Mostrando entradas con la etiqueta Dios es amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dios es amor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 24 de abril de 2024

Dios es ternura

 

 "Quien esté libre de pecado (EGOÍSMO), que tire la primera piedra" Jn 8, 1-7 La sociedad mundial, a excepción de Jesús y poquísimos y poquísimas más y no solo los judíos en tiempo de Jesús, llevamos metida hasta la médula de los huesos la LEY DE LA RETRIBUCIÓN que quiere decir: 'tanto te doy, tanto me das; me la hiciste y me la pagas; ojo por ojo y diente por diente' Pero Jesús sabe que pensar así, no nos va a madurar nunca. Nos quedamos infantiles, niñatos, siempre llevando cuenta de los delitos. 

 

 El salmista, gracias a la Revelación de Dios en su ❤ le dice al Señor: Si tu llevaras cuenta de los delitos, quién podría resistir.....pero de ti procede el perdón y así infundes respeto es decir, seguridad, paz y acrecientas el amor sin condiciones en mi ❤. Jesús en otro pasaje dice: 'Si Ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más el Padre Celestial les dará el Espíritu Santo' Mt 7,11 Padre Ignacio Larrañaga y grandes teólogos católicos como el padre agustino Antonio Salas entre otros muchos dicen, que el Dios de Jesucristo nada tiene que ver con culpas ni castigos, porque las culpas y castigos, las creencias o paradigmas no basados en el amor incondicional causan muchos trastornos psicológicos y espirituales en el cerebro humano: esquizofrenia, paranoias, obsesiones, ¡hasta locura! resentimientos, odio, angustia, ansiedad, depresión crónica, enfermedades físicas etc, etc, etc y no nos ayuda a hacernos responsables a la hora de sanar heridas ni confiar en Dios como nos enseñó Jesús. 


A la hora de estudiar Sagradas Escrituras, uno aprende los muchísimos géneros literarios que se han utilizado a la hora de construir ese libro maravilloso y único. Pues es verdad que la Biblia fue posible gracias a la Revelación de Dios y gracias al don que recibimos de Él y que se llama FE. Dios es Amor dice San Juan. Pero desgraciadamente hemos denigrado el concepto de la palabra Amor. En realidad si seguimos como vamos, podríamos declararnos en decadencia mental. 

Pensamos que amor o encontrar el amor de la vida es aquel que nos hace experimentar nuestras feromonas al TOPE!!!!! Y no. Igual vamos decreciendo entre conceptos desvirtuados como el de la palabra juicio. Juicio viene de razonar......no de estar embrutecidos, inconscientes, llenos de odios y resentimientos creyéndonos buenesitos y a juzgar sin ton ni son con miradas humanas, miopes.....y no al estilo de Dios. 

 

A la hora de 'juzgar' no tenemos en cuenta NADA. Nos topamos con nuestra propia ceguera. No tenemos en cuenta que somos seres dormidos, inconscientes, llenos de heridas sin reconocer, con un cerebro que DESCONOCEMOS, con un cuerpo que no valoramos. No tenemos en cuenta nada, de nada, de nada..... En cambio Dios nos conoce y Jesús vino a enseñarnos a vivir. A que queramos aprender de Él a ser compasivos y misericordiosos. La Biblia está cargada de Antropomorfismos eso necesitamos asumirlo, aceptarlo, y quiere decir que el hagiógrafo o escritor sagrado puso a Dios, atributos que solo nos corresponden a nosotros, porque solo nosotros somos vengativos y justicieros. 

 


De ahí cuando dice el salmista: "Dios de la venganza resplandece y manda tus flechas incendiarias en contra de mis enemigos" o cuando la comunidad de Lucas o Mateo ponen en poca de Jesús el juicio de las naciones "y a unos separará a la derecha y a otros a la izquierda". Esto, hace notar que aún los seguidores de Jesús todavía cargaban en su interior con esa ley de la retribución y con esos antropomorfismos que nos cubren el rostro verdadero de Dios. No olvidemos que Dios al revelarse al hombre respetó su cultura, su poca o mucha consciencia, su educación, situación política o religiosa. 

  Hoy, aquí y ahora, ¿Quiénes queremos vivir a su estilo de amor incondicional? O seguimos prefiriendo creer que Dios castiga y seguir fomentando el "No estés eternamente enojaaaado.....no estés eternamente enojado perdónanos Señor". Como dirá padre Ignacio Larrañaga: ¡¡¡¡¡¡Hemos traicionado a JESÚS!!!!!! ¡¡No le creemos!!. 
 
Una creencia que nos daña psicológica y espiritualmente, y mucho, es la de las 'culpas' pensamientos inquisitorios. En realidad las culpas, como también las frustraciones, o la forma en como interpretamos la vida, los hechos, las palabras de otros, están solo en nuestra cabeza. Si creemos en ese Dios amoroso de Jesús de Nazareth, es que podremos superar cualquier cosa por dolorosa que sea, porque es y será siempre su Amor sin condiciones quien nos de valor y confianza. Somos seres hechos por amor y para amar al estilo de Dios. Pero hemos de hacer un trabajo interior para ir sanando cada día tanta herida que aún nos duele y comenzar a amarnos inmensamente a nosotros mismos para poder amar a esta creación tan necesitada de AMOR VERDADERO.
 
Hnas Flor y Gema ob







 

domingo, 10 de diciembre de 2023

Adviento es vivir en Amor

 

❤️EL ADVIENTO ES.....

 


                                                                              

El Adviento es el tiempo  en  que  Dios  nos  promete  que  su  amor no descansa. Por cada uno de nosotros. “Qué hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz” (Is 52.7) Hay gente que sí anuncia tu venida Jesús. Y da gusto verlos, y tratarlos, y sentir que, con ellos, renace la esperanza. Esos viven la Navidad todo el año, y quizás  ahora,  si  busco,  podré  verlos  un  poco  más. Recuerdan  con  sus vidas que el amor es posible. Insisten, con su testimonio, en confirmar que sí, que a veces, hay quien te siente muy dentro... y entonces todo cobra sentido. Son  la  buena  gente,  que  la  hay  en  todas  partes.  Son  los  pisoteados, capaces de levantar la cabeza, conscientes de su dignidad inalienable. Los heridos  capaces  de seguir  caminando.  Los  alegres deseosos  de contagiar su  contento. Los  que  comparten  lo  que  tienen  (poco  o  mucho),  su tiempo, su trabajo, su vida, su palabra, sus sueños... Los humildes, los mansos, que contagian bienaventuranza y trabajan por la paz. ¿Quién es la gente que en tu vida es mensajera de evangelio? ¿Y puedes ser tú anuncio de esperanza para alguien? ¿Cómo?
                                                                                      
 Ven, Señor. Sigue viniendo. No te canses de venir, en espíritu, en palabra, en verdad  y  vida. Ven  a  este  mundo  que  hambrea  sentido  y  esperanza. Ven a habitar cada horizonte. Ven a sacudir las inercias, a avivar los amores apagados, a calentar los hogares fríos, ven. Ven, de nuevo niño, a mostrarnos esa fragilidad poderosa del Dios niño. Sigue viniendo, contra viento y marea, contra escepticismos y rutinas, contra dudas y atrofias....                                                                                       

 «Cuando te llamo, respóndeme Dios, defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí, escucha mi oración.» (Sal 4,2) ¡Te necesitamos, Señor! NECESITAMOS EL AMOR, así, con mayúsculas, que Tú nos das. Necesitamos redescubrirte, en espacios que a veces parecen vacíos. Por eso te llamamos, en voz baja o gritando. Cada uno con nuestro acento, suben hasta ti las voces del niño con sus primeras preguntas, del joven con sus primeras angustias, del adulto con inquietudes que van echando raíz, del anciano, que vuelve a ser un poco niño, pero más sabio. Te llamamos, a veces con desesperación, y otras con euforia. Desde la soledad o desde la plenitud que aún aspira a más. ¡VEN!¡Ven, Señor! A nuestra vida, a nuestro hoy. ¡Ven! (Un buen mantra, frase o palabra corta para este Adviento. ¿Cuál es hoy mi grito, mi llamada, mi necesidad de Dios?)                                                             

 «Cambiaste mi luto en danza, me desataste el sayal y me ceñiste de fiesta.» (Sal 30,12).                                                                             

 Cuando  llegas  todo  cambia.  Llenas  los  vacíos. Tranquilizas  al espíritu inquieto.  Nos  levantas  si  es  que  andamos  caídos,  y quizás  nos  bajas  los  humos  cuando  vivimos  de  espaldas  a  ti como  si  fuéramos  dioses.  De  golpe  una  palabra,  o  una parábola,  o  una  imagen,  se  convierte  en  grito  vivo  para nosotros.  No  siempre  es  fácil  hacerte sitio,  y  lo  sabes,  en medio  de  nuestras  vidas  super pobladas.  Hay  que  quitarse muchas  capas  para  acabar  desnudos  ante  Ti,  para  que  tu Verdad  ponga  un  poco  de sentido  en  nuestras  seguridades  y para que tu evangelio nos mueve hacia el prójimo. No es fácil. Pero  las  veces  que  ocurre,  todo  parece  mejor. Así  que  no desistas. Cuando Dios ha entrado de lleno en mi vida, ¿qué ha cambiado?
                                                                                                    
 “Cuando empiece a suceder esto, levanten, alcen la cabeza, se acerca su liberación” (Lc 21,28) Esperamos  con  ganas,  con  deseo.

Esperamos,  pero  no  sentados,  sino  muy  vivos. Miramos  alrededor. Buscando el bien para nosotros y para otros. Escuchando tu palabra y las palabras de quienes están cerca. Esperamos, sin desesperar. Conscientes de que estás cerca, de que hay que aprender a descubrirte. Con la ilusión renacida de quien escucha otra vez un anuncio deseado. Te necesitamos, y por eso ahí va un grito, una plegaria, un canto: “Ven”! ¿Cómo vivo yo este adviento? ¿Qué hay en mi vida de búsqueda, sueño, anhelo, deseo... que concuerde a los deseos con Dios?  
                                                                                                    
  " El Señor  me  ha  enviado  para  dar  la  buena  noticia  a  los  que sufren,  para  vendar  los  corazones  desgarrados,  para  proclamar  la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad..." (Is 61,1-2) Se  acercan  el  amor,  los  motivos,  la  presencia  que una  vez  más  ha de  llenar nuestro  horizonte. Viene  la  palabra  que  pondrá  sentido  en  el  día  a  día. Quizás te nos harás un poco más visible. Vencerá el perdón... Resonará muy dentro  una  canción  que  ha  de  despertar  oleadas  de  júbilo.  Se  pronunciará una palabra que será la mejor herramienta.  El ritmo de los días volverá a ser danza. Venceremos el miedo a vivir. El abrazo será hogar, y habitarás nuestra oración. Y lo sorprendente es que todo eso que viene en realidad ya está aquí. El germen crece imparable. ¿En qué se concreta para mí la promesa de Dios? ¿Qué espero o deseo de verdad?¿Cuál es la buena noticia en la que creo?
                          
  No  es  este  un  tiempo  para  la  esperanza?  Pues esperemos,  pero  no  sentados sino  bien  vivos,  bien  activos,  amando.  Esperemos  que  mejoren  las  vidas  de quienes  nos  rodean.  Esperemos  que los  solitarios tengan  este año  alguien  que les  recuerde (¿tal  vez  podemos  llamar,  escribir,  cuidar  a  los  más  descuidados?). Esperemos  que  se  encienda  alguna  luz  de  ilusión  en  espacios  de  sombra  (¿tal vez  yo  pueda  encender  alguna?).  Esperemos  que  en  medio  del  vértigo  y  de tantos  preparativos  alguien  se  acuerde de que Dios  viene. Esperemos que haya más signos de ternura y menos golpes, más risas y menos ceños fruncidos, menos broncas y más reconciliaciones. Y digámoslo. Y cantémoslo. Y vivámoslo. Que el Dios que sigue viniendo es la fuente de la alegría profunda. Sin caer en voluntarismos innecesarios, ¿Puedo “preparar” mi mundo, o la parcelita que me toca, en estas semanas? ¿Qué puedo hacer para que se note esta venida? En mi familia, o en mi comunidad, en mi lugar de trabajo, o en los contextos en que me muevo...
                                       
  Mas tú,  Señor,  reinas  por  siempre,  tu  recuerdo  alcanza  de edad  en  edad. Te alzarás, compadecido de Sión, que es tiempo de apiadarte de ella” (Salmo 102,13-14) Esperamos  porque  sabemos  de  quién  nos  hemos  fiado.  Porque  preparamos  los  caminos  para  una  venida que  ya  comenzó  hace  mucho. Porque  en  la  vida  es  fundamental  mantener  una  memoria  agradecida  por todo lo recibido. Aprender de una historia muchas veces trenzada en golpe y dicha. Recordar las ausencias justas con gratitud, y las injustas con valentía. En los momentos de dicha recordamos que todo es don. Y en las  noches  oscuras,  en  los  momentos  en  que parece que algo  falta,  en  las  épocas  de dolor  o  sufrimiento, recordamos las bendiciones que en otros momentos han llenado nuestras vidas de pasión. Y la entrega de un Dios cuya salvación ya comenzó de manera que Él no se retrasó. La sorpresa del Dios del pesebre y la historia de una salvación extraña. Recordamos con gratitud, y nos vivimos como partes de una historia. Recuerdo,  en  este  tiempo  de  adviento,  la  historia  grande  de  la  que  soy  parte.  Recuerdo  que  Dios  lleva viniendo mucho tiempo (en lo grande y en lo pequeño).

 




ADVIENTO TIEMPO DE ESPERAR AMÁNDONOS PARA PODER AMAR AL ESTILO DEL QUE VIENE!!! VIENE PORQUE ES FIEL!!! PORQUE NOS HA AMADO PRIMERO. 🙏🏽😇❤️

domingo, 3 de diciembre de 2023

Adviento, sin esperanza no vamos a ningún lado

 



La esperanza nos invita a empezar de nuevo. Nos ofrece otra oportunidad de romper inercias, de dejar atrás lo viejo y explorar lo nuevo en nuestra existencia. Esperanza que genera confianza en algo mejor que está por llegar y que nosotros podemos acelerar su llegada con nuestro corazón abierto de par en par a su Gracia ya desde hoy, aquí y ahora; y es que lo Mejor, así con mayúscula, es vivir en nuestra profundidad a ese Jesús en quien creemos que es el Hijo de Dios. Y Jesús, nos ha dicho que Dios, su Abba, su Padre, es INFINITO AMOR.

 

La vida es algo muy serio, pero se puede echar a perder, o truncar a manos del mismo hombre, como lo hemos visto a través de la historia y más, mucho más en estos últimos días en los que hasta hoy todavía late nuestro corazón, pero que se entristece por todo lo que estamos experimentando en nuestra misma carne o en la carne de otros: enfermedad, gran desaliento por pérdida de trabajo, ya la vida no es igual en cuestión de seguridad ni económica, ni como sociedad; honda tristeza por pérdida de seres queridos, pérdida de esa cierta seguridad de cómo podíamos salir a la calle sin que hubiera agresiones como las hay hoy, saber que en otros países o en el propio país, si ya había muchos pobres, ahora habrá más y más; cada vez más perdemos los valores que nos hacían respetarnos, respetar la vida, amarnos de verdad. 

 
 

Sin embargo, Dios es quien pese a todo, nos ayuda a vivir. Jesús es quien nos orienta, y para ello nos ha dado todas las herramientas en nuestro interior para poder tener ese "coraje sano", ese empuje, esa resiliencia para decir: voy a levantarme interiormente de esto que no va a acabar conmigo ni con los míos, ni con la creación que también como yo, padece mucho a manos del egoísmo, que hemos decidido regar como una gran plaga, pero yo confío en ti Jesús, que padeciste tanto en tu paso por este mundo. Yo como tú Jesús, abriéndome al Amor del Padre, dejando que tu Espíritu de Amor y de Poder me llene de fuerza, valentía, compasión, humildad y esperanza para vivir cada instante de lo que aún me quede de vida como nunca antes lo había vivido: con amor sin condiciones, sin desalentarme, sino dando cabida a la esperanza y siendo solidario. Ayúdame a no cerrarme en mi círculo. Ayúdame a no amolarle la vida a otros, a otras con esa forma de ser tan necia, tan sin fe. Y al contrario, ayúdame a ser vida de verdad, en estos momentos en los que la ceguera de todos nos está hundiendo. Ayúdame Señor.

 

Para muchos y muchas, para nuestros ojos cegados y nuestros oídos sordos a un cambio de vida interior, preferimos decir que Dios no está. Y decimos que Dios es puro cuento, que nos mintieron, o "No creemos en Él porque los demás nos han dado muy mal ejemplo". En realidad todo eso no son más que excusas. No podemos verlo, ni oírle ni tocarlo, porque vivimos una vida super, super, super superficial y andamos metidos en todo y en tanta rareza que hemos dado muerte óntica a nuestro ser. Y somos en extremo indolentes, hiper egoístas. Y aparentemente la Presencia de Dios escapa a nuestros sentidos, pero Él, siempre ha sido, es y será fiel. Siempre está ahí. Sí!!! Está ahí, y podemos conectar con Él, y pese a todo, su Espíritu actúa en el mundo, a través de aquellos y aquellas que buscan el bien para sí mismos y para todo ser que respira. Dios habla y trabaja a través de los hombres y mujeres de buena voluntad y que ponen en acción todo cuanto son para que este mundo no vaya a peor. 

 

 

 

¿Sabes? Hubo un momento en la historia en que la presencia de Jesús fue especial. En ese hombre llamado Jesús de Nazaret hubo una "explosión del Espíritu". Jesús fue y es "el hombre lleno del Espíritu", en el cual podemos intuir y descubrir al Dios verdadero: Dios que nos ama con locura y está en nuestra vida para alegrarnos, para animarnos, para fortalecernos, para sacarnos de nuestro ensimismamiento. Dios que no hace distinción de razas, ni condiciones sociales, ni creencias. En la vida de Jesús, podemos ver cómo actúa Dios que deja las 99 ovejas por aquella que más lo necesita.

 

Y sucedió que nació un niño. Y con ese niño, y por medio de ese niño, los que vivieron con Él conocieron mucho mejor a Dios, y cambiaron sus actitudes egoístas, por actitudes de vida. A nosotros también nos pasa lo mismo. Conocer a Jesús, aceptar a Jesús, creer en Jesús es como volver a nacer. Y esto sucede una vez y mil veces en la vida, porque Jesús va creciendo en nosotros, lo vamos conociendo mejor, lo vamos aceptando más. Sobre todo lo conocemos al comenzar a conocernos a nosotros mismos. Lo conocemos cuando entendemos que nadie fuimos a una escuela de sabiduría y que nuestros padres o nuestros tutores nos fueron inculcando lo que creyeron mejor y así, en lugar de conocer a Dios fuimos teniendo una imagen errónea de Él, pues Dios no tiene nada qué ver con castigos, diablos e infiernos, sino con amor incondicional que nos va haciendo cada vez más conscientes de que a esta vida venimos a amar compasivamente, a hacernos responsables de nosotros mismos y a cuidar de los que más nos lo permitan.

 

En estas épocas que llamamos Adviento y Navidad, en realidad celebramos el principio de nuestra nueva vida, eso que Jesús llamaba "el Reino de Dios, que por cierto no está en otro lado sino en nuestro corazón. Y si decidimos celebrar cada Navidad es para que Jesús vuelva a nacer en nuestro corazón con más fuerza, siendo más comprometidos en cambiar actitudes que hieren a los demás.

 

Para ello, la misma Palabra de Dios nos dice: "Estén preparados que el Señor ya viene. Ábranle las puertas, preparen el camino". ¿Cómo estoy, estás preparado (a)? porque entre quejas y enojos no hay más que cerrojos y más cerrojos en el corazón….

 

Jesús es el mismo Reino de Dios en nuestro corazón. Jesús nos habla del Reino de Dios no como una imposición sino como una elección. Hay que elegir entre acomodarse con esta vida, con sus contra valores y sus satisfacciones pasajeras y resignarse a morir viviendo enojados casi todo el tiempo o dándonos igual la vida.

 

 

Tú que lees o escuchas, aceptas a Jesús como el mayor bien, como ese Dios que nos ama y nos invita a seguirlo en una vida en donde el comienzo de una sanidad interior es lo primero, una vida en la que comiences a entregarle cada cosa tan fuerte que te ha pasado, tan dolorosa para aceptarla y no cargarla más; una vida en la que comiences a reconciliarte con todo tu pasado y tu presente; una vida en la que comiences a valorarte, a mirarte con amor verdadero, en donde el rechazo a tu persona no exista más y por lo tanto puedas ir aceptando, asumiendo las diferentes formas de ser de los demás porque ahora de la mano de Jesús comprendes que todos los seres humanos estamos heridos y muchos y muchas no han querido o no han tenido la oportunidad (porque no saben cómo) de sanar su interior y entonces han preferido fugarse de una y mil maneras.

 


Hoy aquí y ahora, en pleno adviento hagamos ese gran acto de fe, de aceptar que no somos sólo tierra, que vamos hacia la plenitud y que hay que caminar.

 

Dios está saliendo a nuestro encuentro continuamente, si continuamente estamos caminando en busca de Él. Y hay que buscarle en nuestro propio interior y en cada ser que respira y que está muriendo por falta de amor, de cariño, de ternura, de cuidados, de justicia, por falta de nuestra responsabilidad. Si vamos al encuentro de seres necesitados, ahí encontraremos a Dios.

 


 


Ser espiritual no es pues, "rezar mucho" ni ser piadosos. Ser espiritual será ser como Jesús que amó hasta el extremo y sembró el bien sin cansarse. Y sembrar el bien sin cansarnos y amar hasta el extremo será abrir el corazón (Adviento) y celebrar plenamente la Navidad: nuestro propio NACER DE NUEVO en Él.

 

Un obstáculo para comenzar a ser maduros es la necedad, la desobediencia.

Y nuestro Padre Amoroso nos llama a vivir todo aquello que nos construya y dignifique y construya y dignifique a los demás como son los valores genuinos: el respeto por la vida, la honestidad, la generosidad, el agradecimiento, la solidaridad, darse, entregarse sin medida etc, etc. Pero si hay problema de obediencia, de docilidad en ti, en mí, es que todavía hay por allá escondidas, heridas con nuestros progenitores o tutores; heridas surgidas de la historia humana en donde se han cometido tantas injusticias en nombre de "dios" así, con minúscula, porque Dios, el Dios de Jesús, nada tuvo que ver con ello. Tanta misoginia o rechazo y hasta abuso hacia la mujer, tanta ceguera aún hoy, aquí y ahora hasta en mi, en ti!!! ....muchas heridas de aquí y de allá, que necesitas asumir, aceptar (que no es estar de acuerdo pero que se aceptan al reconocer que somos humanos depredadores y muy heridos, TODOS). 

Cuando asumimos todo esto, comenzamos a vivir reconciliados, como nos enseñan muchos maestros de meditación, de contemplación como Juan de la Cruz en su camino de las "NADA" o el autor anónimo de la Nube del "No saber" por ejemplo: ACEPTAR LO INACEPTABLE. O como el Hermanito Carlos de Jesús: "Yo no se nada Padre mío (porque lo se me entrego) solamente se que me amas, entonces quedo en SILENCIO (en mi interior, en mi mente) y haz de mi lo que quieras (se que lo que quieres de mi es que sea amor incondicional) porque tú me amas, porque tú, ¡Eres mi Padre! ¡Mi Abba!

 


Reconocer y entregarlas a Dios escribiendo muchas veces, liberándote de tanta carga dañina, inútil. Piensa ahora mismo ¿Qué te hace seguir siendo necio, necia, desobediente insistiendo tanto en lo que te daña y daña a otros/as?

 


 

Porque Adviento es un tiempo de urgencia, un llamado amoroso a despertar si nos habíamos dormido, o si hasta hoy hemos vivido aletargados, engañados con tanto egoísmo que sólo y nadie más que nosotros lo seguimos engendrando. 

 


Hoy, aquí y ahora, podemos sentir las olas encrespadas de la vida, pero ya no más solos, sino desde quien nos habita en lo más hondo y precioso de nosotros mismos: el Padre, Jesús, su Amor. Podemos sentir lo que parece que podría hundirnos, desde la mansedumbre de Dios, desde el Océano así con mayúscula, allá en nuestro interior en donde Él nos da la fuerza y sobre todo, el amor necesario para CAMBIAR NUESTRA FORMA DE MIRAR LA VIDA, LAS COSAS, LAS PERSONAS, TODO y actuar en consecuencia.

Cambiar no es volver a lo de antes. CAMBIAR ES inventar soluciones no conocidas. Supone NACER DE NUEVO, caminar hacia la raíz y descubrir las mejoras y ponerlas en marcha. Supone vivir en el fondo, EN EL SILENCIO AMOROSO de Dios en nuestro interior, SIENDO UNO con la Creación, decidiendo ¡¡ amar a manos llenas!! al estilo del que ya viene: JESÚS de Nazareth, el Amor que no es amado. Pero....sólo podrá amar y comprender sin condiciones quien vaya estando más sano en su interior, y eso, sanar el interior, está en nuestras propias manos.

Hoy contéstate: ¿Qué me viene del fondo, de mi hondura en donde soy habitado/a por Dios? ¿Qué me viene de las olas es decir, de mi superficialidad, de mi interior revuelto por mi propio egoísmo, soberbia, orgullo, avaricia, deshonestidad, sin sentido de vivir? 

 

¡¡Cuídate de la inercia cognitiva!!

La inercia cognitiva ¡¡Cuánto daño nos ha hecho!! La inercia cognitiva se refiere a la tendencia de las creencias o conjuntos de creencias a perdurar desde que se forman. En particular, la inercia cognitiva describe la inclinación humana de confiar en supuestos familiares y exhibir una inhabilidad de revisar tales suposiciones, incluso cuando la evidencia ponga en duda su precisión o que sean “adecuados, buenos”. ¡¡La idea de Dios castigador y justiciero, vengativo, nos ha destruido como sociedad!! Acaso, nuestra sociedad ¿No estará inmersa y viviendo desde esta INERCIA COGNITIVA?  ¡¡DESPERTEMOS al Dios Amor de Jesús, Dios comprometido con la vida y que nos ha equipado con todo en nuestro cerebro, en nuestro ser, para ser como Él: AMOR SIN CONDICIONES!!

Yo, tú, Vivo, ¿Vives en esa inercia cognitiva? ¿En qué?

 



¡Es hora de crecer! ¡Es hora de madurar! ¡Es hora de avivar la fe! ¡Es hora de ser felices en Él! Y comenzar a vivir una fe adulta. Fe adulta es aquella que no se basa en emociones que hoy están y mañana ya no. Fe adulta que no se basa en si siento o no a Dios. Sino Fe adulta que se basa en la certeza de que aunque no sienta muchas veces su presencia, Dios siempre, pero siempre ha sido, es y me será fiel.

 


 

Cuando leas en la Palabra: "¡Viene el Señor!", nunca más lo vuelvas a leer con espanto, como si viniera el desastre, como si hubiera que esconderse. ¡¡Inercia cognitiva, creencias absurdas!! Esto es increíble, pero ¡¡¡Le pasa a muchos y muchas!!!! 

Es al revés: ¡Viene el Señor, qué alegría! Dios ES con nosotros, es un aliado, está a favor de nosotros. Dios es el Libertador: ¡¡AMOR INCONDICIONAL!! Dios es quien puede hacer pleno al último que ni siquiera alcanzó a trabajar en la viña. Mateo 21, 33-44 Léelo, te fascinará encontrarte con ese amor de Dios, que no hemos querido aceptar y comprender aún. 


Pero Él no va a trabajar en tu interior si tú no comienzas a escribirle cartas y más cartas en las que le platiques tooooodo lo doloroso de tu vida y que aún no aceptas y que te hace seguir siendo agresivo, o te hace herirte y herir permanentemente. 

 

Así que date tiempo para entregarle a Dios paso a paso, tu historia personal. Incluso dile lo que te asusta de todo cuanto sucede y verás cómo tu cerebro (esa maravilla tan desconocida por el ser humano y que Dios te dio) y que es tan importante, y tu ser, te lo agradecerá.  ¡Alégrate, Jerusalén, es decir, tú que lees esto,  porque llega tu luz! y te está despertando de lo que hasta ahora te impedía ver, te impedía caminar de verdad.

 

 


Aquí estoy Señor. Sin grandes palabras que decir. Sin grandes obras que ofrecer. Sin grandes gestos que hacer. Solo aquí. Solo/a. Contigo. Recibiré aquello que venga: luz o sombra. Canto o silencio. Esperanza o frío. Oportunidad o adversidad. Alegría o zozobra. Calma o tormenta. Y lo recibiré sereno/a, con un corazón sosegado, porque sé que tú, mi Dios, también eres un Dios pobre. Un Dios que no exige, sino que invita. Que no fuerza, sino que espera. Que no obliga, sino que ama. Y lo mismo haré en mi mundo, con todo ser que respire, con mi vida: aceptar lo que venga como un regalo. Eliminar de mi diccionario cerebral la exigencia. Vivir el verbo 'dar, donarme'. Preguntar a menudo: "¿Qué necesitas?" "¿Qué puedo hacer por ti?", y decir pocas veces "quiero" o "dame". Y así sigo, Dios: Aquí, sin más, en soledad. En silencio. Contigo, mi Dios pobre, humilde, suave, bueno. Si pienso en lo que quieres que yo haga, si tengo que hacer caso a tus palabras, si quieres que te diga lo que pienso, si quieres que me quite las cadenas, que me hacen sentir seguro aquí en la tierra, -porque mis apegos son muchos-, sólo te pido fuerzas para hacer de mi debilidad, un fuerte acto de fe y de amor incondicional, desde el convencimiento que tal vez hoy, todo sea verdaderamente nuevo, porque tú ya estás al llegar, aunque siempre has estado aquí en mi corazón y yo he estado en ti desde toda la eternidad. Sé que es necesario andar contra corriente en esta tierra y que en el fondo merece la pena, dejarme amar siempre por ti. 

¡Te amo Dios! Amén.

Terapia visual de pensamientos sabios 2