miércoles, 24 de abril de 2024

Dios es ternura

 

 "Quien esté libre de pecado (EGOÍSMO), que tire la primera piedra" Jn 8, 1-7 La sociedad mundial, a excepción de Jesús y poquísimos y poquísimas más y no solo los judíos en tiempo de Jesús, llevamos metida hasta la médula de los huesos la LEY DE LA RETRIBUCIÓN que quiere decir: 'tanto te doy, tanto me das; me la hiciste y me la pagas; ojo por ojo y diente por diente' Pero Jesús sabe que pensar así, no nos va a madurar nunca. Nos quedamos infantiles, niñatos, siempre llevando cuenta de los delitos. 

 

 El salmista, gracias a la Revelación de Dios en su ❤ le dice al Señor: Si tu llevaras cuenta de los delitos, quién podría resistir.....pero de ti procede el perdón y así infundes respeto es decir, seguridad, paz y acrecientas el amor sin condiciones en mi ❤. Jesús en otro pasaje dice: 'Si Ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más el Padre Celestial les dará el Espíritu Santo' Mt 7,11 Padre Ignacio Larrañaga y grandes teólogos católicos como el padre agustino Antonio Salas entre otros muchos dicen, que el Dios de Jesucristo nada tiene que ver con culpas ni castigos, porque las culpas y castigos, las creencias o paradigmas no basados en el amor incondicional causan muchos trastornos psicológicos y espirituales en el cerebro humano: esquizofrenia, paranoias, obsesiones, ¡hasta locura! resentimientos, odio, angustia, ansiedad, depresión crónica, enfermedades físicas etc, etc, etc y no nos ayuda a hacernos responsables a la hora de sanar heridas ni confiar en Dios como nos enseñó Jesús. 


A la hora de estudiar Sagradas Escrituras, uno aprende los muchísimos géneros literarios que se han utilizado a la hora de construir ese libro maravilloso y único. Pues es verdad que la Biblia fue posible gracias a la Revelación de Dios y gracias al don que recibimos de Él y que se llama FE. Dios es Amor dice San Juan. Pero desgraciadamente hemos denigrado el concepto de la palabra Amor. En realidad si seguimos como vamos, podríamos declararnos en decadencia mental. 

Pensamos que amor o encontrar el amor de la vida es aquel que nos hace experimentar nuestras feromonas al TOPE!!!!! Y no. Igual vamos decreciendo entre conceptos desvirtuados como el de la palabra juicio. Juicio viene de razonar......no de estar embrutecidos, inconscientes, llenos de odios y resentimientos creyéndonos buenesitos y a juzgar sin ton ni son con miradas humanas, miopes.....y no al estilo de Dios. 

 

A la hora de 'juzgar' no tenemos en cuenta NADA. Nos topamos con nuestra propia ceguera. No tenemos en cuenta que somos seres dormidos, inconscientes, llenos de heridas sin reconocer, con un cerebro que DESCONOCEMOS, con un cuerpo que no valoramos. No tenemos en cuenta nada, de nada, de nada..... En cambio Dios nos conoce y Jesús vino a enseñarnos a vivir. A que queramos aprender de Él a ser compasivos y misericordiosos. La Biblia está cargada de Antropomorfismos eso necesitamos asumirlo, aceptarlo, y quiere decir que el hagiógrafo o escritor sagrado puso a Dios, atributos que solo nos corresponden a nosotros, porque solo nosotros somos vengativos y justicieros. 

 


De ahí cuando dice el salmista: "Dios de la venganza resplandece y manda tus flechas incendiarias en contra de mis enemigos" o cuando la comunidad de Lucas o Mateo ponen en poca de Jesús el juicio de las naciones "y a unos separará a la derecha y a otros a la izquierda". Esto, hace notar que aún los seguidores de Jesús todavía cargaban en su interior con esa ley de la retribución y con esos antropomorfismos que nos cubren el rostro verdadero de Dios. No olvidemos que Dios al revelarse al hombre respetó su cultura, su poca o mucha consciencia, su educación, situación política o religiosa. 

  Hoy, aquí y ahora, ¿Quiénes queremos vivir a su estilo de amor incondicional? O seguimos prefiriendo creer que Dios castiga y seguir fomentando el "No estés eternamente enojaaaado.....no estés eternamente enojado perdónanos Señor". Como dirá padre Ignacio Larrañaga: ¡¡¡¡¡¡Hemos traicionado a JESÚS!!!!!! ¡¡No le creemos!!. 
 
Una creencia que nos daña psicológica y espiritualmente, y mucho, es la de las 'culpas' pensamientos inquisitorios. En realidad las culpas, como también las frustraciones, o la forma en como interpretamos la vida, los hechos, las palabras de otros, están solo en nuestra cabeza. Si creemos en ese Dios amoroso de Jesús de Nazareth, es que podremos superar cualquier cosa por dolorosa que sea, porque es y será siempre su Amor sin condiciones quien nos de valor y confianza. Somos seres hechos por amor y para amar al estilo de Dios. Pero hemos de hacer un trabajo interior para ir sanando cada día tanta herida que aún nos duele y comenzar a amarnos inmensamente a nosotros mismos para poder amar a esta creación tan necesitada de AMOR VERDADERO.
 
Hnas Flor y Gema ob







 

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Feliz Año Nuevo

 

Feliz Año Nuevo

 


 
FELIZ AÑO NUEVO O ¿FELIZ CADA INSTANTE NUEVO?

 

Si quisiéramos hablar desde nuestra cultura, te diríamos más o menos esto: "¡Feliz Año Nuevo! Deseamos que este año nuevo, o esta Navidad o este cumpleaños, esté lleno de alegría, salud y prosperidad; que todas tus metas sean cumplidas y tus deseos sean hechos realidad". Eso es lo que generalmente escuchamos o cada 24 de Diciembre, o cada cumpleaños, o cada fin de año civil.

 

Como no hemos estado desde pequeños en una escuela de vida -que esto necesariamente tendría que ser la familia: papá, mamá, los abuelos o quienes nos cuidaron de peques- pero ellos y ellas, tampoco fueron a una escuela de sabiduría, por eso no podemos echarles las culpas de nada porque además las culpas no existen más que en nuestros conceptos, algunos nada acertados, sino que es por alguna causa o causas que todos hemos sido y somos como somos, y como la inmensa mayoría hemos ido creciendo como hemos podido, unos más tímidos que otros, unos más conscientes que otros, nos da miedo expresarnos, o nos da flojera leer, pensar, reflexionar, meditar o ni sabemos qué es eso, o preferimos ignorar para continuar auto victimizándonos, o culpando a otros, a otras de eso que llamamos "frustraciones", "de que nadie nos quiere" y "por eso soy como soy", "y por eso me drogo, o fumo, o como o dejo de comer, o me alcoholizo, o grito, o pego, y además, no perdono", haciéndonos sordos a ese nuestro interior en donde está todo lo maravilloso que la Vida, o que Dios nos ha dado; sordos a nuestro propio corazón y por eso es que vivimos ciertas fechas, y lo que es peor, vivimos la vida, vivimos cada día, unos: haciendo propósitos que se pierden entre tanto pensamiento lleno de heridas o de superficialidad entre prisas y agobio, pensando en el amor eros, en el enamoramiento, a quién echarle ojo alistando las feromonas, o pensando en el dinero, que es bueno porque nos permite tener lo fundamental para vivir, pero que es dañino cuando nuestra intención es querer más y más por avaricia o para "asegurar" el futuro que quisiéramos que fuera eso que llamamos "ideal".

 

Queremos dinero la mayoría de las personas, para satisfacernos de todo aquello que nos deja más vacíos y mal. Otros muchos y muchas: viven sin haber despertado al único tiempo que tenemos real en nuestra vida: el hoy, el aquí y el ahora sin nunca experimentar el gozo de tener todavía, vida (a pesar de todo lo que sucede, pues cuántos niños o jóvenes han perdido a sus padres en la guerra, o por haber emigrado estos, a otro país, o cuantos ya descansan en la paz del Amor, cuántos millones y cada día más no tienen medicamentos, ni agua, ni comida, ni país, ni casa, ni trabajo), porque a causa de tanto infantilismo, tanta inmadurez que nosotros mismos seguimos fomentando, no nos permitimos ser libres del egoísmo para poder ofrendarnos, y ser bendición inmensa con nuestra misma persona, hacia aquellos y aquellas -que necesitan como nosotros mismos y nosotras mismas-, ¡Despertar!

 

Hoy queremos decirte y nos decimos a nosotras mismas: ¡Despierta a una vida nueva en la que sanar tu interior diariamente, ante cada circunstancia y ante cada persona, sea lo más importante. Sólo el amor sana. Sólo el amor que no espera nada a cambio te sanará, pero para ello necesitarás querer que se desangre tu egoísmo. Se amor incondicional. ¿Y cómo serlo? Comienza desde ya a cambiar tus prejuicios, lo que te has dicho por años acerca de esa o esta otra persona porque te hizo esto o aquello, o te imaginas que ella piensa así o asá de ti, o porque le juzgas por como es, como habla, como hace las cosas y que no es la forma como te gustaría que las hiciera. ¿Sabes? para comenzar a llevarte bien con una persona que conozcas o no conozcas, necesitas desarrollar tolerancia. Al principio no será tan fácil, quizá pase tiempo, hasta años, pero necesitarás hablarte a ti mismo y darte argumentos sabios respecto de ese momento, de esa oportunidad que no has de desaprovechar para crecer en el amor.

 

A nosotras nos ayuda muchísimo la frase de Ignacio Larrañaga: "Si supiéramos comprender, no haría falta personar y moraríamos en la paz".

 

Cada ser humano tiene una historia doliente, que no ha sido nada fácil, y sólo quien ha decidido despertar a la realidad y comenzar a amarse a sí mismo, podrá hacer junto contigo eso que llamamos "estar de acuerdo". Pero "ojo", incluso, si estuviera de acuerdo en casi todo contigo, -esto casi nunca sucede, porque resulta que cada persona es como es con sus peculiaridades, sus propias experiencias de vida- lo mejor de lo mejor sería, que puedas amar a esa persona, es decir, que puedas respetarle, aceptarla, disfrutarla aunque algunas o muchas veces esté en desacuerdo contigo. Y a la vez que haces esto, vas a ir conociéndote mejor, comenzarás a disfrutar tu gran capacidad para fluir con paciencia, con cariño, con bondad. La amistad, el amor, va más allá de coincidir o no en todo. Grábate bien en tu ser, que la mayoría de las personas no tienen nada contra ti. ¡Tienen mucho en contra de ellas mismas!

 

Jesús el Niño de Belén que celebramos en la Navidad y a quien tratamos instante tras instante hacerlo vida en nuestra vida, es quien nos da ese Año Nuevo Verdadero, el Año de Gracia del Señor, Año de su amor incondicional por toda su creación, pues el amor incondicional no excluye a nadie, ni al más "malo" ni "mala" sobre la tierra, pues Dios en Jesús nos enseña a no odiar nunca a nadie, nos enseña a saber separar a la persona de lo que esta persona ha recibido de heridas quizá desde el vientre materno y después durante toda su vida y lo ha manifestado en su auto odio y odio a los demás, odio a los seres vivos, porque no ha sabido o no ha querido sanar su interior. En nuestros "Talleres para saber vivir" aprendemos que no hay seres humanos ni buenos ni malos pues esta forma de señalar y dividir el comportamiento humano nos ha hecho mucho daño. Preferimos hablar de personas sabias y personas heridas, personas despiertas y personas dormidas.

 

Jesús leyendo en la sinagoga de su hogar de infancia en Nazaret, desenrolló el libro y encontró la cita del profeta Isaías 61, 2-4 que dice: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la buena noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos y el regreso de la vista a los ciegos, para dejar a los oprimidos en libertad, y proclamar el año de gracia del Señor. En otra traducción dice: El Espíritu del Señor me ha ungido para dar consuelo a los que están de luto, a cubrirlos de honor en lugar de polvo, de perfume de fiesta en lugar de penas, de traje festivo en lugar de abatimiento. Los llamarán “robles fruto de la justicia”, plantío para gloria del Señor. Reconstruirán las ruinas antiguas, reedificarán los escombros de antaño, renovarán las ciudades devastadas, los escombros abandonados por generaciones.

 

El Padre Dios en Jesús nos unge con su Espíritu de Amor, pero no para llevar lo que tú y yo llevamos casi a diario: malas caras, quejas, resentimientos eternos, palabras frías o hirientes, cacayatas, chismes, burlas, mucha indiferencia, falta de agradecimiento porque nos pensamos merecedores de todo y que nos sirvan para yo no mover un dedo. ¿Ayudar a los demás? Ni pensarlo. No tengo dinero. No tengo trabajo. Y es que se puede ayudar a los demás de muchas maneras. Si tienes medios económicos no dudes en hacerlo. Hoy a nivel mundial ante esta crisis, hay personas que por ejemplo pueden pagar  la factura de luz o de agua o de gas, o alguna compra a quien se quedó sin trabajo.Pero hay también otras formas de ayudar, cambiando la vida de una persona por ejemplo deprimida o desalentada, con una palabra llena de bondad. Sí podemos devolver la vista con nuestro testimonio de vida. Podemos con el Poder de Dios ser bálsamo en aquellos que pasan por duelo tan sólo con mostrarle cariño, presencia aunque sea a la distancia gracias al Internet, un buen libro, un audio lleno de consuelo, una tarjetita o tarjetitas que contengan puro amor, nuestro propio audio por Whatsapp para decirle "Estoy ahí". Podemos comenzar a contemplar a los animalitos, nuestro perro, gato o pajaritos o lo que tengamos, pues ellos nos enseñan a amar, a ser prudentes, a estar alegres, a jugar, a tener buen humor, a ser tiernos y pasar a la acción tratándoles con el mismo amor, dándoles todo lo necesario y digno, pues ellos sí que se lo merecen. Podemos ser despertadores de consciencias con amor y constancia.

 

Jesús de Nazareth, quien amó y nos ama hasta el extremo siempre, cada día, cada instante, murió tal como vivió, tal como enseñó, para mostrar cómo se ha de vivir, no sólo un año, ni dos, ni 30 sino cada instante que dure nuestra vida. Lo que nos dejó como su más grande tesoro, fue su práctica en el amor incondicional que es lo que nos hace plenos y realmente felices aún en medio del valle más oscuro por el que podamos pasar. Si no, mira su comportamiento ante los "conocedores de Dios" es decir, los sacerdotes, los teólogos de turno, ante los verdugos, ante los que le acusaban, ante toda clase de calumnia y burla, ante las respuestas duras, ante la traición y abandono de quienes decían amarle "mucho". Ante quien dando culto a Dios y sintiéndose "piadosos" no tenían ni remota idea del verdadero culto a Dios: EL AMOR.

 

Jesús no pone resistencia, no defiende su derecho, no enjuicia a nadie en su corazón, no se pone agresivo, violento, reactivo, visceral depredador como muchos y muchas de nosotros, ni responde con palabras que pudieran dañar la psicología y el corazón de quienes estuvieran frente a Él. Prefiere el silencio sano que es aquél que comprende, y está lleno de compasión y conocimiento del corazón humano. Jesús no da ningún paso para apartar de sí los momentos más duros, más extremos.

 

Jesús ora en su corazón y se retira a la soledad para amar más y para dejarse amar por ese Dios que nos reveló y que no tiene nada que ver con castigos, Dios que llamó desde sus entrañas más tiernas porque de Él venía y hacia Él iba: ¡Abbá!

 

Jesús llora con el triste, da palabras de aliento. Ama porque sabe que sólo los que se saben amados por el Padre Dios amoroso, pueden amar. Por ello devuelve siempre bien por mal. Aprendió muy bien en su corazón lo que Proverbios 17,13 enseña: "Al que devuelve mal por bien, el mal no se apartará de su casa". Y es que uno mismo va forjando su camino. Por ejemplo quien reacciona siempre con enojo que ya es síntoma de una neurosis crónica, posiblemente se enfermará del hígado y  los riñones y enfermará de tristeza y coraje a quienes conviven con él. Por eso y parafraseando un poco a Pablo de Tarso (Romanos 12, 17-21) diremos: No paguen a nadie mal por mal; procuren siempre hacer lo bueno. Si es posible, en cuanto dependa de Ustedes, estén en paz con todos. No se venguen de nadie amados míos, sino dejen que Dios haga lo suyo en el corazón de cada uno. Así que, si tu hermano, tu vecino, tu prójimo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; si necesita palabra amiga dásela, si necesita de tu paciencia, muéstrasela, devuélvele la confianza con una sonrisa sincera, pues haciendo esto, serás verdadero hijo, verdadera hija de Dios. Serás verdadero SER HUMANO. No te dejes vencer por el "mal", es decir, por el egoísmo, el orgullo, la indiferencia, sino vence con el bien es decir con sabiduría, con bondad, con amor incondicional, el "mal". Sólo así se vence nuestra propia necedad y cerrazón y la cerrazón y necedad del prójimo, del próximo. Porque si no, nos dirá Ghandi: "Ojo por ojo y cada quien acabará ciego"

 

Por ello Jesús nuestro Amado, no usa el "ojo por ojo" ni el "diente por diente" que aparece en la Ley y que fue tomado de leyes salidas de formas de pensar muy arcaicas, hoy obsoletas y falta de sabiduría, como lo eran las mentes de los Asirios y Babilonios, sino que Jesús nos enseña, a no ofender a nadie. Así lo leemos en Mateo 5, 38-48: Pero yo les digo a ustedes que me escuchan, amen a sus enemigos. Hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan.  Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra. Si alguien te quita la capa, deja que también tome tu camisa.  A todo el que te pida algo, dáselo. Si alguien toma de ti lo que no es suyo, no le pidas que te lo devuelva. Traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes.

 

Si ustedes solamente aman a los que los aman, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores (o los más egoístas y ciegos) aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien sólo a aquellos que les hacen el bien, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores (los egoístas) son así. Si sólo prestan para recibir algo a cambio, ¿qué gracia tiene? Hasta los pecadores (los inflados de sí) se prestan unos a otros para recibir unos de otros. Más bien, amen a sus enemigos y háganles el bien, porque ustedes ya saben que están ciegos y son dignos de compasión. Presten pues, sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa (serán libres del egoísmo. ¿Cabe mayor recompensa?) y serán hijos del Dios Altísimo, porque Dios es bueno aun con los desagradecidos y perversos. Sean compasivos como su Padre es compasivo.

 

Agustín de Hipona Filósofo Año 354 d.d.C, nos enseña que los enemigos son interiores. Igual nos lo enseña Epicteto filósofo del siglo I y a quien su patrón le daba tremendas golpizas: "Los enemigos nuestros, no son principalmente los que están fuera de nosotros, sino lo que nos decimos a cerca de ellos". Hoy, aquí y ahora, los enemigos nuestros son sobre todo: el egoísmo, la soberbia, el orgullo, la avaricia, los apegos, las adicciones que no queremos soltar, tirar, desprendernos.

 

Jesús nos enseña a no hacer las cosas "para ganar el cielo" pues pensar así, no ha sido ni es sano, ya que nos mantiene infantiles. Es como cuando enseñas a los niños a que necesitan ayudar a limpiar la casa o el auto y les "pagas", entonces no lo estarán haciendo por solidaridad, ni para crecer ellos mismos como humanos. Jesús más bien nos habla de eso que se experimenta en el interior cuando hacemos bien lo que tenemos qué hacer. Y es que cuando eres amor incondicional sucede algo maravilloso: es como si tu ser se expandiera con más y más capacidad para acoger en un abrazo sin fin a todos, sientas o no simpatía o antipatía, pues las antipatías las generamos muchas veces nosotros por experiencias pasadas desagradables y las seguimos fomentando, así que entreguémonos a esa capacidad que ya tenemos de ser amor y en ese amor todos puedan encontrarse a sí mismos.  ¡Esto es lo que incesantemente hace el Padre Celestial con nosotros! Y porque cree en nosotros es que nos enseña con Pablo de Tarso a insistir a tiempo y a destiempo sin nunca perder la esperanza.

 

Algo que también nos ha ayudado mucho a madurar, a la hora por ejemplo, de leer la Palabra y a la hora de compartirla es, no hablar de "pecado, pecado, pecado, pecado, pecado, pecado", sino el ir al origen de la palabra "pecado" que significa: tropiezo. Y ¿Quién no ha tropezado? Todos hemos "pecado" (TROPEZADO) dice Pablo de Tarso.

 

Y muchos y muchas tropiezan a la hora de seguir fomentando supersticiones para el Año Nuevo (cierta ropa, 12 uvas y 12 deseos, velas de colores y tantas cosas más) y para muchas otras ocasiones también.

 

Preferimos fundamentar la vida en algo sin fundamento. Nos da miedo soltar todas esas muletas. Nos da miedo dejar esa rebeldía llena de superficialidad y resentimientos y por ello decidimos ya no creer en Dios, que porque si los padrecitos son esto y lo otro, o las religiosas o religiosos o monjes y monjas son esto y lo otro; o porque si en este grupo o en este otro grupo van a misa diario y comulgan y ¡Son terribles! o porque si mi mamá y mi papá se gritan o andan con alguien más, se pegan, o uno de ellos me abandonó, o alguien me metió la mano de niño, de niña, o abusaron de mi, que si porque hay guerras, asesinatos, todo cuanto hay en el mundo....etc., etc., ¿Dónde estuvo o está Dios? pero démonos cuenta que ¡¡¡Dios NADA TUVO NI TIENE QUÉ VER con lo que decidimos hacer cada uno de los habitantes en esta tierra!!!

 

Dios nos ha respetado e hicimos religiones, creencias abusivas que sobrepasaron el verdadero derecho a SER. SER AMOR INCONDICIONAL, ser lo más parecido a los pensamientos, palabras, actitudes y hechos de Jesús. Preferimos no creer en el Dios verdadero de Jesús, Aquél que no castiga pero interpela, Aquél que quiso estar presente en la vida de cada uno, para simplemente "ESTAR AHÍ", echándonos porras y diciéndonos en el corazón: ¡Tú puedes! ¡Eres precioso, preciosa para mí! ¡Te llevo tatuado, tatuada en lo más hondo de mi Amor. Dios está en el corazón de cada uno, le creamos o no, porque Él nunca dejará de creer en nosotros aún cuando le decimos: "No te necesito" "Yo las puedo de todas, todas".

 

Hoy aquí y ahora, en el único tiempo real que tenemos, decidámonos a despertar de una vez por todas de esa pesadilla del egoísmo que disfrazamos como si fuese la mejor brújula y la mayor luz, pero que en realidad nos sumirá más y más en soledad, vacío, infelicidad y destrucción. Abramos nuestro corazón a ese Dios que sólo quiere nuestra felicidad. En realidad nuestra Felicidad, así con mayúscula es su Presencia en nuestro interior allá donde en ese Oásis que es Él, y en ese lugar de reposo, descanso y sanación que somos nosotros en donde Él nos habita, se hará la vida nueva, el Año Nuevo perenne con el Amor incondicional.

 

Nadie estamos seguros de llegar a la noche, pues la muerte es más natural de lo que pensamos respecto de ella, y está ahí, y cuando menos lo pensemos, llegará para conducirnos al que es el Amor Eterno. Pero ¿qué huella dejaremos? Dios nos permita vida para hacer el mayor bien que podamos.

 

Finalmente y de una manera muy breve, te hablaremos de "desierto", de "tiempos fuertes" con Dios. Thomas Merton monje del Monasterio de Getsemaní, escribió una carta en donde expresó: El contemplativo no es aquél que tiene visiones despampanantes de querubines que llevan a Dios en su fulgurante carroza, sino aquel, aquella que ha arriesgado su alma en el desierto en fe adulta, que no es sentir, sino saber que Él siempre es fiel, allá en donde no hay ni palabras ni ideas, donde se encuentra a Dios en la desnudez de la pura verdad, es decir, en el corazón de nuestra  pobreza e imperfección.

 

Muchas personas han experimentado la oración como una manera de 'hablar con Dios'. En realidad pocos han experimentado el descansar en Dios. Y la oración contemplativa no está en el mucho hablar, sin en el mucho amar, en el mucho callar para que Otro, es decir, Dios, sea el que resplandezca.

 

La oración contemplativa no es un monólogo. A menudo le decimos a Dios como creemos que debe ser el mundo. A veces hablamos tanto que dejamos de escucharle en la sabrosura de su Sabiduría. Y sin la quietud y la calma, sólo vamos a poder escuchar la superficialidad de nosotros mismos.

 

Dios anhela hablarte hoy aquí y ahora en el Silencio y la Soledad verdaderos. Dios anhela que tú que escuchas, en ansias, inflamado, inflamada de amor, salgas de tus ataduras, de tus dependencias, de tus apegos, negatividad, necedad y rebeldía, y dispongas toda tu voluntad, todo tu pensamiento y toda tu inteligencia para que Él sea quien sosiegue tu casa es decir, tu interior y tu exterior y entonces, de esa forma mirarás no otra luz ni otra guía, sino la que arderá en tu corazón.

 

En la oración sobre todo de quietud, de contemplación, de abandono en su Providencia, en la oración amorosa y sosegada, no se tratará de pedir cosas a Aquel que todo lo conoce. La oración en realidad, -a excepción de la oración de intercesión o petición- no es para decirle a Dios lo que quieres sino para escuchar lo que Él quiere para ti y que no es otra cosa que compartas todo lo que de Él recibes: una vida honesta, paz, bondad, alegría, positividad, amor incondicional gratuito y misericordioso.

 

No se tratará pues, de pedir cosas sino de comprender que no necesitas nada más que la presencia de Dios y descansar en esa morada llena amor infinito.

 

No te compliques pues, con rituales ni con palabrería o con lecturas excesivas, ya que orar es muy sencillo, no hace falta que te leas todos los libros que hay sobre el tema.

 

Sumergirte en el "acto orante" es el síntoma más claro de que se ha llegado al discernimiento entre lo verdadero y lo falso, al desapego de las cosas y las sensaciones que llegan a dividir, y hasta hastiar y entristecer el ser; es síntoma de que se ha llegado a la sumisión a la presencia de Dios, a la humildad respecto a nuestra capacidad humana, a la sabiduría habiendo comprendido en donde está la plenitud y el gozo verdaderos, al amor perfecto al abrazar en nuestra oración a toda la creación.

 

Agradece ahora mismo, a Dios porque si has llegado hasta este momento, es porque su luz admirable ha despertado tu conciencia  a orar y desear amar con todo el ser, porque comienzas a comprender que es asunto de vida o muerte y puedes comenzar a percibir claramente la futilidad y la relatividad de todos los objetivos convencionales humanos que, aún teniendo su importancia relativa, no pueden darte la paz profunda, la plenitud que todo ser humano anhela con nostalgia. Así sea.

 

MOMENTO DE QUIETUD

 

En unos momentos de intimidad con el Señor Dios, toma una actitud orante y respira suave, profundo y lento. Suéltate de la prisa, de los miedos, de la sensación de inseguridad, y arroja todas tus preocupaciones, ansiedad, y dispersión en las manos del Padre. Simplemente, no te dejes llevar por el torbellino físico o mental que quizá tú mismo, tú misma con la negatividad y no fe, haz engendrado.

 

Mantente ahora mismo, en profundo amor, abrázate a Dios en fe adulta, esa fe que no espera nada sensible, porque sabe que lo sensible es pasajero. Espera en fe adulta, esa que tiene absoluta certeza de que Dios se ha hecho presente a pesar de que sensiblemente no se sienta nada, pues recuerda que el amor no es un sentimiento. El amor es compenetración, es actitud positiva, es abrazo maduro, es invitación a crecer, a mejorar, a madurar; amor es profundo respeto y Dios te respeta siempre.

 

Así que en esa actitud orante que ya tienes ve soltándote de todo lo que te destruye, te divide, te angustia, para que cada inhalar, y cada exhalar, sea lleno de sabroso bien divino y de esta forma, delicadamente, le permitas a Dios enamorarte.

 

Desde ese don maravilloso que Dios depositó en ti y que se llama fe, comienza pues a vivir allá en tu interior, desde el corazón de Jesús el Amado que hoy quiere ayudarte a despertar, comienza a permitirle a tu Padre Celestial que es tiernísimo, amorosísimo, y que sólo desea que seas un ser humano sano, lleno de claridad interior, transparente, fuerte, lleno de vida, que te ilumine, te ayude a transformarte, que te ayude a ser amor incondicional.

 

El Padre Celestial está aquí para escucharte, para acogerte, y está dispuesto a recibir todo lo que necesites entregarle y que todavía te está destruyendo y está destruyendo a quienes te rodean. Así que desde el silencio que pacifica, desde lo más íntimo de ti dile no con palabras sino en silencio allá en tu ser al Padre Celestial: Oh Dios mío, todo lo que necesito para ser feliz y para vivir en paz, se encuentra en ti, porque todo lo que necesito es a ti. Todo lo que deseo ahora mismo, es estar contigo en silencio y soledad, en fe adulta, reposando en ti, descansando en ti, amándonos…

 

Padre mío, a pesar de que quizá todavía siento en mi interior sensación de soledad, miedo, ansiedad o tristeza, tu amor en mí y me decisión de no dejarme llevar de lo que siento, me trajeron a ti Oh Padre, porque sabías que te necesitaba, porque nadie puede amarme más y mejor que tú. Enséñame a amarme para poder amar como tú.

 

Tú Dios mío, eres mi Todo y mi vida cobra sentido desde ti, desde el amor que me has dado en Jesús tu Hijo y que derramaste en mi corazón por tu Espíritu Santo. Dios mío, ¡Cómo no amarte!!! Amor de mi vida, si has sido tú quien me enseña en la vida de Jesús a amar, a vivir, a ser pleno, plena. ¡Cómo no entregarme a ti! ¡Tómame Oh Padre!

Padre, ahora mismo te suplico humildemente desde la suavidad de la fe, de la esperanza, y del amor: Sacia mi vacío con tu amor, y abrázame con tu ternura, como sólo tú puedes hacerlo. Padre, enséñame a amarme para poder amar como Tú.  Padre, enséñame a amarme para poder amar como Tú. Padre, enséñame a amarme para poder amar como Tú.

 

Quédate en tu interior repitiendo esta frase última inhalando suave y lentamente de manera cómoda y diciendo "Padre, enséñame a amarme", y al exhalar suave y lentamente de manera cómoda dirás la segunda parte de la frase: "para SER AMOR INCONDICIONAL como Tú". Deja que caiga a lo más hondo de tu ser y luego otra vez y otra vez y así todo el rato. Puedes dejar unas respiraciones completas sin decir nada, y luego vuelves. Disfruta a tu Dios en fe adulta y con ese amor ve a tu vida a amar como Dios te ama a ti.

 

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Flor y Gema oblatas benedictinas

domingo, 10 de diciembre de 2023

Navidad es Jesús

 

Navidad es ser solidarios como Jesús

 

Hoy queremos comenzar diciéndote que, Navidad significa dar a luz, engendrar, salir del vientre. Y Jesús viene de Dios, del Padre Amoroso, que nos ama y quiere y querrá siempre lo mejor para mi, para ti, para todo ser que respira.

 

¿Sabes? Jesús se gestó entre los genes de Dios, es decir del Amor Único y Verdadero: del Espíritu y de María quien nunca dijo: "Ay, espérate tantito, déjame ver si me conviene"… María, quien nunca dijo "no", quien siempre estuvo ahí a la escucha, y poniendo en práctica el amor incondicional. Jesús nace de un vientre totalmente virgen, de un Vergel disponible para Dios y para todo ser vivo.

 

Hoy, aquí y ahora ¿Has querido nacer para Dios y para toda esta creación? Permites en tu vida que el Espíritu Santo preñe tus entrañas, y sólo y nada más que sólo ¿Ardes en celo evangélico como Jesús y tratas cada momento mientras tienes vida, de hacer el bien a todos? ¿a cada uno que pasa por tu vida?

 


 

Pues bien, comenzamos diciéndote que el relato del evangelio de Lucas (2,1-14) no es una crónica de sucesos, sino teología narrativa, que es algo muy distinto a lo que por mucho tiempo entendimos. Con el estudio de los géneros literarios comprendemos mucho más la Palabra. Sin embargo, todavía muchos y muchas identifican "verdadero con histórico". En tiempo de Jesús era distinto y lo importante era la vida, no la historia. Jesús vivió en un momento y en un lugar histórico, Pero lo importante es que nos invitó a vivir la realidad de un Dios que no está atado a un tiempo ni a un espacio.

 

Lo importante de este relato es la idea de Dios que nos transmite. La profundización no es nada fácil, porque exige una actitud personal de silencio y de escucha. Desde fuera, es decir, desde la cerrazón, desde la propia superficialidad, es muy poco lo que nos puede ayudar a vivir ese silencio, esa escucha, ese asumir que a través de Jesús, a través del evangelio el Padre Celestial profundamente Amoroso nos dice: SEAN AMOR. SE AMOR INCONDICIONAL.

 

Lo que deja claro el evangelista es, que Jesús se inserta plenamente en la historia universal, para que nadie pueda poner en duda su condición humana. Por ello encontramos un censo oficial al que están sujetos sus padres José y María, como cualquier mortal. Importa poco que los datos no sean exactos. Lo que nos interesa es la intención de Lucas, es decir, conectar la buena noticia con Jesús que nace en un lugar y en un momento de la historia.

 

A nosotros hoy lo que de verdad nos cuesta es descubrir al Jesús humano que nos pueda servir de modelo. Enfrascados durante siglos en la trascendencia, nos hemos olvidado de que no hay más divinidad que la que se manifiesta a través de la plenitud de un ser humano.

 

Ponernos en el lugar del que escribe es la clave para poder entender lo que nos quiere trasmitir. Para Lucas, de mentalidad helenista, griega, Dios está en el cielo. Si quiere hacerse presente, tiene que bajar. Y viene precisamente a salvar a los pobres y empieza por compartir su condición. La salvación se hará desde abajo, pero para llevarla a cabo, Dios tiene que bajar primero. Y sólo le encontrará quien está en camino, quien está buscando, quien está velando, no quienes están satisfechos, instalados cómodamente en este mundo. No lo encontrarán en el bullicio de las relaciones sociales vacías, superficiales, del día, sino en el silencio de la noche, en el corazón honesto y callado de ruidos internos, de pensamientos egoístas. 

 


 

 

Los dioses, desde su trascendencia necesitan intermediarios. Estos se ponen en acción y quieren anunciar el acontecimiento. Pero…¿Quién estará preparado para escucharlo? Y  el Evangelista nos dice: Sólo los pastores, la profesión más despreciada y marginada de aquella sociedad. La salvación se anuncia en primer lugar a los oprimidos, a los que menos cuentan. Los demás están descansando, dormidos, cómodos; no necesitan ninguna salvación. Este dato es decisivo porque nosotros nos encontramos entre ese grupo que para nada necesita la salvación que el ángel anunció. Solo necesitamos que nos confirmen en nuestro bienestar.

 

El anuncio es ‘buena noticia’. El Dios verdadero es siempre buena noticia. La noticia es que Dios viene para salvarlos. “Les ha nacido un Salvador”.

 

Puesta al día, la noticia sería que Dios está viniendo siempre hacia mí, hacia ti que escuchas, para darnos plenitud. Los pastores salen corriendo. Y así, no será fácil encontrarlo. Y da alguna pista: Un niño en un pesebre o comedero de animales, semidesnudo y entre pajas, él mismo es el alimento espiritual. Está acompañado por sus padres que no dicen nada. Están absortos ante el milagro de la vida. ¿Qué podrían decir? Y cuando Dios decide enviar su Palabra a los hombres, resulta que nos envía a un niño que no sabe hablar.

 

Es importante la característica de que la salvación es para todo el pueblo, no para los privilegiados del momento. No en Jerusalén en donde abunda el conocimiento teórico de Dios, sino en la ciudad de David en donde lo que hay en el corazón es lo más importante. Él viene a destronar a los poderosos, pero se presenta como uno de los pobres y oprimidos. Esto es la causa de la alegría en el cielo y de la alabanza a Dios en la tierra. Los pastores descubren con alegría la gran noticia y no tienen más opción que proclamarla, entre los que escuchan y quienes no han perdido esa fe sencilla que se asombra. 

 


 

 

Dios se encuentra lejos de las instituciones frías, cerradas en las que sólo se vela por interesas personales.

Dios se encuentra en los corazones de buena voluntad. Dios se encuentra en quienes tienden la mano, en quienes no dejan a quienes están caídos. 

 


 

 

El evangelista no está dando los primeros datos de una biografía sino poniendo los fundamentos de una teología. La teología del Amor incondicional, del servicio, de la solidaridad. 

 


 

Desde la perspectiva de una biografía, tendríamos que decir lo siguiente: Sabemos muy poco. Por el contrario, tenemos suficientes elementos de juicio para saber que no pasó nada extraordi­nario desde el punto de vista externo. Ni María ni José ni nadie se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo allí. Nació como todos los niños. Fue un niño normal….Cuando Jesús empezó su vida pública, decían sus vecinos: ¿No es este el hijo de José?, ¿Su madre no se llama María? ¿De dónde saca todo eso? En otra ocasión su madre y sus hermanos vinieron a llevárselo porque decían que estaba loco. Pero….es que ¿Se habían olvidado de los prodigios de su nacimiento? 

 


 

 

Y sin embargo aquello era el comienzo de todo. Allí empezaba Jesús su andadura humana, que iba a ser capaz de hacer presente a Dios entre los hombres. Era Emmanuel (Dios-con-nosotros) y era Jesús que significa: Dios es salvación, Dios salva. Dios nos ama con locura. 

 


 

 

Y así, el nacimiento, vida y muerte de Jesús, forman una unidad inseparable. Es importante su nacimiento por lo que fue su vida y su muerte.

 

Jesús, hizo presente a Dios, amando, dándose, entregándose a los demás. Eso es lo que es Dios. Salió de su Padre y a su Padre volvió. Es Hijo de Dios. Como pasó con todos los grandes personajes anteriores a él. Entonces pues, se hace la biografía de su infancia desde la perspectiva de su vida y obras que nadie hacía porque nadie amaba, y les llamaban: "milagro”. 

 


 

 

En el ambiente de la celebración de la Navidad, hoy, lo más probable es que nos quedemos en las pajas, en el buey y el asno y no vayamos al grano. Por ello, hoy, aquí y ahora, tú que escuchas, y yo, necesitamos profundizar y vivir la importancia del acontecimiento. Dios no tiene que venir de ninguna parte, ni puede estar en ninguna parte más que en otra. Dios está donde nosotros le descubrimos y le hacemos presente. Dios está donde hay amor. Allí donde un ser humano es capaz de superar su egoísmo y darse al otro, donde es capaz de solidarizarse y echarle la mano. Allí donde hay comprensión, perdón, tolerancia, allí está Dios. Dios no actuará, si yo no lo hago presente con mi postura ante los demás. Y si no me crees, ponte a pensar, entonces por qué hay niños sufriendo de hambre, de enfermedades sin atender, de guerras, animalitos sufriendo a manos de nosotros los mal llamados humanos, mira los nenes abortados que sienten atrozmente el dolor, la muerte, los ancianos olvidados….tantos sin empleos…..¿Por qué Dios nos hace nada en estos casos? Porque a quien le corresponde hacer es a nosotros los humanos.

 

El único objetivo de esta celebración del Nacimiento de Jesús, es que aprendamos a amar. Que aprendamos a salir de nosotros mismos y seamos capaces de ir al otro.

 

El verdadero amor es el resultado del nacimiento de Dios en mí, en todo ser humano, en todo niño recién nacido. En todo ser vivo. 

 


 

 

Es un gravísimo error, cerrarnos al entorno familiar o afectivo. Se trata de vivir para Dios y para todo ser que respira, lo aceptemos o no. Y todo lo que nos hace más humano necesitamos incorporarlo a esta celebración, a esta Fiesta del amor.()

 

La reunión con la familia, la comida, los encuentros y abrazos, todo puede ayudarnos a descubrir lo que somos como seres humanos y a manifestarlo con alegría compartiendo fuera del hogar a quien nos lo permita nuestra situación económica también. La fiesta cobrará sentido para todos en el momento que sepamos unir lo humano y lo divino.

 

Si unos y otros sabemos ir más allá de los mitos y folklores, nos podemos encontrar celebrando la única realidad que debe interesarnos a todos: la VIDA que está en nosotros y espera ser desplegada. Merece la pena hacer un esfuerzo en estos días y dedicar tiempo a lo que nos debía interesar de verdad los más necesitados, los más indefensos, los que respiran y son vilipendiados, vejados, abusados, ofendidos, olvidados, usados: ser hoy más humanos de verdad, al estilo del Niño de Belén. 

 


 

 

SOLIDARIDAD….

 

Aunque la palabra moderna solidaridad no aparece en los evangelios, éstos pueden considerarse, sin lugar a dudas, una constante invitación a su práctica, como expresión de amor universal sin barreras de ningún tipo.

 

La palabra más próxima a ésta, porque la supone y la incluye, es agapê que aparece 116 veces en el Nuevo Testamento, de las que sólo nueve veces aparece en los evangelios. Con ésta se indica que el amor proviene de Dios en nuestro corazón o tiene por objeto a Dios, o a todo ser que respira, obedeciendo prontamente al: “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo”(Lc 10, 27). 

 


 

 

El principio de solidaridad se formula claramente en Mt 7,12. texto denominado “regla de oro”, donde Jesús resume el Antiguo Testamento con esta frase: “Todo lo que quieran que hagan los demás por Ustedes, háganlo Ustedes por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas”: ¡Amar a manos llenas! ¡A tiempo y a destiempo! ()

 

Jesús me invita, te invita a ser solidario, solidaria, o lo que es igual, a ponerse en el lugar del otro, como si fuera uno mismo, haciendo con él lo que uno desearía que le hicieran. Para ello hay que renunciar al egocentrismo, a sus intereses cortos, avaros; cada uno ha de considerar que los demás tienen con uno mismo un destino común, y, que, por tanto, merecen y necesitan mi atención e interés. 

 


 

 

Este principio de solidaridad en su formulación extrema se expresa en el evangelio de Lucas (6, 27-31): “Ahora bien, a Ustedes los que me escuchan les digo: Ámen a sus enemigos, hagan el bien a los que les odian, bendigan a los que les maldicen, recen por los que les maltratan. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica; a todo el que te pide, dale, y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. O sea, traten a los demás como quieran que ellos les traten”. 

 


 

 

Ésta es la utopía a la que hay que tender no sólo en Navidad sino siempre: un amor que no excluye a nadie ni siquiera a enemigos y agresores; un amor tan solidario del otro que no espera recompensa alguna y llega hasta la renuncia de los propios derechos.

 

Hay que notar, no obstante, que el ámbito del amor cristiano va más allá de la solidaridad e incluye toda relación positiva entre personas: la justicia, la generosidad, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el afecto y la entrega, que forjan la unidad entre los seres humanos. La solidaridad es, por tanto, una de las manifestaciones del amor que lleva al cristiano a fundirse o identificarse con el prójimo. 

 


 

 

La medida del amor o el amor sin medida….

 

Jesús indica en el evangelio de Juan la medida del amor solidario: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros igual que yo les he amado”(Jn 15, 12).

 

Con este mandamiento Jesús se propone a sí mismo como medida e invita a amar como él amó, hasta el punto de entregar o dejarse quitar el don más preciado: la vida.

 

Y quienes no son creyentes, pero practican la solidaridad con los pobres y oprimidos, yendo a todo ser que respira incluyendo animalitos, naturaleza, Jesús se habrá identificado con ellos: “Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para Ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve en la cárcel y fuiste a verme. Les aseguro: Cada vez que lo hayan hecho con uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hacen  conmigo” (Mt 25, 34-36. 40). 

 


 

 

En el juicio a las naciones paganas de Mateo (mal denominado, mal llamado, “juicio final”), los ángeles de Dios situarán a unos a la derecha y a otros a la izquierda. Los de la derecha son los que, por un sentido de solidaridad humana, no han abandonado a otros en su necesidad inaplazable; los de la izquierda, los que no se conmueven ante el dolor y desgracia de sus semejantes. Los que van a la ruina no han cometido acciones positivamente injustas; su falta, su tropiezo o su pecado, como le quieras llamar, es de omisión: no haber mostrado la menor solidaridad con los desvalidos.

 


 

 

De este modo, la antigua enseñanza del “ojo por ojo y diente por diente” (Ex 21, 4; cf. Mt 5, 38) o la de “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Mt 5, 43), o la más renovada de “amarás al prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27) quedan superadas por la enseñanza de Jesús que representa la utopía del amor solidario hasta el extremo de dar la vida: “que se amen como yo les he amado”.

 

Este amor, como Jesús lo practicó, es el pilar sobre el que necesitamos alzar la nueva sociedad, la sociedad alternativa que él anuncia: “el reinado o reino” de Dios hoy, aquí y ahora en los corazones de buena voluntad mostrando esta buena voluntad en esa solidaridad, y ayuda concreta. Ayudamos también a los demás cuando nuestra vida es transparente, honesta, limpia de egoísmo y el evangelio es, por tanto, una llamada constante a este estilo de vida basado en el amor solidario.

 


 

 

María de Nazareth nos da el ejemplo…. ()

 

A la propuesta de Dios, María respondió con la libre "obediencia de la fe", y da su consentimiento: "Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lucas 1,38). Jesús lo aprendió de su Madre. Pero, y de ti, ¿Qué han aprendido desde que nacieron tus hijos….tus nietos…..tus sobrinos….los amigos de tus hijos….?

 

María de Nazaret, ante el privilegio de haber sido elegida para ser la madre de Dios encarnado, del Mesías: No se queda extasiada, fuera de sí por la alegría. No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita atención, cuidados, mimos. No se lanza a publicar su privilegio y alegría. No.

 

María sale de su mundo, de sí misma y viaja " a toda prisa a la montaña, a la provincia de Judea" (Lc. 1,39), lejos, a más de 120 km de Nazaret para ayudar a Isabel. La colaboración de María le vendría muy bien: su pariente es ya entrada en años, estéril hasta ahora, primeriza pues, y en el sexto mes de embarazo, tres circunstancias que hacen que esos últimos meses sean positivamente molestos y angustiosos para Isabel.

 


 

 

Todas estas cosas no son secreto para las jovencitas del pueblo como es María. Por eso ella va a ayudar, a servir (Lc. 1,36-40.56) Mujer solidaria en el ayudar, en el ponerse a servir al necesitado. En el ser contemplativa es decir, en el saber ver más allá…..

 

A la noticia del embarazo de su pariente Isabél, María se puso en camino inmediatamente para ir a ayudarla. Ante la necesidad, tú ¿qué haces? ¿te das excusas? ¿Te das la vuelta?

 

No hay divorcio entre la fe y la vida de María. Mujer solidaria que cree en el Dios solidario. Es decir que el Dios de María, el único Dios vivo y verdadero, no está a favor: de los soberbios, de los poderosos ciegos, de los ricos, los avaros.

 


 

 

El Dios de María, el Dios Santo y Todopoderoso es solidario y está a favor: de los humildes honestos, trasparentes, de los humillados, de los pobres, de los más frágiles. Así que no olvidemos si de verdad decimos creer en Dios, que somos en esta tierra, los ojos de Jesús, su boca, sus manos, sus pies.

 

Y hablando científicamente, nacemos solidarios….

 

¿De verdad es que nacemos solidarios? Al menos en parte. Nuestro cerebro guarda la información que determina la capacidad de querer ayudar a los demás y, el resto, se aprende con los años. Una parte de neurobiología y otra de empatía son las claves que determinan el carácter solidario de las personas. así nos lo enseña la psicobiología y neurociencia cognitiva. Este comportamiento está marcado desde pequeños, pero además, los niños pueden potenciarlo con su implicación en acciones sociales que comparten con los padres. Una de ellas es el voluntariado, es enseñar a los niños a ser compartidos, generosos, amables, sonrientes, capaces de compadecerse, de ser misericordiosos.

 


 

 

Está demostrado que ayudar a los demás genera un bienestar que sirve de estímulo para repetir estas acciones. La solidaridad humana tiene base en la neurobiología. Al nacer, el cerebro cuenta con información precisa que determina el nivel de solidaridad que desarrollará la persona. Un estudio llevado a cabo por científicos japoneses del Instituto de Neurología de la Universidad de Tamagawa determinó que las personas más dispuestas a ayudar registran una actividad mayor en la amígdala del cerebro.

 

Las personas son empáticas desde que nacen. De hecho, esta capacidad ha sido estratégica para que la especie humana haya evolucionado. Nos permite ponernos en el lugar del otro, protegerle y preservar así la especie, mediante el apoyo a quienes lo necesitan. Por ejemplo, los padres de familia, los abuelos, los tutores pueden ayudar a los niños a fortalecer su carácter solidario. La mejor manera de adquirirlo es por imitación. Los progenitores o quienes estén al cargo, pueden realizar acciones solidarias con los niños o implicarles en estas, hablarles, explicarles con el ejemplo. Es posible también organizar un evento solidario como  algún cumpleaños o celebraciones de algo, y se haga una colecta que se destine a un proyecto social; realizar tareas de voluntariado familiar, como ayudar a limpiar una zona natural; o apadrinar a un niño, ayudar a quien perdió su trabajo, adoptar un animalito, tratar bien la naturaleza, e implicar a los niños en el proceso. Adquirir esta costumbre desde pequeños ayuda a mantener este comportamiento en la etapa adulta. La solidaridad nos libera de nosotros mismos tan egoístas.

 


 

 

Pero ojo, necesitamos querer ir sanando nuestro interior, nuestra historia doliente para no ir por la vida respirando por los resentimientos, el odio, la venganza, el ojo por ojo y diente por diente.

 

Algunos estudios, incluso, han considerado que la satisfacción lograda al ayudar es entendida por el cerebro como algo que nos da esa sensación de plenitud, de realización, que hace crecer los niveles de felicidad. Por este motivo, los comportamientos solidarios se repetirían para reproducir esa sensación de bienestar. La solidaridad actuaría como un estímulo e impulsaría a nuevos actos que proporcionaran esa sensación hasta comprender que vivir siendo solidarios es un gran estilo de vida, vida llena de sabiduría.

 


 

 

Y la solidaridad se puede potenciar a través de la empatía. La empatía es propia del ser humano, aunque no todos cuentan con el mismo grado, porque no todos tuvimos las mismas experiencias de bebés, de niños de preadolescentes, de jóvenes. No fuimos a una escuela de sabiduría y no sanamos las heridas de la vida. Pero Jesús, nuestra hermosísima Madre María y José son nuestra escuela de vida en donde los valores se irán entretejiendo hasta que la verdadera vida sea una realidad en cada uno. De ahí la importancia de enseñar a los niños a contemplar y poner en práctica la vida de Jesús y también a que aprendan a escribir o a dibujar todo lo que les provocó gran dolor en su historia.. Igualmente nosotros los adultos. Escribir lo doliente es purificar, es limpiar, es dejar como nuevo el interior. hacer esto las más veces es de sabios. Pues nos costará menos y menos y menos, ser amor incondicional.

 

Hay quien es más y menos empático. No obstante, la capacidad de identificarse con el estado de ánimo de otra persona se puede aumentar. Está comprobado que los resultados son mejores si las actitudes solidarias se desarrollan desde pequeños, aunque también los adultos cuentan con recursos. La cosa está en querer o no querer. la cosa está en ir procurándonos personalmente cada uno, un interior más sano, más libre de egoísmo, de mentira. Está en que no te importe nadie más que el cerrado círculo de ti mismo y "los tuyo" o te abras a todo ser que respira. Amén 

 


 

 

 

En unos momentos de intimidad con Dios, con el pequeño Niño de Belén...

 


 

toma una actitud orante….inhala y exhala suavemente, relajadamente. Ve permitiendo a tu cuerpo y a tu interior vivir este momento en amor, en paz, en dulzura….y al estar inhalando y exhalando deja, que el Espíritu del Padre y de Jesús tome lo doloroso, lo que te ha provocado tanto miedo, tanta desesperanza, ansiedad o angustia……y abriéndote en fe adulta permite que te llene de su fortaleza, de su luz, de su paz, de su claridad….inhala suavemente…..exhala suavemente….y siente cómo te inunda de Él mismo, allá en tu profundidad donde Él te habita…..déjate amar por Él…..

 

Y dile con tu corazón, no con tu boca. Di con tu corazón: Oh Hermoso Niño de Belén, en tu nacimiento, te abres paso tras una espera de dolor y de belleza a la vez, en los brazos de tu madre María. Tu llanto rasga el velo del templo del espíritu, arropado en tu cuerpo pequeñito, alumbrando un nuevo inicio de todas las cosas. 

 


 

 

Deslumbrado por la luz buscas el calor y el abrazo. Y yo, apenas a ciegas, acojo este misterio que sobrecoge y sobrepasa, en tu indefensa pequeñez. Y mi vida se hace, ahora, pesebre del amor incondicional, promesa de la humanidad, como el Dios de la ternura, nuestro pequeño Salvador. Jesús, Pequeño Niño de Belén, Por dejarme llevar de mi propia superficie y no fe, muchas veces reina en mí la oscuridad, pero en Ti está la luz; muchas veces me siento solo, sola, pero Tú no me abandonas jamás; estoy desalentado, desalentada, como sin fuerzas, pero en Ti está la ayuda; estoy intranquilo, intranquila, pero en Ti está la paz. Oh mi Niño de Belén, la amargura me domina porque me enfrasco en pensamientos inadecuados, y no he querido sanar escribiendo tanta herida, pero en Ti está la paciencia, la sabiduría; no comprendo tus caminos por egoísta y vacío, vacía, pero Tú sabes el camino para mí, ahora mismo lo experimento, sé que es el camino del amor sin condiciones. Enséñame a amar como tú, Jesús.

 

Jesús: tú pasaste por el mundo haciendo el bien entre todos los hombres, y mujeres, y nos enseñaste a compartir con todos: compartir lo que somos, lo que tenemos, lo que soñamos, lo que esperamos, lo que nos duele y lo que nos alegra.

 

Abre mi corazón para que siempre tienda la mano al que sufre. Ayúdame a ver en cada persona tu rostro que me llama y me pide vivir con generosidad, con amor y con entrega a los demás. Que la fuerza de tu amor rompa el frío de mi corazón

 

Tú me dices en tu Palabra: "Un mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros. Ustedes necesitan amarse unos a otros como yo les he amado. En esto se reconocerán los que son mis discípulos; en que se aman unos a otros”.

 

Una vez más tengo ante mí ese Regalo maravilloso: me regalas la Navidad. Como otros muchos años desde que me has ido ayudando a ser consciente. Tú mismo Jesús ahora pasas junto a mi tal como eres, sin disfraces. Ayúdame a que yo pase junto a cada ser vivo con el que me tope, siendo amor y sin máscaras, sin excusas, con amor sin condiciones, generoso, generosa, siempre solidario.

 

Aquí estás Jesús, pequeño Niño de Belén, llamando a la puerta de mi corazón con suavidad –o inoportunamente-, como otros muchos años esperando oír tu voz, voz de trabajo o en la calle, de alegría o de dolor, fuerte o suave, la tuya Jesús.

 


 

 

Sé que no me pedirás nada, que aunque lo quieres todo, me respetas, me das libertad. Tu forma de amar, amar hasta el extremo y sin asustarse para el egoísmo será siempre extraña.

 

Me dices que en realidad cada día será Navidad si sueño y comparto, si camino y me encarno, como tú Jesús, junto a los que nada tienen. Si amo como tú, hasta dar la vida. Si todavía me atrevo, como los primeros creyentes, a compartir lo que tú mismo me has dado.

 

Madre, María de Nazareth, que cuidando a Jesús Niño, abrazas el ser de Dios en tus entrañas, acaricias al niño perdido y hallado, despides al joven que sale al desierto, sigues al hombre que recorre los caminos, acompañas al condenado con la cruz al hombro, contemplas al traspasado por la lanza, sostienes al desfigurado que yace entre tus brazos, anuncias al Resucitado que nos salva, ayúdame a querer amar al estilo de Dios….. ayúdame a querer amar al estilo de Dios…..

ayúdame a querer amar al estilo de Dios…..

 


 

 

Hoy renace la PROFECÍA: la lucidez que denuncia toda opresión y anuncia con palabras y hechos una sociedad de hermanos y hermanas, justa y pacífica, que reconoce la dignidad de cada persona porque es rostro de Dios.

 

Hoy renace el COMPROMISO: una acción positiva que transforma la realidad, que camina con otros que comparten el mismo sueño, que pone sus energías con creatividad y entrega en mejorar la vida de los otros.

 

Hoy renace la LIBERTAD: libres de nosotros mismos, de nuestra comodidad y ensimismamiento , para estar disponibles a servir, a entregar la vida desde abajo como tú, Jesús.

 

Hoy renace la ALEGRÍA: que brota del encuentro contigo Jesús, de experimentar que somos amados, alcanzados y trasformados por tu amor. Amor, que sale de si para comunicarse a los otros.

 

Hoy renace la CONTEMPLACIÓN: que en medio de la rutina o la dureza de la vida nos permite hacer hueco para la gratuidad, el amor, la fiesta, la celebración; nos ayuda a descubrir a tu Padre Amoroso en la vida y en la historia y a alegrarnos ya con los signos de Su presencia.

 

Hoy renace la UTOPÍA: que traduce la esperanza del Evangelio en pequeñas esperanzas históricas. La utopía de que todos puedan comer al menos una vez al día, tengan lo necesario para vivir dignamente, puedan gozar de paz y libertad para construir su futuro al estilo de tu Reino Oh Amado Niño de Belén. . La utopía de que los hombres y mujeres, al mirar a los ojos a un extraño, podamos reconocer en él en ella a un hermano, hermana, hijo-hija de un mismo Dios, y mientras nos vamos de esta tierra, cuidamos de todo ser vivo como tú más grande tesoro que es. Jesús, ayúdame a amar como tú. Amén.

 


 

Terapia visual de pensamientos sabios 2