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viernes, 30 de agosto de 2019

Ofendidos y ofendiendo


 

Hoy en día el amor verdadero se enfría porque el inconsciente herido (y que no queremos sanar), aumenta. El problema viene desde casa. El lugar más peligroso del mundo después de los campos de concentración son las familias, en donde unos a otros se rompen.



Pero yendo más allá, el verdadero problema está en mi, en ti, en lo que elijo ser, en lo que elijo pensar, hablar y vivir. Vemos que en Génesis, el enemigo (el gran egoísmo, la depredación) va contra todo lo que nos pueda dignificar, unificar, fortalecer, hacernos más parecidos a Jesús. Sólo hay esperanza con la restauración y restaurar es devolver, reconstruir, volver una cosa a su estado original. 





Síntomas de relaciones tóxicas. ¿Estoy en el terreno de relaciones tóxicas con alguien? Sin alegría, cansancio, pérdida de energía, decepción, desengaño, sin o con muchas dificultades para crear, con serios problemas para descansar. En el Señor haz de ser tú quien tome la decisión de comenzar a restaurarte. No puedes controlar ni mandar en el otro, en la otra. Tú mandas en ti, manda bien. 



Necesitas perdonar. No necesitas tener al otro enfrente para perdonarle. Para perdonar me valgo yo mismo/a, pero para la reconciliación, el cambio de vida necesariamente ha de venir de ti. No podemos cambiar a nadie. Sólo Dios y la persona misma si se pone a trabajar interiormente consigo misma. La Palabra nos dice que hemos sido aglutinados por la sangre de Cristo en una familia en la que necesitamos llevarnos bien.  Estamos destinados a ser hermanos. A los amigos los escogemos, a los hermanos, no. Desgraciadamente ese testimonio se ve roto olvidando lo que ese Misterio implica: Vivir ese uno que somos en el Cuerpo de Cristo. ¿Cómo conocerán tus hijos, los demás sobre el Misterio de la Familia de Dios? 




Hemos de poner de nuestra parte. Quitémonos amargura (ese sin sabor), enojo (furia, acaloramiento), gritería, tosquedad, majadería, maledicencia, rencor, mala intención, denigrar calumniar, chismorrear, toda malicia y vistámonos con un nuevo vestido que nos hace ser diferentes: seamos benignos, afables, piadosos, clementes, suaves, misericordiosos, perdonándonos como Dios nos perdona. Amargura: disgusto, pena, hiel, resquemor (recelo, desconfianza) quítalo porque eso, se va a ver. Sale de nuestra boca amargura, lluvia ácida que contamina ambientes, personas, pero el que se va a mojar eres tú, al primero que contamina es a ti. ¿Qué o quién genera en ti raíces de amargura? 



La voluntad de Dios es que seas sano, sana interiormente, que vivas en amor incondicional que sana, que libera. Necesitas aprender a expresar la amargura porque de otra forma enfermarás. Arranca la raíz antes de que tenga hojas, fruto….escribe muchas veces todo cuanto de duele, te ha molestado y ya que estés más consciente, más sano, expresa tranquilamente a la otra persona si esa persona está también dispuesta a trabajar en su interior para llegar al acuerdo del amor sin condiciones. Cuídate tú, lleva todo lo que  en tu interior al corazón de Dios. ¿Estás siempre muy enfadado/a? Es verdad que en algunas cosas el enfado puede ser legítimo ante la injusticia, pero ha de durarnos muy poco: “No se ponga el sol sobre el enojo. No duermas con el enfado. La noche es para descansar. 




Controlando el enfado se reduce el estrés y su química. Si no, nuestras glándulas suprarrenales detonarán tal bioquímica que nos corroerán como el óxido correo el metal. Cuídate tu, tardo para enojarte. La ira es también poderosa y se retroalimenta continuamente. Se queda dentro. Provocan enfermedades coronarias. Corazón y cerebro son uno. Contamina la comunicación. Deja todo en las manos de Dios. Regálate el perdón. Suelta. Se asertivo/a diciendo las cosas bien, respetar, hacerse respetar desde la sabiduría. Nadie está bien con alguien que le grita continuamente. Nadie está bien con alguien que le grita. 
 



Aprende a procesar la rabia a los pies de Jesús. Deja que los demás expresen su rabia, pues recuerda que no es lo de afuera lo que te contamina sino lo que te dices de lo que pasa afuera. No hemos de gritarle a nadie. La rabia se alimenta de los gritos y afecta la salud. Dolores de cabeza, estómago, tensión. No produzcas golpes de espada sino se medicina. Evita que tu lengua sea hiriente. Criticar nos destruye y aniquila amistades. Sólo con la renovación de tu mente, de tu vida. Sólo revestidos de Él. Separados de Él nada podemos hacer. Ser buenos de manera activa. 



Dios nos trata con ternura no con lástima, sino con misericordia, de igual a igual, de un mendigo a otro mendigo, no desde la altivez del Señor al siervo, sino amor entrañable, bondad activa y comportamiento eficaz, es un estilo de vida expresado en la acción, nos inclinamos para estar al mismo nivel ante los que nos necesitan para ayudarlos con amor, proteger y ayudar. Hacernos perdonadores, perdonar como Dios nos ha perdonado en Jesús. No sabemos si habrá reconciliación pero tú perdona como Dios nos perdona que tira al fondo del mar lo que no hacemos bien y pone un letrero “Prohibido pescar”. Tira al fondo del Amor lo que los demás no hacen bien y olvídate. 



La urgencia para evitar relaciones tóxicas. Si todos los días nos arreglamos el pelo, ¿Por qué no hacemos lo mismo con el corazón? Revestirnos instante a instante de Jesús, del Amor, de la Bondad. ¿Qué tengo qué cambiar para ser agente de cambio? Edificarnos, no derruirnos. Revisar antes lo que vamos a decir. No derrumbar a la persona. Alentar, ser PACIENTES. No pagar mal por mal, ser agradecidos. “Nada se olvida más despacio que una ofensa y nada más rápido que un favor”. (Martín Luther King) Estar en paz, no montarse películas mentales. Controlar la lengua (Santiago) Ser amables en el mundo en el que vivimos. Es ir tan en contra corriente. Perdonar y restaurar: Podemos cantar maravillosamente, hablar en lenguas, dar mi cuerpo al fuego pero si no tengo amor!!!!! NADA SOY.


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