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lunes, 23 de abril de 2018

Amar como María

Amar y creer como María







María fue educada para ser realizada en Dios. Buscó incesantemente al Señor Dios en la intimidad de su ser. Vivió una gran intimidad con Dios.




Te has preguntado ¿Cómo puedes llegar a vivir en gran intimidad con Dios? ¿Qué proporciona una auténtica relación con Dios?








El Espíritu la convirtió en la joven virgen Madre. Lo imposible se hace imposible para el que tiene fe. Por la fe es fuerte ante toda circunstancia incluyendo cuando su Hijo único muere como un maldito en una cruz. María fue fiel a la gracia de ser fiel. Creyó contra toda esperanza. Jesús aprendió de María esta fe. ¿Qué estás heredando a quienes viven contigo? ¿Cómo son tus pensamientos, palabras, acciones, tu voz….eres perdón, dulzura…..estás lleno de pensamiento de Dios?



¿Para qué has venido a esta tierra? ¿Lo sabes?








María, la Pobre de Dios la Anawin: PROFUNDAMENTE HUMILDE ¡Hágase! ¡Yo soy la que ha vivido desde toda la eternidad en el corazón de Dios….la que lo ha recibido TODO DE DIOS…..la pobre…..cuyo ser descansa en las manos de Dios por ello podré responder ¡¡¡Hágase!!! Tu voluntad es mi voluntad porque yo no podría pensar nada más perfecto que tú.  Vivió en constante abandono en las manos de Dios.






María fue fiel hasta el final de sus días. María extendió un cheque en blanco a Dios. María fue disponible. Jesús, María y José no se atribuyeron a sí mismos ninguna virtud: Bueno, sólo Dios, el Padre. Nosotros nos perdemos en la arrogancia, en la soberbia. Una cosa es reconocer y asombrarse de los dones de Dios en nosotros sin vernos nunca peyorativamente a nosotros mismos.





Un pobre no dice ¿Por qué a mi? Porque un anawin no olvida a Jesús en la cruz, porque no deja nunca de ser solidario. Cuando nos duele la vida decimos: “Yo ya no creo en Dios", pero hablamos así por ignorantes, soberbios por no querer comenzar un camino en serio. Por no querer orar.



María aceptó creer con todo y sus riesgos (lo que pudiera pasar). María dijo Si a todo: la persecución, el silencio de Dios, a la muerte de José, a la pasión y la muerte de Jesús. María fue el abandono más silencioso en las manos de Dios porque supo siempre en quién confiaba. Por su fe fue entera ante las contrariedades, profunda, sencilla. ¿Desde dónde vives tu vida? Desde el radio, la tv, el Ipod la computadora….o desde tus ansiedades….desde tu mucho hablar vacío….tu cigarro, modas, desde tu enjuiciar y criticar a las personas, desde tu querer egoísta, alcohol, groserías, tus calenturas hormonales de todo tipo….juntas sociales….¿para presumir? ¿Acaso te gusta tu vida falsa? ¿A quién le has entregado ya tu vida?





A María de Nazareth no se le dieron hechas las cosas. María no se dejó llevar de lo primero que sintiera. Tú ¿Cómo reaccionas? ¿Eres un ser humano reflexivo? y aún más… ¿meditativo? María era humilde y tú y yo….soberbios, infantiles y nuestro ánimo sube o baja. María por ser pobre es segura, invencible. Un pobre de Dios nunca se siente ofendido. Jesús no se defendió nunca porque sabía en quién confiaba. Jesús era la nada, era como María el desaparecido, el vidrio transparente desde el cual ambos reflejaron junto con José el rostro maravilloso de Dios. ¿Por qué te sientes amenazado con tanto miedo? Porque te apegas y te aferras a todo.  Un pobre de Dios sólo pone su corazón en su Gracia, en el Amor de Dios. Nada le turba porque nada tiene y nada le puede asustar. Jesús y María no estuvieron atados a nada ni a nadie. Pasaban tiempo en silencio a solas con el Padre orando desde la profundidad de la fe.  María fue pobre y descalza en este peregrinar simplemente orientándose por la fe.






A grandes experiencias de Dios en la fe surge una gran necesidad de servir a los demás. María siempre ha estado presente orando y sirviendo.  Se da cuenta de que ya no tenemos vino….sal…..sabor…..alegría…..sentido de vivir,  por ello nos dice: “Hagan lo que Él les diga” María era abnegada, supo esperar el momento adecuado. Y nosotros….hacemos que el de enfrente se sienta mal.  María nos enseña a hacer el bien sin esperar nada de nadie. Te sonrío si me sonríes. ¡No hemos entendido el evangelio!



María por su humildad y fe consiguió lo que se necesitaba. Silencio interior: signo de humildad y pobreza de espíritu. De sí misma apenas habla nada. El silencio de María fue fecundo. El nuestro ¿cómo es? ¿Qué produce? Porque si no produce amor, entonces has de decirle a María “Madre, María, enséñame a orar, enséñame a amar”. Amén

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