Ceder y vivir en paz
o tener razón y hacer la guerra
Si te olvidas de la
realidad por entretenerte en razonamientos inquisitorios, y te dejas llevar del cerebro reptil y no quieres desarrollar ser amor en lugar de gritos,de pleitos, si no te decides a vivir
desde la fe adulta y tu neocortex para ser amor sin esperar nada, entonces
entrarás en conflicto y provocarás la guerra.
Ceder para ti, en muchos de los
casos, será lo mejor. Para nosotras ceder en sabiduría significará que
aunque la otra parte tenga su razón, no buscaremos polémica, ni activaremos
orgullo herido o soberbia, ni dejaremos que la parte viceral o reptil salga a
flote, sino que esperaremos el mejor momento para dialogar.
¿Cuándo
ceder? Cuando el diálogo en la otra parte no es posible por la postura rígida
del “yo estoy bien, tú estás mal”. La rigidez no se abre a otras alternativas,
polemiza, divide. “Yo pienso así y hazle como puedas pues o piensas como yo o
no hay trato.
La cerrazón es un complejo. Lo que no cambia, perece. Nos
volvemos escleróticos, nos aferramos a falsas seguridades: todo siempre igual
porque el cambio nos aterroriza porque hay que aprender a mirar desde la
misericordia y eso no nos gusta. No es verdad que queramos ser como Jesús
porque ser como Jesús cambia todo nuestro sistema de antivalores tan lleno de
orgullo, egoísmo, idolatría a nosotros mismos, necios y nada sabios.
¿Cuándo
callar? Cuando yo también me coloque en esa postura en donde me aferro a mi
punto de vista y entonces lo que sucederá ahí será un pleito enorme, un divorcio, una pérdida de empleo o vocación. Bloqueados,
confundidos, nos dejamos arrasar y arrastrar por los impulsos negativos y sin
fe.
¿Cómo hemos sobrevivido en nuestra historia personal o como linaje humano?
Buscando un por qué, un sentido de vida: “No
he venido a ser servido sino a servir”, dice Jesús, (Mt 20, 28) sin esperar
NADA a cambio.
Sin pelear quién me quita el pan de mi boca, sino mirarte a ti
Jesús que me lavas los pies. ¿Dónde están los pies cansados y sucios que he de
lavar? He de ser ofrenda de amor dado voluntariamente al estilo de Jesús. Ser
el último porque amo sin condiciones. Ser esclavo de todos porque el Hijo del
hombre sólo vino a darse, a amar, a servir.
Humildad. Sabiduría. CERO NECEDAD.
Vivir una vida sin recompensas. Vida plena. Metanoia (Transformación). Mirar la realidad con
plena atención, conmoverse ante los sucesos, el drama de lo que ocurre,
encargarse de la Realidad, que no significa ser el dueño de la realidad, ni el
salvador de los acontecimientos, sino elegir ser parte del flujo evolutivo,
favorecerle y darle cumplimiento, siendo creador de uno mismo y estando
disponible a lo que toca. Hoy toca callar, callo. Hoy toca hablar siempre con
amabilidad, hablo. Hoy toca simplemente acompañar, acompaño. SIEMPRE TOCA
FLUIR. No bloquear, no ser interferencia, sino puente de amor.
Los pasos son
pues: seguir hasta el final de nuestros días sanando cada día el interior, mirar, ver con sabiduría, buscar, y elegir formar parte de
ese UNO al que Dios quiere que lleguemos: UNO EN EL AMOR. Entonces surge la energía inagotable
del amor incondicional.
He aceptado entrar en
quietud en el seno de mi mismo/a, porque “Se bien la Fuente que corre y mana
aunque es de noche”, nos dirá San Juan de la Cruz y he recorrido el largo
camino de alejarme de mis apegos y mis herencias, y aun no he terminado. Por
ello, “Has de aprender a permanecer en
esa oscuridad. Vuelve a ella tantas veces como puedas, dejando que tu espíritu
grite en Aquel a quien amas” (San Juan de la Cruz). “Jesús, Hijo de Dios, ten
misericordia de mi”.
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1º paso: Compasión
hacia mí mismo/a. La práctica de la compasión, implica la práctica de
sabiduría, el sanar diariamente las heridas hasta que no duelan más. Esto no quiere decir que no pasa nada, que todo está muy bien
porque no es un grito de ignorancia es un grito de saber las contradicciones de
la existencia. O ¿Es que cuando Jesús se inclinaba a lavarles los pies a sus
discípulos uno por uno, no veía el corazón de ellos? El conocía el corazón de
todos: (sus rencillas,su gran egoísmo). Si
no hay compasión es como cortarnos el lóbulo frontal de nuestro cerebro.
2º paso: Vivir
conscientemente la realidad el único instante que tengo en la oración de Jesús.
Necesitas
salir de tu confort, de tu casa para “ser un sin casa” al estilo de Jesús: “El
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. El criterio más importante
para Jesús fue y es el Amor incondicional. “El
ayuno que Yo quiero es este: que sueltes las cadenas injustas, que desates las
correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las
opresiones, que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres
sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no desatiendas a tus
semejantes” (Isaías 58, 6-7)
ORACIÓN DESDE LAS ENTRAÑAS
Señor Dios: Que todos queramos ser sanados de tanta ignorancia, que
queramos despertarnos, y liberarnos del egoísmo, abriéndonos a tu amor Oh Padre, abriéndonos al amor al otro y ser
libres de tanta atadura que nosotros mismos provocamos al no querer perdonar.
¡Ayúdanos Padre! pues habiendo reconciliación en el interior humano, viviríamos todos en tu paz. Ayúdanos a ser esa balsa, ese puente para los que desean atravesar un río; que queramos ser una luz en
la oscuridad, un hogar de reposo para los que están agotados una medicina
sanadora para todos los que están enfermos. Una vasija de abundancia llena de testimonio de vida, de esa sabiduría que me das hasta trabajar para que cuantos más quieran,
se liberen del sufrimiento provocado por el egoísmo y todos estén despiertos al amor verdadero
por tu gracia.
Mahatma Gandhi: La no violencia, la no posesión. Su clave
fue: resistir la violencia, la injusticia, lo desordenado pero salvar al
opresor, al injusto al violento. Extraer la violencia para que el oprimido y el
opresor se encuentren.
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Teresa de Calcuta resume su vida en estos pensamientos: “El fruto del amor es el servicio por los más
dolientes y quizá se encuentren en tu misma casa”. Señor, cuando tenga hambre,
dame alguien que necesite comida; Cuando tenga sed, dame alguien que precise
agua; Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame
alguien que necesita consuelo; Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir
la cruz del otro; Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado. Cuando
no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos; Cuando sufra
humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame
alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite de mi comprensión; Cuando sienta necesidad de que
cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender; Cuando piense en mí mismo,
vuelve mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a
nuestros hermanos; Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada
día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo”
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Ahora ¿seguirás 24
horas eligiendo la necedad, o decidirás comenzar o continuar por el camino de
la Sabiduría de Jesús de Nazareth?