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lunes, 9 de enero de 2023

Herida del rechazo

 


HERIDA DEL RECHAZO

Continuamos este tema sobre el valor del perdón parte tres, diciéndote que ahora que comprendes la magnitud, la importancia del daño causado en aquél entonces en tu alma infantil y que  grabó en la parte subconsciente de tu mente, en la parte obscura, una manera de ser es decir, un patrón de conducta que con el tiempo ha venido a multiplicarse, pareciéndote casi imposible de cambiar, de remodelar, de hacerse nueva, de ser libre, haciéndote reaccionar duro, dura, o como dirán algunos, algunas, implacable, indomable, incambiable, pues cuántas veces, nos etiquetamos entre unos y otros y decimos o nos dicen:

“Eres caso perdido, ¿cambiar?, tu no vas a cambiar nunca”. Tu eres problemático, problemática”. “Eres un enojón, una enojona”. “Eres igualito a tu familia, a tu padre, a tu madre”” vienes de una familia problemática, de una relación conflictiva”. “No, ni se junten con este con esta porque es esto y esto otro”, pues ahora que conoces que has tenido la necesidad de enfrentar situaciones que exigen de ti una actitud madura y equilibrada y sin embargo has parecido un huracán furioso,  sabes hoy que esa manera de ser que primeramente a ti no te gusta porque en nada te ayuda a amarte primero a ti y luego a los demás, sencillamente, es ira reprimida,  miedo y  angustia de tu niño interior que se manifiesta una y otra vez desde las profundidades de la inconsciencia, en situaciones similares, parecidas a las de aquel ayer distante e incomprensible para ti.

¿Sabes?. Es necesario que tomes conciencia, que no existen las familias conflictivas, las relaciones conflictivas, las personas adultas o jóvenes o niños conflictivos, no. Y en cambio, sí existen muchas causas, heridas que dejan huellas, secuelas que van haciendo del ser humano un hombre, una mujer complejo y que también causan –estas heridas-  hasta enfermedades mentales como la neurosis, la psicosis, la depresión circunstancial y enfermedades físicas como el cáncer, la diabetes, hipoglucemia, alergias, enfermedades del estómago, depresión suicida, miopía, histeria, enfermedades raras, incurables, enfermedades del corazón, de los huesos, enfermedad de control del peso y de pérdida de control etc…por mencionar sólo algunas de ellas.

Muchas personas no comprenden por qué este o este otro ser humano no les cae bien aunque sea la primera vez que le miran en su vida.  Muchas veces tu y yo, no sabemos realmente por qué me molesto, por qué te molestas sin razón aparente ante determinadas palabras, que alguien nos dijo, o ante actitudes de este o de aquel o circunstancias de las vida que inconscientemente nos recuerdan los momentos más doloroso de nuestra infancia.

Si supiéramos comprendernos….si supiéramos comprender a los demás. Si miráramos el niño, la niña herida de cada ser humano….si nos ocupáramos en recuperar nuestro niño, nuestra niña interior para ser sanados por el único que conoce realmente el corazón del hombre:  Jesús, nuestro Único Salvador….

El me invita, te invita a hacerte nuevamente un niño es decir, me invita, te invita a entrar en esa dinámica transformante de su Amor. Me invita, te invita a dejarte hacer de nuevo, a re-comenzar el camino y para comenzar, su Palabra nos llama hoy, aquí y ahora, a no juzgarnos entre unos y otros. Nos invita a no etiquetarnos. Nos invita a romper la cadena del desamor, de las críticas, de los comentarios, de las suposiciones, del respetar como santuario sagrado, el subconsciente y el conciente de los demás,  para poder entrar en el Reino inmaculado del Perdón, de la Dulzura, de la Mansedumbre, de la Humildad, de la Paz, de la Misericordia, de la Compasión, del verdadero Amor.

El Señor Jesús en el evangelio de Mateo 7, 1-5 nos dice a ti y a mi hoy, lo siguiente: “En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán. ¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo?. ¿Con qué cara le dices a tu hermano: Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo, cuando tú llevas una viga en el tuyo?. ¡Hipócrita!. Sácate primero la viga que tienes en el ojo y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”.

Hoy, aquí y ahora podría decirnos también: La vida es una lucha constante, sí,  pero nunca contra ninguna persona sino contra el mal causado por la ceguera interior, causado por un subconsciente herido. Nunca podrás llegar a ser feliz, aplastando a los demás, humillándoles, abandonándoles, golpeándoles, abusando de ellos, jugando para que entren en tu juego psicológico lleno de inmadurez, tejiendo una telaraña para que caigan rendidos, rendidas a tus pies,  profanando constantemente su santuario interior y exterior, no. Sólo la gracia te hará libre, sólo la humildad te librará, te libertará, pues quien es humilde, acepta que él mismo, ella misma pueden equivocarse y que otros puedan equivocarse, puedan herir porque a su vez sangran, y nadie puede dar la vida si primero no tiene la vida en sí mismo, por eso estoy aquí,  nos dice el Señor ,  para darte mi Vida, la vida verdadera…..

Hay cinco heridas entre tantas más que nos marcan enormemente. Estas son, el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia, pero veámoslas más de cerca: El rechazo, es una herida que se marca profundamente en la afectividad de quien la sufre, el bebé que ha sido rechazado, seguirá experimentándose así por todos los días de su vida, a menos que alguien lo colme de amor paciente y decimos amor paciente, porque esa persona que brinda amor necesitará comprender que no es fácil hacer creer a alguien que ha sido rechazado, que ahora es amado, a menos que con infinita paciencia estimule la capacidad de confianza, de auto-valoración, pues generalmente, una persona que ha sufrido rechazo, no se cree merecedora de amor. Por más que le digan que es querida, mientras no sane la herida del rechazo, seguirá respirando por ella, por medio de la inseguridad en sí mismo, en que no es nadie, en que sería mejor, no haber nacido.

Traigamos a cuento las exclamaciones que muchas veces escuchamos cuando hemos encontrado a mamás embarazadas: “fue el pilón, fue un descuido, fue un colado”, “tengo mucha depresión y encima llegará este bebé” o” simplemente, fue un accidente” o también “uno más” , luego cuando comienzas a ir a la escuela –si es que tuviste la oportunidad- recibes frases como: eres un chaparro, mira qué pelo más lacio, qué ojotes tienes, mira qué nariz más grande, qué feas piernas, que posaderas más grandes,  qué gordo, gorda eres, qué voz más fastidiosa etc…. Y luego, cuando llegas a adolescente y tu forma de ser tiene todo menos forma es decir que  estás carente, adoleces de seguridad, de sabor por la vida es decir, careces de sabiduría de vivir y  cuando eres un adulto joven, cómo te hubiese gustado tener a alguien que te amara realmente así como eres, pero a veces entre la misma familia se escuchan frases como: es una inestable, es un indeciso…..pero acaso, los que formulan esas sentencias, ¿serán muy maduros?, ¿conocerán lo que es el verdadero amor? ¿no hablarán así, porque proyectan sus propias heridas?.

¿Sabes?, desde el momento en que el ser humano, el bebé comienza a ser rechazado, comienza a crear una máscara de huida y la máscara precisamente será para evitar sufrir el rechazo. Y esta máscara huidiza, se reconoce hasta físicamente en el cuerpo huidizo es decir, es como si quisiera desaparecer, como si intentara toda la vida no ocupar demasiado lugar. El que huye es aquél, aquella que duda de su derecho a existir. Cuando estás ante alguien con un cuerpo de condición bajita de estatura o posiblemente deforme, que habría de producirte un gran amor, con toda certeza estás ante una persona que sufre una gran herida de rechazo.

Llevar una máscara significa que ya no es uno mismo porque adoptamos una actitud muy bien elaborada desde muy jóvenes, creyendo que esta actitud nos protegerá. Cuando un niño en vías de crearse una máscara de huidizo, porque se siente rechazado, rechazada, vivirá con más frecuencia, en un mundo imaginario. Esta es la razón por la cual a menudo, será un niño prudente y tranquilo –entre comillas- que no causará problemas ni hará ruido, ya que se divierte sólo en su mundo imaginario, construyendo castillos fantásticos.

Puede ser el clásico niño que tras saberse rechazado, le encanta ir a la escuela, o no puede estar sin salir a la calle, porque es mejor que estar en su casa. También está el caso del niño, cuyo cuerpo es más pequeño que el normal y con frecuencia tiene la apariencia de ser muy frágil. La madre le protege en exceso y el niño, la niña escucha muy seguido que es demasiado pequeño, demasiada pequeña para esto o para aquello y lo cree, a tal punto de que su cuerpo permanece pequeño. Para él, o ella, ser amado, se transformará entonces, en “sentirse sofocado” y más adelante, su reacción ante quien lo ame, consistirá en rechazar o huir porque se sentirá asfixiado.

El niño sobreprotegido se percibe a sí mismo rechazado porque no se siente aceptado por lo que es y para tratar de compensar su pequeñez, los demás suelen intentar hacer y pensar todo por él y en lugar de sentirse amado, amada en estas circunstancias, se siente rechazado de sus capacidades.

Si tu que escuchas, eres padre o madre de familia, medita en esto que vas a escuchar. La madre, tiene la misión de enseñarnos a amar, a amarnos, tiene la misión de darnos amor y el padre, nos enseña a dejarnos amar y a recibir amor…..será esto una realidad en mi…..en ti….?

Cuando se es pequeño y alguno de los dos padres nos ha herido, entonces al no aceptar sea a papá o a mamá quien haya contribuido a causar la herida, , es normal tomar la decisión de no tomarle como modelo y entonces se buscarán reemplazos: buscará a otros a otras en los y en las que creerá encontrar lo que nunca encontró en su padre, en su madre…..y posiblemente lo haga de manera equivocada y con una visión distorsionada.

Piensa si tu has sido herido, herida pot rechazo. Una persona que de pequeña fue rechazada, se considera sin valor y por eso dirá: Yo no valgo nada; los demás son más interesantes que yo”. La persona huidiza, por lo general tiene pocos amigos en la escuela, al igual que le sucederá más adelante en su empleo. Se le tiene por solitaria y se le deja sola. De esta forma, se coloca su máscara de huidiza para no sufrir cuando se siente rechazada y se aleja de la gente a tal grado que se vuelve imperceptible. Cada vez que se encuentra más solo y también cada vez se da a sí mismo más motivos para sentirse rechazada.

Hay personas que llevan en su subconsciente grabada la herida del rechazo a tal grado, de que se las arreglan para hablar poco. Si decide hablar mucho, lo hará para intentar infundirse valor y sus palabras parecerán altaneras ante los demás. La persona que de pequeña ha sido rechazada, es la más propensa a odiar, pero tu que escuchas este mensaje, ya sabes que gracias a Jesús tu único Salvador, es posible amar, es posible, perdonar, es posible ser una nueva criatura, es posible vivir en paz.

La persona que sufre rechazo, busca sin cesar el amor del progenitor del mismo sexo y en ocasiones, transfiere su búsqueda hacia otras personas del mismo sexo también. Este ser humano que recibió la herida del rechazo, no se percibe, no se experimenta, no se mira como un individuo completo, porque no ha conquistado el amor del progenitor del cual recibió la herida y es muy sensible al mínimo comentario que venga de él es decir, que se siente fácilmente rechazado.

De ahí que existan muchas personas rencorosas, y algunas lleguen hasta el odio, porque su sufrimiento es verdaderamente intenso. Por eso, un gran amor que se vive con desilusión, se transforma en odio. Cuando se pasa de una fase de gran amor hacia otra de gran odio, está indicando un enorme sufrimiento interior.

El hijo o la hija del progenitor del sexo opuesto, tiende a rechazarlo y por ello limita sus actos o sus palabras hacia él, hacia ella según sea el caso. Si vive una experiencia de rechazo con el progenitor sea el padre o la madre o con cualquier otra persona del sexo opuesto, se acusa a sí mismo de esta situación y se rechaza, diciéndose que es su culpa, que el otro, o la otra le haya rechazado.

Si tu que escuchas, sabes en tu interior que has recibido la herida de rechazo, será muy importante aceptarla desde la fe, abrazándote a Jesús, entregándosela una y otra vez,  y dejando que Él sane y te cure todo tu sufrimiento aún si actualmente, tu padre o tu madre te rechaza, porque si continúas rechazándote a ti mismo, a ti misma, mayor temor, mayor miedo seguirás engendrando y tendrás de que te rechacen los demás porque constantemente te dices a ti mismo: es que no valgo nada.

Una persona herida por rechazo, con frecuencia se compara con quienes son mejores que ella y prefiere no darse cuenta de que puede ser mejor que cualquiera en muchos campos e incluso le es difícil creer que alguien más pueda elegirlo como amigo, como pareja, que las personas realmente puedan amarle y cree imposible que Dios, le ame sin condenarle. De hecho, cuando es elegido, no puede creer y se rechaza a sí mismo.

Una persona que venía de una familia en donde había varios hijos decía que su padre, nunca lo escogía para nada, y por ello deducía enseguida que los demás eran mejores que él, así que no era nada raro que él pensara que sus palabras y sus acciones, carecían de valor. De hecho, cuando recibe demasiada atención, pierde la cabeza y teme ocupar demasiado lugar. Si ocupa mucho lugar, cree que molesta y ser molesta significa para él, ser rechazado por la o las personas a quienes molesta o cree molestar. Aún en el vientre de su madre, el bebé rechazado, ocupa muy poco lugar.

Cuando una persona que ha sido rechazada, está hablando ante alguien y este le quita la palabra, su reacción inmediata es pensar que esto  sucedió porque no es importante lo que dice y así, deja de hablar, así, sin más. A una persona herida por rechazo,  le cuesta expresar su opinión cuando no es solicitada porque considera que los demás se sentirán confrontados con sus juicios y por tanto, lo rechazarán. Si desea pedir algo, a alguien y esa persona está ocupada, lo dejará así y no dirá nada. Sabe lo que quiere, pero no se atreve a exigir pues cree que no es lo suficientemente importante como para molestar a los demás. Cuántas personas al pedir algo lo hacen entre dientes y al no escucharles y preguntarles qué dijiste responden ¡Nada!, olvídalo!.

Hay adolescentes  que dejaron de confiar en sus madres, por temor a no ser comprendidas porque creen que ser entendidos por los demás es lo mismo que ser amados, pero se puede entender una situación y no amar al que está pasando por aquello, en cambio, amar es aceptar al otro así como es, tal cual, , aún cuando no se entienda, aunque no se comprenda exactamente el por qué de sus reacciones, el por qué de su manera de ser. Pues a causa de esta forma de pensar, algunos adolescentes se vuelven evasivos cuando hablan, intentan huir del tema al mismo tiempo que temen comenzar otro. Si el que huye es un varón, vivirá la misma situación con su padre y con otros hombres..

Otra característica de la persona que ha sido rechazada, es la de buscar la perfección en todo lo que hace, ya que cree inconscientemente, que si comete algún error, será juzgado por ello, pues para ella ser juzgada, es ser rechazada. Como no cree en la perfección de su ser, lo compensa intentando alcanzar la perfección en todo lo que hace. Por desgracia confunde el “ser” con el “hacer”. De hecho, su búsqueda de la perfección puede llegar a volverse una obsesión. Deseará a tal punto “hacer” todo a la perfección que cualquier trabajo o tarea le tomará más tiempo del necesario y de este modo atraerá hacia sí, otras situaciones de rechazo por parte de los demás.

Los fetos rechazados, abandonados, aún en el vientre de su madre, siempre intentarán ocultarse, de ahí que en algunos ultrasonidos la respuesta sea esa, querer desaparecer. Una persona abandonada, rechazada, se paraliza inconscientemente ante situaciones similares o ante personas de su mismo sexo sobre todo ante aquellas que le recuerdan a su padre o su madre que causó la herida. Su lenguaje es parecido a este: “Me da pánico dejar de fumar” –por ejemplo- pues la persona que no tiene esa herida, simplemente diría que le será difícil dejar de fumar.

¿Sabías que nuestro subconsciente hace todo lo posible para que no percibamos nuestras heridas?, y ¿sabes por qué?, porque inconscientemente le hemos ordenado que así lo haga. Es tal nuestro miedo a revivir el dolor asociado a cada herida como veremos en los casetes siguientes, que por cualquier medio, evitamos confesarnos a nosotros mismos que si vivimos el rechazo, es precisamente porque nosotros mismos nos rechazamos.

Escucha esto muy bien, para que puedas comenzar a amarte profundamente y no continúes rechazándote más: Quienes nos rechazan, están en nuestra vida para mostrarnos hasta qué grado nos seguimos rechazando a nosotros mismos, en lugar de tomar el toro por los cuernos es decir, en lugar de darnos un toque de atención, en lugar de despertar del sueño del subconsciente y con el poder del Señor Dios, con la gracia del infinito amor que nos ha tenido el Padre, con la sangre sanadora de Nuestro Señor Jesucristo, reconocer que somos, que soy, que eres, digno, digna de un gran amor y que tu que escuchas, eres el  primero, la primera que tiene qué dártelo porque ya desde toda la eternidad, antes de que fueras creado, creada, tu ser ha sido acogido y bañado por el amor de Dios.

También será importante que sepas que las heridas de la vida, afectan la manera en que nos alimentamos. El ser humano alimenta su cuerpo físico de la misma forma que lo hace con su interior. Generalmente el que huye porque fue rechazado, prefiere porciones pequeñas y por lo general pierde el apetito cuando siente temor o cuando vive emociones intensas. De hecho quien ha sido rechazado, es quien más predisposición tiene a sufrir anorexia. Una persona anoréxica es aquél, aquella que casi no se alimenta, porque se considera obeso, gordo, cuando en realidad es delgado, delgada, pero es una manera de intentar desaparecer. Cuando por el contrario, come sin medirse, significa que está intentando huir mediante la comida. También eligen huir a través del alcohol el cigarro o la droga.

Las heridas, nos impiden pues, ser nosotros mismos, unos seres humanos hermosos, creados para la bondad, la belleza en la sencillez, en la simplicidad de vida, creados para la paz, la solidaridad y el amor. Así que estas heridas acaban por crear un bloqueo y nos provocan enfermedades y malestares específicos según es nuestra actitud interior por ejemplo, se sufre de diarreas frecuentes, porque su cuerpo rechaza los alimentos antes de que los pudiera asimilar adecuadamente de la misma manera que se rechaza a sí mismo o rechaza rápidamente cualquier situación que pudiera beneficiarle.

Algunas personas padecen arritmias que es una irregularidad en la frecuencia o pulso cardíaco. Cuando su corazón comienza a latir a un ritmo desmedido, tiene la impresión de que se le sale del pecho, que desea escapar. Esta es otra forma de querer huir de una situación difícil.

Mencionamos anteriormente que la herida de rechazo produce tanto daño, que resulta del todo normal que el huidizo, odie a su progenitor del mismo sexo y lo acuse de haberle hecho sufrir durante su infancia. Estas personas pueden sufrir enfermedades que se relacionan con el rencor o el odio como el cáncer, después del dolor que ha experimentado en el abandono o aislamiento. Pero, cuando una persona logra admitir que siente resentimiento hacia su padre o su madre, y desea de corazón transformar todo ese odio en amor, en perdón, en capacidad de comprensión, en dulzura, en misericordia, en amor, será liberado el dolor y podrá comenzar un proceso de sanación integral.

Hay personas marcadas con le herida del rechazo que llegan a decir, que en su vida no pasa nada, que todo está bien, que su familia está integrada por personas en las que nunca ha habido ningún conflicto….¿sabes?, estas personas están huyendo, porque no desean reconocer que guardan resentimiento, porque admitir su rencor, equivaldría a admitir que son personas heridas a su vez, también,  víctimas hijos de víctimas.

Un pequeño rechazado, no se da el derecho a ser niño. Madura rápidamente, creyendo que así se le rechazará menos. Es por eso que su cuerpo o una parte de él sea infantil. El cáncer indica que no se permitió a si mismo, sufrir cuando era niño. Hay otros males como los problemas respiratorios sobre todo, cuando sienten pánico. Es propenso a las alergias, las cuales reflejan el rechazo que vive asociado a algunos alimentos o sustancias, al polvo, al sol, etc. También puede recurrir al vómito para eliminar los alimentos que acaba de ingerir con el objeto de indicar su rechazo hacia una persona o una situación determinada. Hemos escuchado expresarse a dos o tres jóvenes así: “Deseaba vomitar a mi madre o a mi padre.  Otra forma de vomitar a una persona o a alguna situación es decir: “Me repugnas” o “cómo me repugna eso”.

La persona rechazada, sufre desvanecimiento o desmayo –en ocasiones- por medio del cual se vale para huir de una situación o de una persona. En casos más serios, utiliza el estado de coma para huir. Puede sufrir agorafobia es decir que altera su comportamiento para huir de determinadas personas o situaciones que le podrían producir pánico. La agorafobia es un temor enfermizo hacia los espacios libres y a los lugares públicos y es entre las fobias, la más difundida. Las mujeres son dos veces más sensibles a ella que los varones. Muchos varones ocultan se agorafobia en el alcohol, prefieren transformarse en alcohólicos, antes que confesar que tienen un gran temor incontrolable. El agorafóbico suele quejarse de vivir en la ansiedad y sobre todo en la angustia, al punto de sentir pánico. La mayoría de los agorafóbicos sufre de hipoglucemia. En la continuación de este tema, hablaremos más de esto.

Si la persona rechazada, abusa del azúcar, puede ser objeto de enfermedades del páncreas como la diabetes y la ya mencionada hipoglucemia o baja de azúcar.

Si desarrolla odio intenso hacia uno de sus padres, a causa del dolor provocado por el rechazo que ha vivido y todavía vive,  y cree que ha llegado al límite, es posible que se vuelva depresivo o maniaco depresivo. Si piensa en el suicidio, no hablará de él y si decide consumarlo, hará todo lo posible por no fracasr. Aquellos que hablan con frecuencia de suicidarse y lo logran, son más bien los que sufren de abandono. De esto hablaremos en el mensaje siguiente.

Por último, el huidizo que de joven tuvo dificultades para reconocerse como un ser humano dotado de todas las capacidades para ser feliz, para saberse realizado y pleno, intentará ser como cualquier otro y se perderá en la personalidad de quienes admira pasando frecuentemente de uno a otro modelo. El peligro de este comportamiento extremo es que más adelante puede transformarse en psicosis,  ese trastorno mental caracterizado por la pérdida de la realidad;  afecta a los jóvenes adultos –aunque puede también afectar a cualquiera-  y es bastante común.

Toda esta información, te la decimos -no para que te sugestiones sino que simplemente reconozcas qué es lo que puede estar originando tu manera de ser, tus males incluso físicos o psicológicos, para que reconociéndolos, te entregues de una vez por todas a Jesucristo, tu único Dios y Salvador.

Si has reconocido en ti la herida del rechazo, es seguro que tu progenitor de tu mismo sexo, a su vez, o los dos, se hayan sentido rechazados por su propio progenitor del mismo sexo o por los dos.  Además es muy posible que él o ella, sienta tu rechazo o se haya sentido rechazado por ti, de ahí sus reacciones agresivas hacia ti. 

Ya para terminar, déjanos decirte que, ahora conciente de todo esto, ya sabes que cuando reproches a los demás su manera de rechazarte, estarás reprochándote a ti mismo, a ti misma, la manera de cómo te rechazas a ti mismo, a ti misma y cómo rechazas a los demás.

Es muy importante que reconozcas  y aceptes  -para que pongas a trabajar tu fe- que el origen de cualquier herida está en el no ser concientes de provocarla y el motivo de no ser sanada está  en el no querer perdonar. Así que puedes comenzar por tomar todo el capítulo 9 del  Evangelio de Juan. Mira como Jesús mismo quiere que desterremos de nosotros eso de echarle la culpa a otros de cómo estamos actualmente. De hoy en adelante, ten siempre muy presente, a diario y a cada momento que si el mundo sufre, si hay malos gobiernos, si la corrupción se extiende, si hay niños y jóvenes limpiando parabrisas e ingiriendo droga, si hay gritos, violencia y depresión, no es por ninguna culpa, sino por alguna causa.

Señor, regálame la gracia de saber amar como tu nos amas, como tu me amas. Amén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En una actitud orante, bien sentado, sentada, con tus brazos y manos reposados sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o hacia arriba o entre lazadas, tus pies bien puestos en el piso si puedes, tu cabeza recta y cerrando tus ojos, respira suave, profundo y lento……experiméntate un ser humano vivo, un ser humano que tiene en su corazón, el secreto de la felicidad……porque su corazón está habitado por esa Presencia que todo lo sana, Presencia que transforma al corazón más seco por la falta de amor,  en un manantial de agua viva…..y dile desde la fe adulta:

Señor, tu conoces lo más escondido de mi….tu que me sondeas, sabes cuando me siento o me levanto y penetras mis pensamientos, distingues mi camino y mi descanso, tu que cuando no ha llegado la palabra a mi lengua  ya Señor sabrás lo que pronunciaré…..estréchame en tu regazo y cúbreme con tu palma……Dios mío, tu sabes que he sido rechazado, rechazada –a lo mejor inconscientemente – pero al fin, rechazado, rechazada…

Hoy, aquí y ahora, ante tu Presencia amorosa, no quiero huir más….no quiero escapar más de mi, de ti, de los demás…..porque aún en mis tinieblas y en las tinieblas de los demás, tu luz es más fuerte que la oscuridad porque ni la tiniebla es oscura para ti, y la noche es clara como el día.

 

Señor, por tu infinita misericordia, sana esta necesidad de ser aceptado, aceptada, infinitamente amado, amada….no quiero seguir utilizando máscaras para huir….hoy, aquí y ahora, acepto que algún día una ó dos ó 10  mil veces he sido rechazado, rechazada por alguno de mis padres o por los dos, o por algunas personas pero sobre todo, por mi mismo, por mi misma. Incluso, me he llegado a sentir alguna vez, rechazado, rechazada por ti, pero hoy se, que TU ME AMAS DESDE TODA LA ETERNIDAD y me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras y yo, soy obra tuya, por eso, soy inmensamente grande, rico, rica, hermoso, hermosa. Se que me has regalado la misión de amar y desde hoy quiero realizarla…quiero ser para Ti Señor…..quiero ser amor.

Se que desde toda la eternidad me has amado, me amas y me amarás por los siglos de los siglos. Abrázame……infúndeme esa certeza de que los rechazos que he recibido en mi vida desde que fui engendrado, engendrada, fueron causados por la inconciencia de mis padres, por alguna causa, pero nunca por haberme querido hacer algún mal concientemente, intencionalmente.

Dame la gracia de aceptar con paz, que ellos a su vez, también fueron heridos y así, la cadena siguió y siguió a su vez con sus padres y con los padres de sus padres……pero hoy, aquí y ahora, deseo, necesito abrazarme con infinito amor, con infinita aceptación, como también necesito y deseo abrazarles a ellos, mis padres……..para expresarles que no les rechazo más, que los entiendo, que me solidarizo, que los amo. Que los amo con tu amor y que los perdono con tu perdón….

(Y tú que escuchas, si tus padres ya no viven, trae su recuerdo santo y mírales pequeñitos, indefensos también, rechazados. Hoy estás aquí para ofrecerles ese amor que también les faltó, para darles esa aceptación incondicional. Abrázales, ámales como el Señor te ama a ti) (Mus)

También Jesús necesito aceptar y amar con tu amor y perdonar con tu perdón, a todas a aquellas personas que me han rechazado por estar dormidas en el sueño de la irrealidad, encarceladas en el mundo de las heridas. Hoy, con tu sangre preciosa, desátalas de sus heridas, sánales Jesús, como lo estás haciendo conmigo….Les amo con tu perdón, les perdono con tu perdón, les acojo con tu inmensa ternura, Jesús……(Mira a aquellas personas o a aquella persona que crees que te ha rechazado más y mira como Jesús la estrecha entre sus brazos y la baña de su amor sanador…mírate tu abrazándole….haciendo juntamente con Jesús, que la llaga de su corazón herido, sea transformada en paz.

Ahora Jesús,  a mi mismo, a mi misma, desde tu amor que lo sana todo y lo plenifica todo, me amo con tu amor. Me perdono con tu perdón…me acepto incondicionalmente. Abracémonos Jesús, tu y yo, fuerte…. nunca más, nada ni nadie pueda romper este abrazo lleno de verdadero amor…… porque ahora soy conciente de quién soy y para qué estoy en este mundo. Gracias Jesús, por todo lo que estás haciendo en mi vida. Gracias Jesús….Jesús….Jesús….

 

Herida del abandono

 


HERIDA DEL ABANDONO

Estás en la cuarta parte del tema “El valor del perdón”. En esta ocasión hablaremos sobre la herida del abandono, para que identifiques en el subconsciente de tu bebé, de tu pequeño herido, de tu pequeña herida, si es el abandono lo que te hace reaccionar como reaccionas, ahora que eres un joven o un adulto.

Abandonar a alguien es apartarse de él, dejarlo, no desear más tener que ver algo con él, con ella. Muchas personas confunden el rechazo con el abandono. Miremos pues la diferencia. Si uno de los miembros de una pareja, o un padre y un hijo, decide rechazar al otro, para no tenerle junto a sí, sea el motivo que sea por ejemplo una hija que se cansa de la manera de ser negativa de su madre, de sus quejas por la vida, quejas por algún miembro de la familia,  si decide abandonarle, se aleja físicamente, se marcha para distanciarse temporal o definitivamente.

Aunque definir el abandono de esta manera, es muy relativo, porque yo, tu, podemos abandonar a alguien, aún al continuar viviendo bajo el mismo techo pues tu puedes abandonar a un hijo, a una hija,- sobre todo así experimentará si es bebé- cuando tienes que irte a trabajar 4 ó 5 u 8 horas y lo dejas –sin que esta sea tu intención- “abandonado” con tus padres, con una amiga o vecina, o en una guardería……

Unos padres –como otro ejemplo- pueden abandonar a su bebé en el vientre, aunque la mamá lo traiga bien dentro, cuando el papá por andar participando en parrandas de cualquier tipo,  llega noche a casa, haciendo sentir a su esposa, cada vez más infeliz o cuando la mamá está más sumida en su depresión, en sus cosas, en sus pensamientos, en lugar de tratar –con la ayuda del Señor Dios, y de todos los libros que enseñan cómo ser una mejor persona- de salir adelante, de crecer más interiormente, para poder proporcionarle al bebé, una acogida llena de vida,  de realización humana y divina;  o también le abandonan a las consecuencias de los actos  irresponsables de ambos padres inmaduros , cuando fuman o alguno de los dos o los dos se drogan, o cuando beben sólo en ocasiones –dicen- y nunca reconocen que son dependientes porque están huyendo de sí mismos…..

Otro ejemplo es cuando la herida que se vive en el caso del abandono, la podemos situar en el plano del tener y el hacer. Escucha bien. Un niño pequeño puede también sentirse abandonado si su madre se encuentra ocupada con un bebé nuevo. El sentimiento de abandono será aún más fuerte, si el  nuevo bebé necesita muchos cuidados porque es enfermizo o padece alguna incapacidad. El pequeño tendrá la impresión de que su madre lo abandona continuamente para ocuparse del otro y comenzará a creer que así será siempre, que nunca tendrá a su mamá de otro modo..

Puede suceder en otro caso, que de pequeño te hayan tenido que llevar al hospital en donde permaneciste y no comprendiste qué sucedía. Cuando a un pequeño le pasa esto durante varios días, tal vez reaccione caprichoso porque pensará que sus padres ya se cansaron de él y se experimentará abandonado. La reacción que tome ante este sentimiento, será una máscara que le ayude a soportar su sufrimiento. Cuando los padres de un pequeño, le dejan con alguien más incluso, si se trata de la abuela, se experimentará abandonado o cuando su madre siempre está enferma y su padre está demasiado ocupado o ausente –sea el motivo que sea- para hacerse cargo de él, el pequeño, la pequeña se ven obligados a arreglárselas por sí  mismos, sin ser conscientes de que en lo profundo de sí, se está tatuando fuertemente, la herida del abandono.

Una señora nos platicaba –y nos permitió compartirte a ti que escuchas, su experiencia-  que tuvo un temor terrible cuando murió su padre cuando ella tenía 18 años. Este paso lo vivió como un verdadero abandono, fue terrible porque además su madre, no paraba de decirle que cuando cumpliera 21 años, tendría que independizarse. Esta mujer, que se sentía rechazada por su madre, vivía en constante miedo y no hacía más que pensar: ¿Qué me sucederá ahora, sin papá?. No estará aquí para ocuparse de mi, cuando tenga que salir de casa”.

Muchas personas que sufren la herida del abandono cuando fueron pequeñas, experimentaron una profunda falta de comunicación por parte de sus progenitores, sea la madre o el padre o los dos. Hoy,  madres y padres de familia que han conocido al Señor y que han comenzado a trabajar por un proceso de maduración interior en sí mismos, nos preguntan cómo hacerle para que sus hijos jóvenes comprendan que ellas y ellos, los padres, en realidad no son las culpables  de lo que muchas veces los hijos les reclaman: -les dicen-  “Tu tienes la culpa de mi infelicidad”. “Tu eres la causa de que yo no sea feliz”  y sencillamente les respondemos que hablen o escriban según sea el caso, a sus hijos…..hablen de lo que Ustedes pasaron…. y de lo que ellos –sus hijos- a su vez, han pasado; gánense su confianza, con amor, no digan ustedes mismos: Uuuuu, eso es imposible, porque quien habla así, no tiene fe, no conoce el amor del Señor, no reconoces lo que el Señor Dios está haciendo por ti mismo, por ti misma que muchas veces te has creído un imposible para Dios. Para Dios, no hay nada imposible, excepto que tu no quieras abrirle nunca el corazón. Así que padres de familia, hijos, ser humano quien quiera que seas y que escuchas este casete, busca el mejor momento para el encuentro, para dialogar, para abrir las puertas de la interioridad y para ofrecer al mismo tiempo, acogida, calor de sinceridad y fidelidad y silencio de las confesiones recibidas. Este momento, siempre llega –porque es una gracia- cuando estamos a la escucha del Espíritu….

La mayoría de las personas nos han dicho que la herida del abandono se vive con el progenitor del sexo opuesto, pero esto no es una regla para todos. En cambio, podemos casi generalizar, que las personas que sufren de abandono, han sufrido también de rechazo. Hay casos en los que cuando se es joven, se experimenta rechazado por su progenitor del mismo sexo y abandonado por el sexo opuesto, el cual cree que debía haberse ocupado de él y sobre todo, que debía haber velado para que fuese menos rechazado por el otro progenitor.

Lo que vamos a decir en seguida, no corresponde a la herida del abandono, pero imaginemos el caso de alguien que ha sido abusado sexualmente por alguno de los progenitores –aunque esta herida se tocará en los siguientes mensajes- estaríamos  hablando de un ser humano, de un pequeñito, de una pequeñita mucho muy destruidos. Y esto lo mencionamos ahora, para que con la gracia del Señor que es todo respeto, profundo y tierno amor con cada uno de nosotros, comencemos a amarnos con locura divina y a los demás, como somos amados por Dios. Cada vez que mires a una persona, a un ser humano, no lo juzgues, no lo etiquetes, compréndele, ámale como el Señor te ama a ti.

Amarte a ti, amar a quienes son más próximos a ti, amar a tu familia entera, amar a los vecinos, a tus compañeros de trabajo, de escuela, a los que ves en la calle, a los que miras por televisión y escuchas por radio, amar, amar, amar a cada ser humano que forma parte de este planeta, sea como sea, haya hecho lo que haya hecho, porque ahora sabes que la inmensa mayoría vivimos huyendo, envueltos en máscaras para no volvernos aún más locos. Y te decimos esto, porque Jesús el Señor, nos ha enseñado en el evangelio, con su vida, que lo único que necesita el mundo para ser feliz, es el amor que es aceptación, es comprensión, diálogo, es encausar los impulsos  agresivos motivados por las heridas, hacia la bondad, la dulzura, la compasión, la misericordia.

Hay niños de 3 a 10 años y  pre-adolescentes de 11, 12 ó 13 años, que comienzan a manifestar su herida de rechazo o abandono en la alimentación física o comerán poco o comerán mucho, y con esto, ya tenemos frente a nosotros un ser humano  dependiente. Dependiente de todo. La dependencia, es una máscara que brota de la herida del abandono y se manifestará algunas veces en un cuerpo largo, delgado y encorvado. El caso del exceso de peso nos estará indicando otro tipo de herida que veremos más adelante.

El niño o adulto dependiente, abandonado, cree que no puede lograr nada por sí mismo, por tanto, tiene necesidad de alguien más y lo más a la mano –para suplir esa necesidad- es, muchas veces la comida.  Generalmente la mirada de alguien que sufre interiormente el abandono, aunque es triste se verá como unos ojos que parecen querer atraer a otros con su mirada. No olvidemos que la intensidad de la herida, determinará de qué grueso es la máscara.

Es importante que sepas diferencias entre la máscara del huidizo o de quien fue rechazado, a la del dependiente o quien fue abandonado. Puede haber dos personas muy delgadas junto a ti, y una de ellas ser huidiza y la otra dependiente. Hoy en día, las cirugías hacen que muchas personas, incluso adolescentes, intenten esconder sus heridas porque rechazan partes de ellas mismas, pero quien se mira al espejo, no puede mentirse, pues ocultar la herida con medios físicos, no la hará desaparecer. En cambio, la intimidad con el Señor Dios, el dejarse amar por Él, el desear y buscar los medios para crecer interiormente,  leer libros de espiritualidad, libros que nos ayuden a crecer como seres humanos y divinos, audio casetes que alimenten nuestra mente de información sana, sí que lo hará, paso a paso, casi sin notarse, pero cuando menos lo pensemos y sin que nos demos cuenta de ello, estaré, estarás dando mucho fruto, mucho amor. Te habrás encontrado contigo mismo, contigo misma, con los demás y con Dios.

Continuemos pues escuchando que la persona dependiente es la que generalmente tiende a convertirse en víctima. Una persona “víctima” así entre comillas, es la que hace problemas de todo tipo en su vida, pero especialmente problemas de salud, para llamar la atención como es el caso de los niños, jóvenes y adultos hipocondríacos.  El niño, joven o adulto dependiente, es una persona que dramatiza mucho: hasta lo más mínimo lo hace gigante. Por ejemplo, si su pareja no llama para avisarle que llegará tarde, piensa lo peor y no comprende por qué le hace sufrir tanto al no llamar.

Una persona dependiente no sufre…sino que agoniza por dentro, y aunque el ser así le acarreará problemas, ser abandonado para él, para ella será más doloroso que vivir todos los problemas que traiga su proceder. Sólo otra persona dependiente, le podrá comprender.

Cuando encuentres una persona así, víctima de todo, o tu mismo, tu misma, si  tienes esta máscara, estarás frente a alguien que vive una importante herida de abandono. La persona dependiente, tendrá temor a la soledad, porque la ayuda que más necesita el dependiente es el apoyo de los demás. Generalmente, antes de decidirse, por lo general pide la opinión o la aprobación de los demás porque sencillamente no se decide o duda de sus decisiones cuando no siente el apoyo de alguien más. Esto no quiere decir que escuche los consejos o sugerencias pues al final casi siempre hará su parecer.

Otros casos  los encontramos en esas personas que nos pueden parecer perezosas, pero en realidad lo que sucede es que no les agrada realizar actividades o trabajos físicos solos puesto que necesitan la presencia del alguien más para sentirse apoyados. Una persona dependiente, percibe el final de cualquier cosa agradable como un abandono, por eso exclamará: “Qué lastima que se haya terminado”.

La persona dependiente, que actúa como víctima, tiende a tener –sea varón o mujer- una voz infantil y a hacer muchas preguntas. Esto se observa cuando pide ayuda por ejemplo, tiene dificultad a aceptar una respuesta negativa y con la tendencia a insistir. Mientras más sufre cuando se le dice “no”, más se dispondrá a utilizar cualquier medio para obtener lo que desea como la manipulación, el enfurruñamiento, el chantaje, etc. Estará dispuesta a tolerar situaciones muy difíciles, en lugar de ponerles fin porque su temor es: ¿Qué voy a hacer solo, sola? ¿Qué será de mi? ¿Qué me sucederá?. Vive en conflicto consigo misma porque por una parte, exige mucha atención y por otra, teme estar exigiendo demasiado y que eso acabe por molestar a los otros quienes podrían abandonarle y aunque no lo admita, ama el sufrimiento tanto como para tolerar lo que sea con tal de no estar solo, sola.

Para una persona dependiente, el simple hecho de escuchar actualmente, de una amistad por ejemplo cuando le dice: “debo irme” y por teléfono escuchar la palabra “dejar”, o “mirar en frente de él o de ella el reloj”, será traer a la conciencia la herida de abandono de sus padres o de alguno de ellos y esto le causará un verdadero dolor, porque inmediatamente pensará que no es tan importante como para atraer la atención de otro, de otra.

La tristeza, es la emoción más intensa que experimenta el dependiente. Constantemente siente esta tristeza en lo más profundo de su ser sin que pueda comprender o explicar de dónde proviene y para no sentirla, busca la presencia de otros; pero también es capaz de irse al otro extremo es decir, alejarse o apartarse de la persona o la circunstancia que le causa esa tristeza o ese sentimiento de soledad. En momentos de crisis, puede incluso pensar en el suicidio. Generalmente, habla de esto a los demás sin hacerlo porque lo que realmente busca, es apoyo, pero si después de muchas tentativas para que le den apoyo no lo obtiene, posiblemente termine suicidándose.

Una persona dependiente porque en su etapa primera recibió la herida del abandono, teme a toda forma de autoridad. Piensa que una persona que usa una voz autoritaria o que toma una actitud autoritaria, es fría e indiferente por eso, jamás podrá aceptarle y por este motivo, tiende a ser lo contrario es decir, es cálido con los demás. Cree que al ser así, los demás serán afectuosos, atentos, cálidos y no autoritarios. Una persona dependiente, al hablar de su infancia, dirá que con frecuencia se le dejaba solo y que su madre o su padre, estaban ausentes.

Una persona dependiente, se angustia al estar sola, y lo que se oculta detrás de esa angustia, es un sentimiento  de urgencia por desear que alguien esté junto a ella, y en cuanto tiene la oportunidad de entablar una relación con alguien, teme que le abandone, por eso, se las arregla para ponerle fin por propia cuenta.  Y lo más contradictorio es que a esa persona le gustaría sentarse sola a leer un libro, pero no admite –por ejemplo- que su pareja lo haga, o le gustaría salir solo a algunos lugares que elige pero se sentirá abandonada y creerá que le hacen a un lado si su pareja hace lo mismo y dirá: Claro, no soy lo suficientemente importante como para que quieran salir conmigo”.

A una persona dependiente, le resulta difícil aceptar no ser invitada a una reunión aunque  esta decidiera de antemano no haber ido.  Experimenta una gran tristeza por el sentimiento de abandono de ser poco importante.

Durante la infancia, por ejemplo, las niñas se afianzan a su padre y los niños a su madre. En la pareja, el dependiente, se apoya en el otro o le toma la mano o lo toca con frecuencia. Cuando está de pie, busca apoyarse contra un muro, una puerta o cualquier otra cosa. Incluso, sentado, le es difícil estar erguido y se apoya en el brazo del sofá, su espalda, tiende a encorvarse hacia delante.

Cuando en alguna reunión, veas a alguien que busca llamar poderosamente la atención, observa su cuerpo y verás que en su interior hay una máscara de dependencia. El dependiente piensa que los demás, son su felicidad. Hay personas que han sido muy dependientes de su madre cuando eran pequeños que aún casados, les es impensable pensar apartarse de ella. El niño dependiente, tiene terror al cambio que sufre en la pre-adolescencia, y de la adolescencia a la edad adulta, siente pavor al cambio de la soltería al matrimonio, o simplemente sienten terror a la idea de no casarse nunca,  a la mudanza a otro domicilio, una separación, la muerte o el nacimiento; alguien dependiente, al experimentarse llamado a un seminario o convento y al tener que dejar a la familia; el dependiente, se paraliza,  siente terror de que no se cumplan en la vida, sus planes, porque para la persona dependiente, solo lo que ella misma se proporciona, es seguridad. Y si es creyente, allá en su subconsciente, “cree que ni Dios puede darle lo que realmente necesita, por eso se obstina en sus planes”.

La sensibilidad de una persona dependiente llevada al extremo de enfermar y de caer en la agorafobia, le hace temer a la locura es decir, al hecho de quedarse loca, pero será urgente hacerle saber que lo suyo no es locura, sino una sensibilidad excesiva sin sanar, por desear no ser abandonado.

Una persona dependiente, llora fácilmente, sobre todo cuando habla de sus problemas o de sus adversidades. En su llanto acusa a los demás de ignorarle cuando vivía en medio de sus problemas o enfermedades. Acusa incluso a la vida e inconscientemente a Dios de haberla abandonado, cuando en realidad es la persona misma quien se ha hecho a un lado. Una persona normal, se experimentará muy bien sola, sin sufrir por ello, tomando  las  riendas de la vida, sin echar la culpa a nadie, porque sabe que las culpas no existen sino más bien todo ha sucedido por alguna causa. 

Una mujer dependiente, que vive con un alcohólico –por ejemplo- o que es víctima de abuso conyugal. Su sufrimiento será más grande, si se separa de su pareja que si tolera lo que vive. La persona dependiente tiene una enorme capacidad para no ver el problema que vive en la familia o con su pareja,  con una amistad, o consigo misma. Prefiere creer que todo marcha bien, porque tiene miedo de ser abandonada. Si este es tu caso por estar aferrado, aferrada a una persona haciendo todo lo posible -por el temor a no ser abandonado, abandonada-, necesitarás tu mismo, tu misma brindarte apoyo y dejar que el Señor Dios te ayude a salir de esa situación.

Una persona dependiente, tiene necesidad a cualquier precio de que los demás le hagan sentir importante de que le tomen en cuenta, de que constantemente le de su opinión sobre sí misma, pero hay aquí algo importante: cuando el dependiente es capaz de detectar los problemas que le causa su dependencia, experimenta el deseo de ser independiente, pero este creerse independiente, no es más que otra máscara que no hará más que acentuar y ocultar la herida de abandono que no se ha sanado.

Otros casos de dependencia por herida de abandono, son los hombres y mujeres que no desean tener hijos so pretexto de querer mantener su independencia., pues por ejemplo en el varón, la presencia de un niño en la familia, suele ocultar el temor a no recibir toda la atención de su pareja, mientras que la mujer dependiente, temerá a su vez sentirse agobiada por las obligaciones que implica tener un hijo. Por otra parte, si ella desea tener hijos, los preferirá cuando son pequeños, cuando dependen más de ella, ya que así se sentirá más importante. El dependiente busca más que la independencia, el hecho de sentirse necesitados por alguien.

Las personas dependientes -según grandes psicólogos como Freud-  son las que más buscan tener  sexo, hablar cosas en las que se involucre todo lo referente al sexo,  a los órganos sexuales, porque creen que en una relación sexual encontrarán la ternura y el cuidado que no tuvieron en su infancia o adolescencia.  (Y referente a la comida, si mencionamos anteriormente que en el caso del huidizo existe la tendencia a la anorexia, en el caso del dependiente, la tendencia es a ser bulímico).

Los comportamientos propios del dependiente son dictados por el temor a revivir la herida de abandono. Cada una de las heridas, tiene comportamientos y actitudes interiores propias. Las formas de pensar, de sentir, de hablar y de actuar, correspondientes a cada herida, indican una reacción a lo que sucede en la vida., de ahí que será siempre necesario ser conciente cada instante de tu vida para qué estás en este mundo y sabes que a este mundo has venido a dejarte amar por Dios, a amarte a ti mismo, a ti misma y a cada ser humano que el Señor Dios pone en tu camino, es decir, estar atento, atenta a la Presencia sanadora de Cristo en ti,  para que tus reacciones, sean cada vez más, las reacciones de Jesús

En lo que se refiere a las enfermedades, el dependiente, se distingue por haber sido un niño enfermizo, débil o endeble. Suelen padecer asma, lo que indica que la persona que la padece, acepta más de lo que debería y no rechaza lo que le pesa, sino con muchas dificultades. Los problemas de bronquios, asfixia etc, son también comunes pues indica que tiene la impresión de no recibir lo suficiente de su familia. La miopía es muy usual en los dependientes, pues representa la dificultad de ver más lejos en relación con el temor al futuro y el miedo a enfrentar el porvenir solo.. El dependiente puede llegar a sufrir histeria sobre todo cuando llega al borde de sentirse la víctima. En psicología se dice que la persona histérica es semejante al niño que llora cuando se le abandona y se le priva de la leche que lo alimenta. Padecen depresión cuando su herida les lastima mucho. Puede padecer migrañas porque se impide ser ella misma.

Generalmente, las personas en quienes predomina la herida de abandono, también temen a la muerte, mientras que aquellas que han recibido la herida de la traición, temen con mayor frecuencia a la locura. Si tu que escuchas, te identificas como una persona dependiente que ha vivido la herida del abandono o eres una persona agorafóbica es decir, que tiene temor a la muerte y a la locura, debes saber que lo que vives no es locura y que no morirás por ello

No creas pues, que ya no hay salida para ti, no. Sí la hay y se llama Jesucristo,  tu único Salvador, la Vida Verdadera, pues al encontrar tu seguridad en Él, vendrá la luz y encontrarás la solución a tu vida la respuesta de tus por qué, de tus para qué. Para terminar este tema, si te identificas con la herida del abandono, te recordamos que la desencadenó tu progenitor del sexo opuesto y que continuará apareciendo con cualquier otra persona del sexo opuesto a la que te enfrentes. Es seguro también, que ese progenitor, padeció la misma herida con su propio progenitor del mismo sexo que tu. Las mismas heridas se repiten de una generación a otra (lo que explica el fenómeno de la herencia) y así sucederá mientras no quieras romper con esa cadena de desamor. Sólo el amor, cura las heridas. Sólo el amor, mueve montañas. Sólo el amor salva. Sólo el amor sana.

Así que toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con tus brazos y manos descansándolos sobre tus piernas, con tus palmas hacia arriba o hacia abajo o entre lazadas, tu cabeza recta. Cierra tus ojos y respira suave, profundo y lento….y abriéndote en fe adulta a tu Señor y Dios, escucha lo que hoy te regala en su Palabra tomada del profeta Isaías (66 12.13): Yo haré que la paz venga sobre ti, como un río. Como una madre alimenta con su amor, así te consuelo hoy a ti. Aquí en tu corazón encontrarás siempre la paz, porque en tu corazón estoy Yo.

Ahora mismo, estoy alegrando tu ser. Estoy renovándote.  Tu has dicho envuelto en tu tristeza: “El Señor me ha abandonado, mi Dios se olvidó de mi” pero, ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo?, Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré jamás ni te abandonaré. Yo te llevo grabado, grabada en mis entrañas, siempre estas presente ante mi, porque yo te amo y te guío y te atraigo a mi, para que en mi encuentres manantiales de agua que da vida, que sana y siempre te abriré un camino a través de las montañas y haré que se allanen los senderos.

Mi Señor, hoy, aquí y ahora, deseo y necesito que el poder abandonarme en tus planes, en tu providencia en tu amor, sea una realidad en mi. Deseo que tu voluntad, sea mi única guía en esta vida en la que muchas veces he experimentado perder el camino. Hoy, se que nunca has querido el mal para mi, pero así como me has dejado libre para no brindar una sonrisa, así como me has hecho libre cuando no he querido comprender a los demás, así como me has dejado libre para no amar, así has dejado libre a quienes por inconciencia me hirieron, me abandonaron, pero hoy Oh mi Dios amorosísimo y fiel, no quiero otra cosa más que, que en mi ser se realice tu plan Divino que desde toda la eternidad tenías preparado para mi.

Hoy quiero, como tu Jesús me enseñaste en tu paso por este mundo, con gran confianza asumir, aceptar todo lo sucedido en cuanto posibles heridas de abandono desde el momento de mi concepción hasta este momento y decir: “Señor, desde hoy y para siempre quiero dejar que en mi vida tu seas Dios”, porque se que tu no creaste el mal y siempre quieres el bien para tus hijos, para la creación entera. Hoy me abandono confiadamente a ti. Por eso estoy aquí, reposando en tus manos amorosas. Jesús yo confío en ti a pesar de mirar diariamente, como nos ofendemos, cómo nos rechazamos y nos abandonamos entre los seres humanos y como también lo hacemos con la naturaleza, con los seres indefensos, con los animalitos…..”Dios mío. Creo en tu amor. Creo que me amas infinitamente y que nunca pero nunca me has abandonado ni me abandonarás jamás. Señor, ámame”……..

 

Terapia visual de pensamientos sabios 2