al otro y ser libres de tanta atadura que nosotros mismos  provocamos al no querer perdonar.




¡Ayúdanos Padre! pues habiendo reconciliación en el interior humano, viviríamos todos en tu paz. Ayúdanos a ser esa balsa, ese puente para los que desean atravesar un río; que queramos ser una luz en la oscuridad, un hogar de reposo para los que están agotados una medicina sanadora para todos los que están enfermos. Una vasija de abundancia llena de testimonio de vida, de esa sabiduría que me das hasta trabajar para que cuantos más quieran, se liberen del sufrimiento provocado por el egoísmo y todos estén despiertos al amor verdadero por tu gracia. 






Mahatma Gandhi: La no violencia, la no posesión. Su clave fue: resistir la violencia, la injusticia, lo desordenado pero salvar al opresor, al injusto al violento. Extraer la violencia para que el oprimido y el opresor se encuentren. 

 

 Teresa de Calcuta resume su vida en estos pensamientos: “El fruto del amor es el servicio por los más dolientes y quizá se encuentren en tu misma casa”. Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua; Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo; Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro; Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado. Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos; Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión; Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender; Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos; Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo”




Ahora ¿seguirás 24 horas eligiendo la necedad, o decidirás comenzar o continuar por el camino de la Sabiduría de Jesús de Nazareth?








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