Mostrando entradas con la etiqueta perdón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta perdón. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de septiembre de 2023

Perdona y perdónate siempre

 


Cuando te niegas a perdonarte no cambias el pasado y sí paralizas tu presente, hasta puedes enfermar. ¡¡Despierta!! Nadie nace sabio. Hubiésemos querido no cometer ningún error durante toda nuestra vida y sobre todo, hubiésemos querido jamás dañar a ningún ser vivo.

A lo largo de la vida vamos tomando decisiones, unas más acertadas que otras. Decisiones sujetas a infinidad de circunstancias, de heridas no sanadas, de no saber de qué va la vida, de verte envuelta/o en un duelo muy doloroso, etc. Así que por el camino podemos equivocarnos, fallar, herirnos y herir a otros, hasta a animalitos, a plantas. No obstante, y pese a todo, todas las experiencias forman parte del proceso y es inevitable cometer errores. 

Tanto aquello en lo que acertamos, como en aquello que no salió como esperábamos, nos enseña y nos convierte en la persona que somos, pero que hemos de ir transformando poco a poco, trabajando interiormente para tender a ser personas sabias, sencillas, más sanas interiormente reaccionando cada vez más como Jesús y no como el dolor de las heridas nos arrastren. Para ello, necesitaremos siempre, siempre, siempre, damos tiempo para escribir tanto error, heridas que nos vinieron de otros, de otras, pero sobre todo, heridas que causamos a otros seres indefensos como son los niños, los animalitos, las personas muy mayores, nuestra propia madre o padre etc. Cada quien sabe qué es lo que más necesita sanar, y en lo que más necesita reconciliarse, pese a que aquello haya ocurrido hace muchos años y esos seres ahora vivan en el corazón de Dios. Para crecer en sabiduría, es necesario perdonarse a uno mismo.


Cuando sobredimensionamos nuestros fallos, cuando le damos vueltas y más vueltas imaginando siempre lo peor de lo peor sin hacer nada al respecto como escribir todo eso e imaginarse viviendo en la fe, a ese ser a esa persona, a esa circunstancia, siendo bañada por la luz de Jesús, por su amor, por su sanidad, y cuando no logramos integrar todo eso como parte de nuestra historia y de nuestra falta de sabiduría, eso que llamamos “culpa”, puede paralizarnos y causarnos una seria depresión.

Las culpas no existen. Si lo piensas, todo fue por alguna causa y si es posible habrás de encontrarla, para que razones ante eso que sucedió escribiéndolo hasta que tu corazón esté más y más en paz, pues vivir pensando en que todo pudo ser distinto, lamentando una acción que ya no puede ser cambiada, solo trae dolor y amargura. Como dice Padre Ignacio Larrañaga: ¡Qué sabemos del otro lado de las cosas! Por ello, en este mismo instante, empieza a ser indulgente y profundamente misericordiosa/o y compasiva/o con tu niña/o, tu pre-adolescente, tu joven, tu adulto, y perdónate. Y cuando estés escribiendo, trae a tu memoria a quien maltrataste, o abandonaste, a quien humillaste, a quien cometiste alguna injusticia o traición y abrázale con profundo amor y pídele perdón. Abraza!!!! Abraza mucho!!! Y juntamente siente ese amor INCONDICIONAL DE DIOS y acepta y cree desde la fe adulta, que quien maltrataste o abandonaste a quien causaste mucho dolor, ya está en los brazos, en el corazón amoroso del Padre Dios.

Insistimos en la importancia de conocer las causas de nuestra incapacidad para perdonarnos porque eso puede ayudarnos mucho a superar aquello que nunca hubiéramos haber dicho o hecho.  No hay realidades imperdonables por increíble que nos parezca. Pues hasta el salmista dice: ¡Quién resistiría si tú no nos perdonaras! Dios sabe de nuestra naturaleza, de nuestras heridas sin sanar, de la gran ignorancia en la que vivimos, sobre todo de niños, de preadolescentes, de jóvenes, de adultos. 


Un ego sancionador, inquisitorio, es peligroso. Mira si tu falta de perdonarte es por orgullo camuflado por no aceptar que te equivocaste, que hiciste mucho daño. Es verdad que hay mucho daño hecho y a veces grave y no tiene reparación, pero quien le da vueltas y vueltas y vueltas y no quiere sanar soltando todo eso en las Manos de Dios y hablándole a esa persona, a ese bebé a ese animalito abandonado, herido: Mírale en tu interior y háblale, y pídele perdón, explícale cómo pensabas entonces, dile que tú misma/o no te amabas y que a penas lo estás aprendiendo y practicando….abrázale… mira cómo eres perdonado….llora tu dolor pidiendo perdón humildemente. Generalmente a las personas que les cuesta perdonarse a sí mismas suelen ser personas muy duras consigo mismas. Por tanto, al cometer el más mínimo error empiezan a castigarse.

Agentes externos. La incapacidad para personarse a uno mismo también se puede ver alimentada por el recuerdo constante que nos hace nuestro entorno. Por ejemplo, cuando un ser querido no deja de culpabilizarnos por un fallo cometido. Estas causas se pueden dar simultáneamente en una persona y perjudicar severamente su autoestima. Es por ello que necesitamos estar atentos a estas señales y ser más autocompasivos. Recuerda que todos cometemos errores, eso, es “normal” debido a nuestra gran inmadurez, a nuestro egoísmo. Así que necesitas hacer un trabajo sobre tu propia persona.

Hiciste lo mejor que pudiste. Muchas veces analizamos nuestras decisiones pasadas desde el prisma de la persona que somos hoy en día. Con lo que hoy sabemos, nuestros pasados actos pueden parecernos descabellados, errados, tremendos. Así, nos flagelamos por no haber escogido mejor nuestras palabras y comportamientos, y nos culpamos sin cesar. Sin embargo, olvidamos que en ese momento no contábamos con el mismo conocimiento que ahora. Seguramente nos faltaba madurez y experiencia, y actuamos lo mejor que pudimos basándonos en aquellas circunstancias. Hiciste lo mejor que pudiste en función del nivel de conciencia que tenías entonces. Lo que ocurrió, tuvo que ocurrir. No pudiste hacerlo de otra forma porque no sabías, o porque simplemente creíste que era lo mejor. No olvidemos: ¡Qué sabemos del otro lado de las cosas!

 


Por tanto, no es lógico castigarte sin tener en cuenta el contexto. Si hoy opinas diferente, agradece que pudiste realizar el aprendizaje y sé compasiva/o con tu yo del pasado. Ese yo, no lo sabía. Quizá en ese momento tus prioridades eran diferentes, tus miedos más acuciantes y tus recursos más limitados. Hiciste lo mejor que pudiste, y lo único que podías hacer.

En ocasiones nos cuesta perdonar porque sentimos que hacerlo implica justificar un comportamiento erróneo. Nos aferramos al rencor pensando que este constituye una especie de penitencia hacia quien obró mal es decir, Tú. Sin embargo, la única persona que sale herida es la que se niega a perdonarse, a perdonar. No perdonarte, es como tomar veneno y esperar a morir remordiéndote, enojándote, haciéndote infeliz, porque crees que reconciliarte con ese mal que hiciste te haría libre, y crees que por ese mal que hiciste, no mereces vivir en libertad interior, no mereces ser feliz, no mereces vivir en paz.


Cuando no nos perdonamos a nosotros. Somos incapaces de hacerlo porque, tal vez, las consecuencias que generamos fueron dolorosas y desagradables, injustas. Sin embargo, no podemos volver atrás en el tiempo y cambiar lo sucedido. Seguir reprochándonos solo nos llena el ser de amargura y nos impide continuar nuestro camino.


Perdonarse a uno mismo es reparar errores. La culpa (que no existe más que en quienes quieren creer en ella) sin acción es el sentimiento más inútil que existe, no alivia ni al culpable ni al ofendido. En su lugar, es preferible actuar y resarcir el daño causado si es posible y nunca jamás volver a hacerlo. Pedir perdón y hacer lo que esté en nuestra mano por compensar al damnificado. Cuando se trata de nosotros mismos, el funcionamiento es similar. Pídete perdón por lo negativo que trajiste a tu vida con tus decisiones erróneas y trata de compensarte. Trátate con infinita compasión, clemencia, ternura, misericordia.

Por ejemplo, si aún te culpas por haber permitido que alguien te faltase al respeto. Discúlpate contigo mismo por no haber sabido defenderte mejor, y ofrécete ahora todo el amor propio que no pudiste entregarte en aquel entonces. Libérate y sigue adelante.

Mientras estés aprendiendo, no estás fallando. El fallo forma parte del aprendizaje, nos enseña a conocernos y a mejorarnos. Seguramente, incluso el peor error de tu vida, te ha traído una valiosa lección que no tendrías si no lo hubieras cometido. Por ello, asegúrate siempre de extraer sabiduría de tus errores. Mientras estés aprendiendo, no estás fallando.


Reconfigura tus pensamientos. Por último trata de modificar la imagen que tienes del error. Este no es el enemigo, no es un elemento negativo que hay que eliminar de nuestra vida. Errar no nos hace malas personas, no merecemos ser castigados de por vida. Analiza siempre lo que haces. Puede parecer muy obvio aconsejar esto, pero cuando llega el momento de enfrentarse a los propios fallos se pierde la perspectiva de uno mismo. Por eso, antes de flagelarte, haz un estudio exhaustivo de tus motivos, impulsos, pensamientos y emociones. Solo así conseguirás vislumbrar el entramado de procesos psicológicos que han dado lugar a tu error.

Conecta con tus emociones. Una vez que has descubierto qué estabas sintiendo en el momento de tu error, párate un momento extra a conectar con esas emociones. Perdonarse a uno mismo pasa por revivirlas, integrarlas en tu ser y aceptarlas. Solo así podrás hacer una gestión emocional correcta en futuros casos similares.

Meditar y visualizar el perdón. Es posible que los errores que has cometido no tengan solución en el presente. Cuando esto ocurre, la culpabilidad puede arrastrarse como una pesada losa durante años. En estos casos, una técnica útil es acudir a la meditación y a técnicas de visualización, y escritura, donde puedas ahondar en esas imágenes que te hacen daño emocional y dibujar situaciones donde se alivie tu dolor.

Perdonarse a uno mismo es permitirse avanzar. En definitiva deja de culparte por tu pasado. Date una nueva oportunidad. Eres merecedor de experimentar una vida plena y libre, tienes derecho a caerte y levantarte, a tomar decisiones equivocadas y aprender de ellas. Tus errores no te definen, lo hace la actitud que tomas ante ellos. Por eso compréndete, perdónate, aprende y sigue adelante sin ese pesado lastre. 


Lo único que tienes qué hacer diariamente es ser honesto contigo mismo, honesta contigo misma, reparando lo que tengas qué reparar pero jamás remordiéndote una y otra vez por lo que hiciste y que no hizo ningún bien a otro, a otra. Se humilde con la gracia de Dios para levantarte y para no condenar nunca a nadie. Retírate a la soledad y al silencio para permitirle a Dios hablarte al corazón. Jamás abandones esos tiempos vitales para ti. Ámate a pesar de… y ama a los seres humanos a pesar de…


 

domingo, 9 de abril de 2023

Aprende a soltar

 

En nuestro peregrinar por la vida, lo importante será aprender a no cansarnos de tantas cosas. Pararnos y preguntarnos: ¿Qué necesito soltar para liberarme de esta emoción, de este sentimiento, de tanto sufrimiento, de tanto resistir?

 

La bondad es fuerza interna y el Amor, confianza. Aprende a soltar ese pasado de arrepentimiento, ese baúl de errores porque si no, te perderás las oportunidades del presente en donde Dios ahora mismo te llama a vivir en su luz libertadora. Ya no sigas viendo lo que fue mal, porque eso, ya pasó. Despierta a ese Amor en ti, que pueda hacerte descubrir que cuando amas de verdad, puedes perdonar de verdad, incluso perdonarte a ti mismo/a, pues eso es soltar el sufrimiento que llevas dentro, la carga.

 

Cierra los ojos por un momento y vete a ti mismo/a, libre de todo lo que te ataba hasta hace unos momentos y ya no está en tu consciencia, porque has dado un paso de valentía, un paso de amor, y ese paso va creando tu destino, en donde el amor abre nuevas puertas, abre beneficio en todo y te hace experimentar liberación de todo aquello que te ha estado confundiendo. Mira ¡Cuán libre te experimentas! Y lo puedes saber por cuan contento/a te sientes.

 

Hoy cabe preguntarnos, ¿Hasta qué punto sabemos soltar todo aquello que nos ha ido atrapando en la cárcel de nuestra mente es decir, de nuestros pensamientos, en donde creamos dependencias, en donde todos los miedos emergen? ¿Soy esclavo/a de mis propios pensamientos? ¿En realidad, se amar? ¿Creo que amo porque “siento” mucho?

 

Porque el amor no es sentir, sino saber, es actitud llena de todos los valores, de todas las cualidades que construyen, que dignifican. El amor verdadero está impregnado de silencio y desapego, de no tener intereses egoístas, de no guardar rencor, al contrario. El amor es empático, es un soporte que no atrapa y que siempre tiende la mano. No guardes más resentimientos, rencores porque vivirás siempre confundido/a, celoso/a, entre engaños y decepciones, pero todo esto es sólo y nada más que tu propia expectativa. ¡Tú lo creas!

 

¿Cómo podemos mantener el corazón limpio? Haciendo una limpieza interior, escribiendo y arrojando al papel todo lo que aún me hace esclavo/a, que no acepto, aquello a lo que me aferro y en realidad no necesito, desapegándome, soltando, entregándome en las Manos de Dios, valorándome, entrando en ese espacio mío sagrado en donde me habita Él y me hace consciente de que yo soy parte de Él, de que soy amor incondicional. Eso me dará profunda seguridad, estabilidad, equilibrio interior, sabiduría, luz, paz, alegría, libertad verdadera. Entrégale todo a Dios y vivirás en más confianza en más elevación, en más fuerza, en más respeto por ti mismo/a. No esperes nada de nadie, espera todo de Dios y de ti.

 

Cuando comiences a enfadarte u otros se enfaden, cuando unos te piten, te griten, te miren desde su propio interior lleno de rencor, de no paz, piensa:

 

SILENCIO…..SILENCIO….porque el amor nos hace pasar por ahí, con buenos sentimientos. Ir por la vida sin ningún resentimiento. ¡Saca tu ser hermoso de amor que eres!

 

Cuánto más te permitas vivir en silencio y soledad plenos, más lleno de vida te experimentarás.  Tu corazón es el corazón del alma; déjalo libre en Dios, libre en el amor sin condiciones. Date cuenta de tanta cosa buena en ti.

 

¿Cuánto auto respeto tienes a ti mismo/a? El perdón es ese valor elevado que te permite soltar el dolor y el rencor de todo lo guardado tanto tiempo. ¡¡Suelta!! Eso es olvidar el malestar, cambiando tu visión, llenando de luz tu mirada, recordar sin dolor, sabiendo que todo es una enseñanza para ser siempre mejor y mejor. No guardes nada negativo de nadie, dentro. Tira, tira tanto que te ata y mira desde ese milagro del amor que hace la verdadera transformación. No permitas que tus propios pensamientos tergiversen las cosas, que no vayan por caminos tan alrevesados. Deja, permite que la luz de Dios intervenga en tu vida. Cuando algo no sepas, ¡¡llámale!! Él está ahí siempre para ti. Hazle tu Amigo. ¡¡Hazle tu Amado especial!! Él te acompaña, te guía, va a donde quiera que vayas. En esa cercanía, entrégale cualquier malestar que aún quede, porque Él no quiere que tú sufras, que vivas en agobio interior, sino que estés libre de todo pesar.

 

¡Despierta! Eres Amor! ¡Despierta al Amor incondicional!


 

sábado, 17 de abril de 2021

Desapego

 DESAPEGO

 


 Inevitablemente encontrarás adversidades en la vida, ya  sea a nivel personal o, como lo estamos experimentando ahora, a nivel  colectivo. 
 
Si no has profundizado lo suficiente, si no has encontrado  cualquier cosa más allá de tu forma de pensar tan llena de pensamientos lacerantes para ti mismo/a, entonces  la adversidad, sea lo que sea (en este caso sabemos lo que es), te  devastará. Incluso si no enfermas o contrae el virus, el miedo te  consumirá, ya que está consumiendo a millones de humanos en la  actualidad. 
 
Si supieras quién eres, te darás cuenta de que no hay  nada que temer. Solo si no te conoces a ti mismo/a, surge el miedo. Sé  consciente de ti mismo/a, no del yo conceptual, no de tu historia personal, y toma conciencia de ti, de ese tesoro interior que eres. Dios ya te dió todas las herramientas necesarias para hacer frente a cualquier adversidad pero tú necesitas querer activar todos esos dones (no te falta ninguno) para que hagas de ellos un estilo de vida. 
 
 Pensar sin sabiduría, es un obstáculo. Así que ve más allá, a tu profundidad en donde eres habitado/a por el AMOR SIN CONDICIONES. Despierta a la única realidad que tienes: El hoy, el aquí y el ahora. El pasado ha de ser una escuela de vida para ti. (Escribe una gran carta a Dios que es Amor infinito y platícale todo lo que te ha dolido en tu historia hasta el día de hoy. Hazlo las veces que haga falta hasta que no te duela más y después de leer esos escritos quémalos o rómpelos, LIMPIA TU ALMA, LIMPIA TU SER, LIMPIA TU PARTE PENSANTE CEREBRAL a ser posible diariamente). 
 
 Encuentra esa base inquebrantable (ese refugio seguro) que está dentro de ti,  dentro de todos. La adversidad es una oportunidad maravillosa que te llevará si así lo decides, a profundizar y entonces no sufrirás (sufrir es resistir) quizá te dolerá si, pero lo vivirás con sabiduría y con GRAN SOLIDARIDAD con todos los seres vivos que están sufriendo (incluyendo los animalitos).
 
 La vida se vuelve casi insoportable cuando vives  solo en la superficie de las percepciones sensoriales y tu mente  conceptual con paradigmas equivocados, vacíos, y luego escuchas las noticias y lees todo tipo de cosas, y  todos están en un estado de miedo, debido a la construcción de una casa  en la arena. 
 
Esto es una invitación a despertar de tanto ego en tu interior, porque  si no lo haces, sufrirás innecesariamente. Millones están en un estado  de ansiedad, por no haber educado su cerebro, la parte reptil, el sistema límbico y por ignorar el neocortex que si éste habita en la sabiduría, entonces las emociones y las reacciones serán sabias, ecuánimes, en amor sin condiciones consigo mismo y con los demás. 
 
Date cuenta de que eres mucho más profundo/a de lo  que habías conocido de ti antes. Necesitas prestar más atención a tu propia  conciencia que a los noticieros y lo que sea que escuches y veas. Ve y escucha desde tu mirada profunda. ¡Usa  este precioso tiempo de trabajo interior!
 
Los  humanos no nos despertaremos nunca en esa zona de confort en donde nadie nos molesta, en donde preferimos seguir con nuestras necedades, en esos pensamientos, palabras y obras que nos arrastran al enojo constante, a la ansiedad, depresión, angustia, miedos, gran egoísmo. Nos despertaremos cuando vayamos asumiento, permitiendo que esa o aquella circunstancia nos interpele, nos saque de esa zona de confort, nos mueva a un cambio, UN GRAN CAMBIO. 
 
Si ahora mismo, ya no puedes soportar tanto  sufrimiento o infelicidad, entonces despierta al DESAPEGO y comienza a experimentar la vitalidad, toma conciencia de  esa Presencia que es inseparable de quien eres: Tú mismo, tú misa y ese Ser: el Dios de Jesús que no es castigo ni infiernos sino COMPASIÓN, AMOR INCONDICIONAL y te ama como nadie te ha amado, te ama, ni te amará. ¡Vivir esto, es una realización  increíble! 
 
Hay un dicho que dice: 'Cuando el  ego llora por lo que ha perdido, el espíritu se regocija por lo que ha  encontrado'. Lo que se ve mal y muy negativo en la superficie, como un  obstáculo para el bienestar de la humanidad desde el punto de vista  convencional, tiene una función esencial. Así que este es un momento de  gran oportunidad. Úsalo. No lo desperdicies. No te pierdas en la mente.  No te pierdas en el miedo. Estar arraigado en esta roca que es tu identidad de esencia y en ese Padre Dios que te ama con locura. Jesús nos enseña con su vida el arte del desapego, de ponernos EN LAS MANOS DE DIOS, trabajando interiormente el "bástale al día de hoy con su afán". Jesús nos invita a ser interiormente UNO en el amor, en la bondad, en la compasión, en la solidaridad.
 
 No somos miles de millones. ¡Somos UNO! Igualmente sentimos dolor y alegría, desencanto y ánimo, injusticias y bondad, creemos y no creemos. Somos UNO, y lo que a ti te pase, me duele a mi también. Construyamos UNIDAD  en todo aquello que nos dignifique, nos anime a caminar por la vida, con el animo siempre en alto hasta el final, dando la mano, el amor, el respeto, la solidaridad, con la certeza de que no vamos solos.Vivamos en desapego que no significa no amar, sino vivir en esa auto estima sana, en ese reconciliarnos con todas las fuentes de angustia y que están en nuestro interior y que brotan de resistirnos al cambio, de resistirnos a comenzar a caminar en el camino de la Sabiduría.
 
¿Cuántas personas nos "han dejado" en nuestro peor momento? ¿Cuántos eligieron irse sin siquiera despedirse? Nos "abandonaron" en medio de la oscuridad y el miedo, o al menos así lo sentimos en más de una ocasión.

En realidad las personas no firman un contrato para permanecer a nuestro lado siempre o de por vida, y son libres de irse cuando así lo sientan y lo deseen. No significa que no nos genere dolor esa acción; significa que necesitamos comprender que no somos dueños de nadie y nadie es dueño nuestro, y si alguien actúa como poseedor de uno es porque nosotros le brindamos ese poder de forma consciente, o mayormente de forma inconsciente. Dejemos ir a quien no quiere estar en nuestra vida y a quien eligió irse. Practiquemos un acto de amor propio y no retengamos ni forcemos a nadie que no quiera permanecer a nuestro lado. 

Aunque nos genere un profundo dolor… SOLTEMOS! No por ellos sino por nosotros. No retengamos por ningún motivo, ni siquiera por miedo, miedo que muchas veces se ve reflejado en la soledad. NADIE NOS PERTENECE Y NUNCA NADIE NOS VA A PERTENECER. Aprendamos a convivir con nosotros, ya que si no somos buena compañía para uno mismo, mucho menos lo seremos para los demás. Aprendamos a estar sol@s y a sanar nuestras heridas latentes y reprimidas que quizá aún hoy no queremos superar por miedo a recordar y sufrir. 

SUFRIMOS CON MAYOR INTENSIDAD POR REPRIMIR, POR RESISTIR, POR NO ACEPTAR CON SABIDURÍA, QUE POR ELEGIR TRANSITAR LO QUE GENERA LA HERIDA PARA QUE SEA SANADA.

Primero hemos de compartir nuestro amor con nosotros mismos! Dejemos de correr por la vida buscando quien llene nuestras carencias. Dejemos de buscar quien quiera sanar nuestras heridas de las cuales ellos no tienen nada que ver. Hagámonos cargo de nosotros mismos y aprendamos a conocernos para poder amarnos, no podemos amar lo que desconocemos.
 
Aquí y ahora es el momento para amarnos y así poder soltar a todos los que ya nos soltaron, y así también poder soltar a todos aquellos que solo refuerzan nuestro sufrimiento. El sufrimiento siempre nacerá de no asumir, de no aceptar. En cambio el dolor, cuando asumimos, se curará.
 
Si no nos amamos es decir, si no nos respetamos, si seguimos gritando, siendo indiferentes, pagados de sí mismos, deshonestos, si seguimos con "lo mío", "los míos", si preferimos de nuevo la comodidad de lo más fácil: hacer de las mías, estamos muy lejos de saber por experiencia, que Jesús vive en nuestro corazón.

Él nos ama sin condiciones, Dios su Padre, no nos rechaza ni nos rechazará jamás porque NOS AMA, pero si no abrimos nuestro corazón, si no decidimos comenzar a ser conscientes de que esta vida tiene sólo un propósito, sólo un SENTIDO: El sentido y el propósito de amar, entonces seguiremos enterrados en el sepulcro de este gran egoísmo que nos está asfixiando. ¡¡¡¡DESPERTEMOS A LA LUZ, A LA VERDADERA VIDA!!!! ¡¡¡¡EL AMOR!!!
 
 

 
Hoy, aquí y ahora, a pesar de
todo, intentémoslo. Seamos una
persona mejor, con conciencia. Valoremos la espiritualidad (que no es rezar, sino un estilo de vida basado en el AMOR A UNO MISMO Y A TODO SER QUE RESPIRA) Seamos tolerantes, que cada quien respetemos profundamente al otro, a la otra; trabajemos por ser honestos,  luchemos, produzcamos amor sin condiciones.  Ésta época esta llena de confusión. No la hagamos más difícil con nuestros enojos constantes, quejas y críticas. 
 
Seamos mas limpios y si extrañamos llamemos y digamos lo que muchos necesitan escuchar: "estoy aquí".  Pensemos qué corta es la vida y valorémonos. Sólo una vez llegamos a este mundo.  Mantengámonos firmes y busquemos lo que nos corresponde, sin decir que no hay resultados. El éxito noviene sin esfuerzo y fuerza. Que lo más triste sea lo que nos mantenga solidarios, porque a veces incluso eso, le da fuerza a la vida: el mirar a tanto ser que sufre y a quienes podamos ayudar. 
 
Un abrazo enorme
 
 

 
 
 

viernes, 30 de agosto de 2019

Ofendidos y ofendiendo


 

Hoy en día el amor verdadero se enfría porque el inconsciente herido (y que no queremos sanar), aumenta. El problema viene desde casa. El lugar más peligroso del mundo después de los campos de concentración son las familias, en donde unos a otros se rompen.



Pero yendo más allá, el verdadero problema está en mi, en ti, en lo que elijo ser, en lo que elijo pensar, hablar y vivir. Vemos que en Génesis, el enemigo (el gran egoísmo, la depredación) va contra todo lo que nos pueda dignificar, unificar, fortalecer, hacernos más parecidos a Jesús. Sólo hay esperanza con la restauración y restaurar es devolver, reconstruir, volver una cosa a su estado original. 





Síntomas de relaciones tóxicas. ¿Estoy en el terreno de relaciones tóxicas con alguien? Sin alegría, cansancio, pérdida de energía, decepción, desengaño, sin o con muchas dificultades para crear, con serios problemas para descansar. En el Señor haz de ser tú quien tome la decisión de comenzar a restaurarte. No puedes controlar ni mandar en el otro, en la otra. Tú mandas en ti, manda bien. 



Necesitas perdonar. No necesitas tener al otro enfrente para perdonarle. Para perdonar me valgo yo mismo/a, pero para la reconciliación, el cambio de vida necesariamente ha de venir de ti. No podemos cambiar a nadie. Sólo Dios y la persona misma si se pone a trabajar interiormente consigo misma. La Palabra nos dice que hemos sido aglutinados por la sangre de Cristo en una familia en la que necesitamos llevarnos bien.  Estamos destinados a ser hermanos. A los amigos los escogemos, a los hermanos, no. Desgraciadamente ese testimonio se ve roto olvidando lo que ese Misterio implica: Vivir ese uno que somos en el Cuerpo de Cristo. ¿Cómo conocerán tus hijos, los demás sobre el Misterio de la Familia de Dios? 




Hemos de poner de nuestra parte. Quitémonos amargura (ese sin sabor), enojo (furia, acaloramiento), gritería, tosquedad, majadería, maledicencia, rencor, mala intención, denigrar calumniar, chismorrear, toda malicia y vistámonos con un nuevo vestido que nos hace ser diferentes: seamos benignos, afables, piadosos, clementes, suaves, misericordiosos, perdonándonos como Dios nos perdona. Amargura: disgusto, pena, hiel, resquemor (recelo, desconfianza) quítalo porque eso, se va a ver. Sale de nuestra boca amargura, lluvia ácida que contamina ambientes, personas, pero el que se va a mojar eres tú, al primero que contamina es a ti. ¿Qué o quién genera en ti raíces de amargura? 



La voluntad de Dios es que seas sano, sana interiormente, que vivas en amor incondicional que sana, que libera. Necesitas aprender a expresar la amargura porque de otra forma enfermarás. Arranca la raíz antes de que tenga hojas, fruto….escribe muchas veces todo cuanto de duele, te ha molestado y ya que estés más consciente, más sano, expresa tranquilamente a la otra persona si esa persona está también dispuesta a trabajar en su interior para llegar al acuerdo del amor sin condiciones. Cuídate tú, lleva todo lo que  en tu interior al corazón de Dios. ¿Estás siempre muy enfadado/a? Es verdad que en algunas cosas el enfado puede ser legítimo ante la injusticia, pero ha de durarnos muy poco: “No se ponga el sol sobre el enojo. No duermas con el enfado. La noche es para descansar. 




Controlando el enfado se reduce el estrés y su química. Si no, nuestras glándulas suprarrenales detonarán tal bioquímica que nos corroerán como el óxido correo el metal. Cuídate tu, tardo para enojarte. La ira es también poderosa y se retroalimenta continuamente. Se queda dentro. Provocan enfermedades coronarias. Corazón y cerebro son uno. Contamina la comunicación. Deja todo en las manos de Dios. Regálate el perdón. Suelta. Se asertivo/a diciendo las cosas bien, respetar, hacerse respetar desde la sabiduría. Nadie está bien con alguien que le grita continuamente. Nadie está bien con alguien que le grita. 
 



Aprende a procesar la rabia a los pies de Jesús. Deja que los demás expresen su rabia, pues recuerda que no es lo de afuera lo que te contamina sino lo que te dices de lo que pasa afuera. No hemos de gritarle a nadie. La rabia se alimenta de los gritos y afecta la salud. Dolores de cabeza, estómago, tensión. No produzcas golpes de espada sino se medicina. Evita que tu lengua sea hiriente. Criticar nos destruye y aniquila amistades. Sólo con la renovación de tu mente, de tu vida. Sólo revestidos de Él. Separados de Él nada podemos hacer. Ser buenos de manera activa. 



Dios nos trata con ternura no con lástima, sino con misericordia, de igual a igual, de un mendigo a otro mendigo, no desde la altivez del Señor al siervo, sino amor entrañable, bondad activa y comportamiento eficaz, es un estilo de vida expresado en la acción, nos inclinamos para estar al mismo nivel ante los que nos necesitan para ayudarlos con amor, proteger y ayudar. Hacernos perdonadores, perdonar como Dios nos ha perdonado en Jesús. No sabemos si habrá reconciliación pero tú perdona como Dios nos perdona que tira al fondo del mar lo que no hacemos bien y pone un letrero “Prohibido pescar”. Tira al fondo del Amor lo que los demás no hacen bien y olvídate. 



La urgencia para evitar relaciones tóxicas. Si todos los días nos arreglamos el pelo, ¿Por qué no hacemos lo mismo con el corazón? Revestirnos instante a instante de Jesús, del Amor, de la Bondad. ¿Qué tengo qué cambiar para ser agente de cambio? Edificarnos, no derruirnos. Revisar antes lo que vamos a decir. No derrumbar a la persona. Alentar, ser PACIENTES. No pagar mal por mal, ser agradecidos. “Nada se olvida más despacio que una ofensa y nada más rápido que un favor”. (Martín Luther King) Estar en paz, no montarse películas mentales. Controlar la lengua (Santiago) Ser amables en el mundo en el que vivimos. Es ir tan en contra corriente. Perdonar y restaurar: Podemos cantar maravillosamente, hablar en lenguas, dar mi cuerpo al fuego pero si no tengo amor!!!!! NADA SOY.


Terapia visual de pensamientos sabios 2