Mostrando entradas con la etiqueta Amar como Jesús. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Amar como Jesús. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de noviembre de 2023

Adviento, sin esperanza no vamos a ningún lado

 



La esperanza nos invita a empezar de nuevo. Nos ofrece otra oportunidad de romper inercias, de dejar atrás lo viejo y explorar lo nuevo en nuestra existencia. Esperanza que genera confianza en algo mejor que está por llegar y que nosotros podemos acelerar su llegada con nuestro corazón abierto de par en par a su Gracia ya desde hoy, aquí y ahora; y es que lo Mejor, así con mayúscula, es vivir en nuestra profundidad a ese Jesús en quien creemos que es el Hijo de Dios. Y Jesús, nos ha dicho que Dios, su Abba, su Padre, es INFINITO AMOR.

 

La vida es algo muy serio, pero se puede echar a perder, o truncar a manos del mismo hombre, como lo hemos visto a través de la historia y más, mucho más en estos últimos días en los que hasta hoy todavía late nuestro corazón, pero que se entristece por todo lo que estamos experimentando en nuestra misma carne o en la carne de otros: enfermedad, gran desaliento por pérdida de trabajo, ya la vida no es igual en cuestión de seguridad ni económica, ni como sociedad; honda tristeza por pérdida de seres queridos, pérdida de esa cierta seguridad de cómo podíamos salir a la calle sin que hubiera agresiones como las hay hoy, saber que en otros países o en el propio país, si ya había muchos pobres, ahora habrá más y más; cada vez más perdemos los valores que nos hacían respetarnos, respetar la vida, amarnos de verdad. 

 
 

Sin embargo, Dios es quien pese a todo, nos ayuda a vivir. Jesús es quien nos orienta, y para ello nos ha dado todas las herramientas en nuestro interior para poder tener ese "coraje sano", ese empuje, esa resiliencia para decir: voy a levantarme interiormente de esto que no va a acabar conmigo ni con los míos, ni con la creación que también como yo, padece mucho a manos del egoísmo, que hemos decidido regar como una gran plaga, pero yo confío en ti Jesús, que padeciste tanto en tu paso por este mundo. Yo como tú Jesús, abriéndome al Amor del Padre, dejando que tu Espíritu de Amor y de Poder me llene de fuerza, valentía, compasión, humildad y esperanza para vivir cada instante de lo que aún me quede de vida como nunca antes lo había vivido: con amor sin condiciones, sin desalentarme, sino dando cabida a la esperanza y siendo solidario. Ayúdame a no cerrarme en mi círculo. Ayúdame a no amolarle la vida a otros, a otras con esa forma de ser tan necia, tan sin fe. Y al contrario, ayúdame a ser vida de verdad, en estos momentos en los que la ceguera de todos nos está hundiendo. Ayúdame Señor.

 

Para muchos y muchas, para nuestros ojos cegados y nuestros oídos sordos a un cambio de vida interior, preferimos decir que Dios no está. Y decimos que Dios es puro cuento, que nos mintieron, o "No creemos en Él porque los demás nos han dado muy mal ejemplo". En realidad todo eso no son más que excusas. No podemos verlo, ni oírle ni tocarlo, porque vivimos una vida super, super, super superficial y andamos metidos en todo y en tanta rareza que hemos dado muerte óntica a nuestro ser. Y somos en extremo indolentes, hiper egoístas. Y aparentemente la Presencia de Dios escapa a nuestros sentidos, pero Él, siempre ha sido, es y será fiel. Siempre está ahí. Sí!!! Está ahí, y podemos conectar con Él, y pese a todo, su Espíritu actúa en el mundo, a través de aquellos y aquellas que buscan el bien para sí mismos y para todo ser que respira. Dios habla y trabaja a través de los hombres y mujeres de buena voluntad y que ponen en acción todo cuanto son para que este mundo no vaya a peor. 

 

 

 

¿Sabes? Hubo un momento en la historia en que la presencia de Jesús fue especial. En ese hombre llamado Jesús de Nazaret hubo una "explosión del Espíritu". Jesús fue y es "el hombre lleno del Espíritu", en el cual podemos intuir y descubrir al Dios verdadero: Dios que nos ama con locura y está en nuestra vida para alegrarnos, para animarnos, para fortalecernos, para sacarnos de nuestro ensimismamiento. Dios que no hace distinción de razas, ni condiciones sociales, ni creencias. En la vida de Jesús, podemos ver cómo actúa Dios que deja las 99 ovejas por aquella que más lo necesita.

 

Y sucedió que nació un niño. Y con ese niño, y por medio de ese niño, los que vivieron con Él conocieron mucho mejor a Dios, y cambiaron sus actitudes egoístas, por actitudes de vida. A nosotros también nos pasa lo mismo. Conocer a Jesús, aceptar a Jesús, creer en Jesús es como volver a nacer. Y esto sucede una vez y mil veces en la vida, porque Jesús va creciendo en nosotros, lo vamos conociendo mejor, lo vamos aceptando más. Sobre todo lo conocemos al comenzar a conocernos a nosotros mismos. Lo conocemos cuando entendemos que nadie fuimos a una escuela de sabiduría y que nuestros padres o nuestros tutores nos fueron inculcando lo que creyeron mejor y así, en lugar de conocer a Dios fuimos teniendo una imagen errónea de Él, pues Dios no tiene nada qué ver con castigos, diablos e infiernos, sino con amor incondicional que nos va haciendo cada vez más conscientes de que a esta vida venimos a amar compasivamente, a hacernos responsables de nosotros mismos y a cuidar de los que más nos lo permitan.

 

En estas épocas que llamamos Adviento y Navidad, en realidad celebramos el principio de nuestra nueva vida, eso que Jesús llamaba "el Reino de Dios, que por cierto no está en otro lado sino en nuestro corazón. Y si decidimos celebrar cada Navidad es para que Jesús vuelva a nacer en nuestro corazón con más fuerza, siendo más comprometidos en cambiar actitudes que hieren a los demás.

 

Para ello, la misma Palabra de Dios nos dice: "Estén preparados que el Señor ya viene. Ábranle las puertas, preparen el camino". ¿Cómo estoy, estás preparado (a)? porque entre quejas y enojos no hay más que cerrojos y más cerrojos en el corazón….

 

Jesús es el mismo Reino de Dios en nuestro corazón. Jesús nos habla del Reino de Dios no como una imposición sino como una elección. Hay que elegir entre acomodarse con esta vida, con sus contra valores y sus satisfacciones pasajeras y resignarse a morir viviendo enojados casi todo el tiempo o dándonos igual la vida.

 

 

Tú que lees o escuchas, aceptas a Jesús como el mayor bien, como ese Dios que nos ama y nos invita a seguirlo en una vida en donde el comienzo de una sanidad interior es lo primero, una vida en la que comiences a entregarle cada cosa tan fuerte que te ha pasado, tan dolorosa para aceptarla y no cargarla más; una vida en la que comiences a reconciliarte con todo tu pasado y tu presente; una vida en la que comiences a valorarte, a mirarte con amor verdadero, en donde el rechazo a tu persona no exista más y por lo tanto puedas ir aceptando, asumiendo las diferentes formas de ser de los demás porque ahora de la mano de Jesús comprendes que todos los seres humanos estamos heridos y muchos y muchas no han querido o no han tenido la oportunidad (porque no saben cómo) de sanar su interior y entonces han preferido fugarse de una y mil maneras.

 


Hoy aquí y ahora, en pleno adviento hagamos ese gran acto de fe, de aceptar que no somos sólo tierra, que vamos hacia la plenitud y que hay que caminar.

 

Dios está saliendo a nuestro encuentro continuamente, si continuamente estamos caminando en busca de Él. Y hay que buscarle en nuestro propio interior y en cada ser que respira y que está muriendo por falta de amor, de cariño, de ternura, de cuidados, de justicia, por falta de nuestra responsabilidad. Si vamos al encuentro de seres necesitados, ahí encontraremos a Dios.

 


 


Ser espiritual no es pues, "rezar mucho" ni ser piadosos. Ser espiritual será ser como Jesús que amó hasta el extremo y sembró el bien sin cansarse. Y sembrar el bien sin cansarnos y amar hasta el extremo será abrir el corazón (Adviento) y celebrar plenamente la Navidad: nuestro propio NACER DE NUEVO en Él.

 

Un obstáculo para comenzar a ser maduros es la necedad, la desobediencia.

Y nuestro Padre Amoroso nos llama a vivir todo aquello que nos construya y dignifique y construya y dignifique a los demás como son los valores genuinos: el respeto por la vida, la honestidad, la generosidad, el agradecimiento, la solidaridad, darse, entregarse sin medida etc, etc. Pero si hay problema de obediencia, de docilidad en ti, en mí, es que todavía hay por allá escondidas, heridas con nuestros progenitores o tutores; heridas surgidas de la historia humana en donde se han cometido tantas injusticias en nombre de "dios" así, con minúscula, porque Dios, el Dios de Jesús, nada tuvo que ver con ello. Tanta misoginia o rechazo y hasta abuso hacia la mujer, tanta ceguera aún hoy, aquí y ahora hasta en mi, en ti!!! ....muchas heridas de aquí y de allá, que necesitas asumir, aceptar (que no es estar de acuerdo pero que se aceptan al reconocer que somos humanos depredadores y muy heridos, TODOS). 

Cuando asumimos todo esto, comenzamos a vivir reconciliados, como nos enseñan muchos maestros de meditación, de contemplación como Juan de la Cruz en su camino de las "NADA" o el autor anónimo de la Nube del "No saber" por ejemplo: ACEPTAR LO INACEPTABLE. O como el Hermanito Carlos de Jesús: "Yo no se nada Padre mío (porque lo se me entrego) solamente se que me amas, entonces quedo en SILENCIO (en mi interior, en mi mente) y haz de mi lo que quieras (se que lo que quieres de mi es que sea amor incondicional) porque tú me amas, porque tú, ¡Eres mi Padre! ¡Mi Abba!

 


Reconocer y entregarlas a Dios escribiendo muchas veces, liberándote de tanta carga dañina, inútil. Piensa ahora mismo ¿Qué te hace seguir siendo necio, necia, desobediente insistiendo tanto en lo que te daña y daña a otros/as?

 


 

Porque Adviento es un tiempo de urgencia, un llamado amoroso a despertar si nos habíamos dormido, o si hasta hoy hemos vivido aletargados, engañados con tanto egoísmo que sólo y nadie más que nosotros lo seguimos engendrando. 

 


Hoy, aquí y ahora, podemos sentir las olas encrespadas de la vida, pero ya no más solos, sino desde quien nos habita en lo más hondo y precioso de nosotros mismos: el Padre, Jesús, su Amor. Podemos sentir lo que parece que podría hundirnos, desde la mansedumbre de Dios, desde el Océano así con mayúscula, allá en nuestro interior en donde Él nos da la fuerza y sobre todo, el amor necesario para CAMBIAR NUESTRA FORMA DE MIRAR LA VIDA, LAS COSAS, LAS PERSONAS, TODO y actuar en consecuencia.

Cambiar no es volver a lo de antes. CAMBIAR ES inventar soluciones no conocidas. Supone NACER DE NUEVO, caminar hacia la raíz y descubrir las mejoras y ponerlas en marcha. Supone vivir en el fondo, EN EL SILENCIO AMOROSO de Dios en nuestro interior, SIENDO UNO con la Creación, decidiendo ¡¡ amar a manos llenas!! al estilo del que ya viene: JESÚS de Nazareth, el Amor que no es amado. Pero....sólo podrá amar y comprender sin condiciones quien vaya estando más sano en su interior, y eso, sanar el interior, está en nuestras propias manos.

Hoy contéstate: ¿Qué me viene del fondo, de mi hondura en donde soy habitado/a por Dios? ¿Qué me viene de las olas es decir, de mi superficialidad, de mi interior revuelto por mi propio egoísmo, soberbia, orgullo, avaricia, deshonestidad, sin sentido de vivir? 

 

¡¡Cuídate de la inercia cognitiva!!

La inercia cognitiva ¡¡Cuánto daño nos ha hecho!! La inercia cognitiva se refiere a la tendencia de las creencias o conjuntos de creencias a perdurar desde que se forman. En particular, la inercia cognitiva describe la inclinación humana de confiar en supuestos familiares y exhibir una inhabilidad de revisar tales suposiciones, incluso cuando la evidencia ponga en duda su precisión o que sean “adecuados, buenos”. ¡¡La idea de Dios castigador y justiciero, vengativo, nos ha destruido como sociedad!! Acaso, nuestra sociedad ¿No estará inmersa y viviendo desde esta INERCIA COGNITIVA?  ¡¡DESPERTEMOS al Dios Amor de Jesús, Dios comprometido con la vida y que nos ha equipado con todo en nuestro cerebro, en nuestro ser, para ser como Él: AMOR SIN CONDICIONES!!

Yo, tú, Vivo, ¿Vives en esa inercia cognitiva? ¿En qué?

 



¡Es hora de crecer! ¡Es hora de madurar! ¡Es hora de avivar la fe! ¡Es hora de ser felices en Él! Y comenzar a vivir una fe adulta. Fe adulta es aquella que no se basa en emociones que hoy están y mañana ya no. Fe adulta que no se basa en si siento o no a Dios. Sino Fe adulta que se basa en la certeza de que aunque no sienta muchas veces su presencia, Dios siempre, pero siempre ha sido, es y me será fiel.

 


 

Cuando leas en la Palabra: "¡Viene el Señor!", nunca más lo vuelvas a leer con espanto, como si viniera el desastre, como si hubiera que esconderse. ¡¡Inercia cognitiva, creencias absurdas!! Esto es increíble, pero ¡¡¡Le pasa a muchos y muchas!!!! 

Es al revés: ¡Viene el Señor, qué alegría! Dios ES con nosotros, es un aliado, está a favor de nosotros. Dios es el Libertador: ¡¡AMOR INCONDICIONAL!! Dios es quien puede hacer pleno al último que ni siquiera alcanzó a trabajar en la viña. Mateo 21, 33-44 Léelo, te fascinará encontrarte con ese amor de Dios, que no hemos querido aceptar y comprender aún. 


Pero Él no va a trabajar en tu interior si tú no comienzas a escribirle cartas y más cartas en las que le platiques tooooodo lo doloroso de tu vida y que aún no aceptas y que te hace seguir siendo agresivo, o te hace herirte y herir permanentemente. 

 

Así que date tiempo para entregarle a Dios paso a paso, tu historia personal. Incluso dile lo que te asusta de todo cuanto sucede y verás cómo tu cerebro (esa maravilla tan desconocida por el ser humano y que Dios te dio) y que es tan importante, y tu ser, te lo agradecerá.  ¡Alégrate, Jerusalén, es decir, tú que lees esto,  porque llega tu luz! y te está despertando de lo que hasta ahora te impedía ver, te impedía caminar de verdad.

 

 


Aquí estoy Señor. Sin grandes palabras que decir. Sin grandes obras que ofrecer. Sin grandes gestos que hacer. Solo aquí. Solo/a. Contigo. Recibiré aquello que venga: luz o sombra. Canto o silencio. Esperanza o frío. Oportunidad o adversidad. Alegría o zozobra. Calma o tormenta. Y lo recibiré sereno/a, con un corazón sosegado, porque sé que tú, mi Dios, también eres un Dios pobre. Un Dios que no exige, sino que invita. Que no fuerza, sino que espera. Que no obliga, sino que ama. Y lo mismo haré en mi mundo, con todo ser que respire, con mi vida: aceptar lo que venga como un regalo. Eliminar de mi diccionario cerebral la exigencia. Vivir el verbo 'dar, donarme'. Preguntar a menudo: "¿Qué necesitas?" "¿Qué puedo hacer por ti?", y decir pocas veces "quiero" o "dame". Y así sigo, Dios: Aquí, sin más, en soledad. En silencio. Contigo, mi Dios pobre, humilde, suave, bueno. Si pienso en lo que quieres que yo haga, si tengo que hacer caso a tus palabras, si quieres que te diga lo que pienso, si quieres que me quite las cadenas, que me hacen sentir seguro aquí en la tierra, -porque mis apegos son muchos-, sólo te pido fuerzas para hacer de mi debilidad, un fuerte acto de fe y de amor incondicional, desde el convencimiento que tal vez hoy, todo sea verdaderamente nuevo, porque tú ya estás al llegar, aunque siempre has estado aquí en mi corazón y yo he estado en ti desde toda la eternidad. Sé que es necesario andar contra corriente en esta tierra y que en el fondo merece la pena, dejarme amar siempre por ti. 

¡Te amo Dios! Amén.



domingo, 26 de marzo de 2023

AMAR A MANOS LLENAS

 ¡¡AMAR A MANOS LLENAS!!


¿De qué hacemos alarde? ¿Nos despojamos? Jesús no hizo alarde, se despojó, prefirió vivir en humildad, en sencillez. ¡Vaya extraña forma de ser Dios! ¿Quiénes nos creemos nosotros a la hora de humillar, de gritar, de ignorar, de golpear los corazones y a veces hasta el físico de una persona o de un animalito? Jesús no haría lo que yo hago, ni lo que tú haces. ¿Hasta cuándo me decidiré, te decidirás a ser como Él: AMOR INCONDICIONAL?



¡¡Con qué facilidad nos encadenamos a pensamientos superficiales, locos, tontos!! Hoy Jesús viene a decirte: En ti está la decisión de SER. Ser amor sin condiciones!! Hay poder en la debilidad, y la debilidad divina y humana de Jesús es acogerte, amarte como nadie lo ha hecho, lo hace y lo hará, estrecharte en sus entrañas y derramar su paz, su luz, su poder.

¡Despierta! Date cuenta que no tienes nada que te estorbe sólo tú misma/o. Decídete a vivir en esa nada amorosa y llena de silencio que recrea, que enamora más y más de Dios y de las criaturas que respiran. Decídete a ser manos que nutren y que acaricien, que alimenten y calmen la sed, manos que abrazan lágrimas, brazos que son apoyo, atención plena y jamás indolencia, indiferencia, porque eso mostraría, eso revelaría que no eres aún a pesar de todo lo que “sabes”, consciente de quién eres.


¿Qué estoy haciendo por los seres vivos que me rodean, y por esta creación, mientras aún tengo vida? De eso va la Semana Santa: De ser cada instante de nuestra vida, AMOR INCONDICIONAL, SERVICIO, SOLIDARIDAD, ENTREGA, como Jesús.

 


Todo lo que hacemos no sólo los católicos, sino todos los cristianos y así cada persona en esta tierra, con sus creencias, incluso los no creyentes, si seguimos matándonos unos a otros, con "tirar piedras", hablar mal de quien sea, ¡¡Tanta indolencia, tanta indiferencia!! si creemos que todo eso que hacemos nos hace más santos, ya nos equivocamos!! Habla mal, de mi, de ti. San Benito Abad en su Regla, nos enseña a no anteponer NADA, al AMOR. Y es que buscar a Dios, creer en Jesús, en su Padre amoroso, en su Poder Amoroso, en María la madre de Jesús, ir a este o a este otro acto piadoso, (a veces como gallina sin cabeza, con una gran ignorancia a cuestas) independientemente de todo, tendría que ser AMAR A MANOS LLENAS, porque desde la eternidad, desde que Dios nos pensó, SOMOS AMOR INCONDICIONAL. Tú decides cómo vives todo esto si DORMIDO, DORMIDA, o CONSCIENTE, al estilo de Jesús, que por cierto, nunca dejó de ser Judío, pero que nunca estuvo de acuerdo con las injusticias y creencias falsas de quienes se decían "conocedores de Dios", "conocedores de la Ley de Dios", los estudiosos y dirigentes de turno. ¡¡Despierta!!                                                                

 

¿Quién o qué piensas que eres tú?

Tu sentido de quién eres determina lo que percibes como “tus necesidades y lo que te importa en la vida”; y todo lo que te importa tendrá el poder de trastornarte y perturbarte, o transformarte y volverte al ser natural que eres: AMOR INCONDICIONAL. Lo que te importa no es necesariamente lo que dices o crees, sino lo que tus actos y reacciones revelan como importante y serio para ti. Así que puedes plantearte esta pregunta: ¿cuáles son las cosas que me molestan y trastornan? ¿Por qué reacciono impulsivamente? ¿Por qué reacciono desde mi malestar, sea cual sea? Si cosas pequeñas, tienen el poder de trastornarte tanto, entonces ¿Quien piensas que eres o ni siquiera lo piensas?

Si lo que quisieras de verdad fuera paz, entonces elegirías la paz. Si la paz y la armonía interna y externa te importara más que cualquier otra cosa y si de verdad supieras que eres espíritu y no un pequeño yo lleno de egoísmo, te mantendrías sin reaccionar tan visceralmente y estarías absolutamente alerta cuando te enfrentas con personas o situaciones adversas y aún más, cuando estás frente a frente con tu impulsividad que vino de lo que irracionalmente estás decidiendo pensar sobre esa persona, sobre esa situación.  Aceptarías inmediatamente la situación y así te harías uno con ella fluyendo, en humildad, en lugar de separarte de ella. Entonces, de tu estado de alerta saldría una respuesta. Respondería quien tú eres: tu misma conciencia, tú, que eres un espíritu encarnado, y no quien crees que eres: un yo pequeño sin educar, sin cultivar, sin potencial. Serías poderosa/o en el amor incondicional, y no convertirías en enemigo a ninguna persona o situación.



Siempre que dos o más egos se juntan hay drama. Pero incluso si tú vives totalmente sola/o, puedes crear tu propio drama. Cuando sientes pena de ti misma/o, hay drama. Cuando te sientes culpable o ansiosa/o, creas drama. Cuando piensas fuera del amor sin condiciones, fuera de la compasión, y lo haces desde la ira, desde la rabia hay drama. Cuando permites que el pasado o el futuro oscurezcan el presente tu hoy, tu aquí y tu ahora, tú estás creando tiempo, tiempo psicológico, el material del que está hecho el drama. Siempre que tú no estás honrando el momento presente permitiéndole SER. simplemente SER, tú estás creando drama.

Permítete llenarte de silencio interior que no significa no hablar, sino vivir interiormente en la nada amorosa, en donde los pensamientos “locos” es decir inconscientes, y las emociones ya no son un problema, porque ahora tú decides, que nada te robe la paz.

 


Un abrazo enorme!! 

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

SER AMOR, ESTAR AHÍ

 

 


Estar al lado...
del hermano que no tiene fuerzas,
del que avanza triste y cargado,
del que se queda caído en la orilla,
del que no puede curar sus heridas,
del que no sabe hacia dónde camina.

Estar al lado...
de la situación que nos abruma,
de la emergencia que surge cada día,
de lo inesperado que nos desborda,
de lo que todos dejan pasar de largo,
de lo que se esconde para que no se vea.

Estar al lado...
de este mundo que es el nuestro,
de esta realidad que es la nuestra,
de este momento que es el nuestro,   
de Tu proyecto de amor incondicional
 que nos hace hermanos.

Estar al lado...
de lo que está desfigurado,
de lo que no tiene voz ni peso,
de lo que clama abatido,
de lo que es rechazado por todos,
de lo que ya no se sabe qué hacer.

Estar al lado...
de lo que Tú sabes y conoces,
de lo que Tú quieres tiernamente,
de lo que Tú buscas a cualquier hora,
de lo que Tú nos propones,
de lo que Tú estás siempre.

Estar al lado...
humildemente, como me enseñaste,
sin arrogarme privilegios,
con el corazón tierno y atento,
siendo servidor, servidora de todos,
como el último de tus amigos,
sabiendo que todos son tus preferidos.

Estar al lado...
como hermano/a solidario/a,
como anónimo/a creyente,
como hijo/a querido/a,
como aprendiz de discípulo/a,
como compañero/a de camino.

Estar al lado, aunque no lo sepamos.
¡Y que venga lo que tiene que venir!

 

 

Jesús es Rey EN EL AMOR SIN CONDICIONES

 

 
 
REFLEXIÓN PARA TU ❤ 
 
CRISTO REY DE AMOR INCONDICIONAL TRADUCIDO EN SERVIR. 
 
Porfa date la oportunidad de leerlo completo y HACERLO VIDA!!!! 
 
San Mateo 25,31-46 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Vengan vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me hospedaste, estuve desnudo y me vestiste, enfermo y me visitaste, en la cárcel y viniste a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hiciste con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hiciste." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me diste de comer, tuve sed y no me diste de beber, fui forastero y no me hospedaste, estuve desnudo y no me vestiste, enfermo y en la cárcel y no me visitaste." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "les aseguro que cada vez que no lo hiciste con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hiciste conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." 🎁💞 
 
No olvidemos que este juicio es un pensamiento muy judío. Tenían metida hasta lo más hondo la ley de la retribución, y un Dios que castigaba y premiaba y que nada tiene qué ver con el Dios de Jesucristo. Puedes ver la parábola del hijo Pródigo. Este relato de Jesús tuvo que chocar enormemente a los judíos que lo escucharon. Y también a muchos que preferirían que Dios fuera como somos los mal llamados "humanos": vengativos, castigadores, crueles, indolentes, insensibles.... Y como a los judíos, acostumbrados a «ganarse» a Dios con sus prácticas religiosas (Ley de la retribución) con el cumplimiento de los mandamientos y normas mil, con sus rezos, estudiando las Escrituras, a muchos de nosotros quizá hoy también nos choque. Ellos (como nosotros también) conocían de sobra lo que nosotros llamamos «obras de misericordia», pero eran un «plus» de libre opción, un complemento no necesario para estar en regla con Dios. ¿Te suena de algo? Una mentalidad similar se ha ido extendiendo entre nosotros desde hace bastante tiempo. Esta cultura «narcisista» y «selfie» (según subrayan muchos pensadores y analistas) ha condicionado mucho nuestra espiritualidad, y hemos aprendido a estar muy pendientes de nuestro «yo»: nos revisamos frecuentemente de nuestros fallos y defectos personales, a los que no terminamos de vencer, y que seguramente nos acompañen hasta el final de nuestra vida: el mal genio, la pereza, la envidia, los deseos, el carácter, las manías... NOS OLVIDAMOS DE SER. 
 
En los famosos "exámenes de conciencia" que no nos han hecho mejores por cierto, a menudo nos acusamos del incumplimiento de algunas obligaciones y prácticas religiosas, de nuestros compromisos de oración hechos un poco a medias, de si hicimos o no ayuno o abstinencia... Y con frecuencia nos quedamos en estas cosas. Una espiritualidad individualista y escasamente comunitaria. Espiritualidad llena de neurosis. El sentido común dice que todo lo que hagamos por ser dueños de nosotros mismos, por mejorarnos como personas, por luchar contra nuestros fallos y debilidades... ¡pues está muy bien! ¡Claro que sí! Pero para la mayoría de estas cosas no es necesario ni ser creyente, ni discípulo de Jesús. Es propio de todo ser humano. Pero el Señor, a sus discípulos, les ha puesto el acento en otras cosas, las que leemos en el Evangelio de hoy: el «otro» necesitado y la voluntad salvadora y liberadora de Dios habrían ser lo principal de nuestra espiritualidad y nuestros exámenes de conciencia. No parece que la vida espiritual, la fe, las prácticas religiosas formen parte del "juicio final": Dios no pensaba con la ley de la retribución: Te portaste bien, te premio, te portaste mal, te castigo. ¡¡¡Nó!!! No son relevantes para Cristo Rey los rezos, los actos piadosos....SINO EL AMOR PUESTO EN PRÁCTICA!!!! 
 
Por otra parte, habría que remarcar que todas nuestras prácticas religiosas y compromisos de rezar lo que sea todos los días, o acudir al culto, o a visitar al Santísimo... tienen un criterio de valoración y validación: si me ayudan y empujan a amar más, a ser más misericordioso, a entregarme a los demás... tendrán sentido y agradarán a Dios. Si no, es neurosis, engaño. Si el proyecto de Jesús (lo que él llamaba el «Reino»), y si nuestro Padre Dios está especialmente preocupado y pendiente de los que peor lo pasan (por ejemplo lo que dice la Primera Lectura: «Yo mismo buscaré la oveja perdida, recogeré a la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma...» ) los que nos consideramos suyos... tenemos que ser sus instrumentos, sus principales agentes para que este mundo sea de otra manera, sea suyo, sea de la misericordia y del amor. Lo que «ofende» gravemente a Dios sobre todo es la falta de atención a «mis hermanos más pequeños». Jesús estaba «cansado» (incluso enfadado, si recordamos aquella escena a la entrada del Templo) de esa religión llena de solemnes liturgias y procesiones, de prácticas, de distinciones sobre lo puro y lo impuro, de normas y prohibiciones, de rezos, sacrificios y ofrendas «por mí y por los míos» ... que se dejaban «fuera» -llegándose a veces al extremo de «excluir» y «condenar» en el nombre de Dios- a los que más necesitaban la cercanía y la ternura de Dios por parte de los que se consideraban «el pueblo de Dios». 
 
Para los profetas y para el mismo Jesús esto no era sino una religión «vacía». Y con sus palabras, actitudes y gestos, deja claro lo que sí tiene sentido, lo que vale a los ojos de Dios. Intenta iluminar el presente dándole profundidad humana, contagiando esperanza, aliviando. Y así, hasta los gestos más triviales, como el de dar un vaso de agua, se convierten en semillas de eternidad, en opción decisiva, en algo realmente agradable a Dios. También un no creyente puede obrar a favor o en contra de Jesucristo, aunque no lo conozca, según decida servir o no servir al hombre. Matar a un semejante o ayudarle a vivir; oprimir al hermano o liberarlo; ofender a alguien o mostrarle respeto; pisotear la dignidad de un desgraciado u honrarle; explotar al prójimo o compartir el pan con él: rechazar o acoger a un emigrante, forastero; contribuir al hambre o alimentar a los pobres... significa atentar contra el señorío de Cristo o promoverlo. Ser «benditos de mi Padre» o no serlo. Es significativo que en el texto de Mateo falta el verbo amar. Cristo no dice: «... y me amaste», sino «me diste de comer, me diste de beber, me visitaste, me hospedaste, me viniste a ver... ». 
 
«Amar» es un término que puede confundirse con cualquier otra cosa. Pero amar esencialmente es HACERNOS RESPONSABLES DEL OTRO, DE LA OTRA....el cómo ya es creatividad nuestra. Jesucristo Rey se fijará en si «Hiciste esto» o «no hiciste esto». La sentencia del "juicio final" (Recordemos la ley de la retribución judía) está más en el verbo «hacer» en favor del hermano, del ser que respira y lo necesite. O sea que para Jesús el cumplimiento y valoración del primer mandamiento está en practicar, en hacer el segundo. Si no, dirá San Juan, seremos unos mentirosos. Resulta asombroso que los «justos» los que creían que conocían todo a cerca de Dios, declaren que... no reconocieron a Cristo en el pobre, en el que pasa apuros. Que no quisieron darse cuenta de que el necesitado al que atendían era... Otro (así, con mayúsculas). 
 
Para Dios es suficiente que te hayas encontrado ante un rostro humano (por muy desagradable que sea) y que, sin necesidad de echar mano de motivaciones religiosas, le hayas abierto tus puertas. Lo esencial no es tu fe, sino la caridad es decir, el AMOR. El amor al hombre y a todo ser que respira. 
 
Las seis «obras de misericordia» que ha enumerado Jesús se refieren a cuatro necesidades fundamentales de la condición humana: - La alimentación (hambriento y sediento). - El reconocimiento social (ser extranjero, estar desnudo). - La salud (enfermo). - La libertad (la cárcel). Y podríamos añadir otras en esa misma línea. Por ejemplo: Una palabra amable o un oído atento pueden redimir a una persona desesperada. ¡Y hay tantas! Ofrecer un poco de gasolina al que se quedó tirado en la carretera, u ofrecer un bocadillo y acompañar mientras se lo toma. Visitar a las personas solas, mayores, enfermas, sin trabajo, y hacerle la compra, limpiar un poco. «Me vieron accidentado y me llevaron al hospital». «Era inmigrante y me enseñaron el idioma, me ayudaron con los papeles, me facilitaron un trabajo o una vivienda, o unos libros para los péqueños, me acogieron bien...» «Estaba ingresado en una residencia, con la cabeza un poco perdida, y me acompañaste o me sacaste de paseo». Precisamente, con la que está cayendo en todas las esquinas del planeta muchas voces, llaman continuamente a la solidaridad, a la proximidad, a la atención a los más desfavorecidos... Con confinamientos y sin ellos. Una ocasión urgente para ejercitar la misericordia. O nos salvamos todos juntos... o no se salva nadie.
 
El individualismo y el «sálvese quien pueda»... cuentan a favor de la difusión del virus. EL VIRUS DEL NO AMOR. Ojalá que quienes decimos que seguimos a Jesús se nos note porque nuestra vida sea una entrega, un servicio, un compromiso por cambiar lo que sea necesario de modo que no haya tantos descartados, para que no haya tanta soledad, para que no haya tantos «prisioneros» de sus circunstancias. Y desterremos el individualismo/narcisismo de nuestra vida, así como todo lo que pueda ser sospechoso de «espiritualismo», de religión vacía: INTERESES PERSONALES Y HASTA PSICOPATÍAS, ESQUIZOFRENIAS CAUSADAS POR PENSAMIENTOS "muy espirituales" u obsesionados con diablo, infierno y castigos. 😱😱😱😱😱😱😰😰😰😰
 
 Nuestra vida entonces merecerá la pena, y el Señor nos dirá: «Venid, benditos de mi Padre». Hoy es el último domingo del tiempo que llamamos ordinario. El próximo comenzaremos el Adviento. Y en este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey, Cristo Rey que no es de este mundo EGOÍSTA Y LLENO DE INTERESES PERSONALES. Rey que no actúa como los reyes de este mundo. Rey que se despoja de sí para amar a cada ser que respira. Rey que deja todo por cargar entre sus brazos al que le está doliendo mucho la vida. Rey de humildad, de alegría, de fortaleza, de paciencia, de amor sin condiciones. Jesús nos muestra su realeza desde el trono de la cruz, con la corona de espinas, despreciado, olvidado.
 
 Jesús que Reina desde el amor, desde la entrega absoluta, desde el servicio, desde el perdón,desde la compasión, desde la debilidad, desde el servicio a los más pequeños, a esos que quizá tú y yo olvidamos y hasta mal tratamos. 
 
Hoy Jesús nos dice: Descúbreme en los pobres es decir, en los que no amas, en los que desprecias y olvidas, en los enfermos, hambrientos, sedientos. En todo ser que respira. Descúbreme en los pobres de dinero, de compañía, de esperanza, de fe, de amigos, de salud, de libertad, de cariño. Descúbreme en los seres abortados, en los ancianos olvidados. En los pobres de todo. 
 
 Ayúdame Jesús a querer dar a cada uno lo que necesita. Ayúdame a valorar a las personas por su capacidad de amor, de entrega. Y no por otros criterios tan importantes como la inteligencia, el aspecto físico, el dinero, el poder. Señor, eres el Rey y Señor de mi vida, quien me invitas a seguirte y esperas con paciencia mi respuesta. No me has prometido dinero, ni honores, ni vida fácil, pero me aseguras la paz y la alegría más grandes. 
 
 Tú no eres como los señores de este mundo. No utilizas tu poder para manipular y enriquecerte. Tu único poder es el Amor, el amor que se entrega para dar vida, vida hoy, aquí y ahora. Amor que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa. Jesús, enséñame a Reinar contigo AMANDO A MANOS LLENAS COMO TÚ LO HACES CONMIGO. Amén.
 

 

Terapia visual de pensamientos sabios 2