PERDONAR PARA SANAR
Los seres
humanos, todos sin excepción, experimentamos una inclinación natural hacia la
felicidad….lo hemos venido diciendo en los temas anteriores de este curso sobre
valores humanos. Hoy, hablaremos del valor del perdón, así que veamos pues, que
tendemos a la felicidad pero en el camino, encontramos obstáculos que
dificultan la realización de este deseo y para muchos de nosotros, para mi,
para ti que escuchas, el principal de estos obstáculos es el resentimiento…..el
resentimiento viene a ser como cuando estás parado, parada frente al mar
tirando una chancla vieja….Momentáneamente desaparece ante tus ojos pues entre
las olas que van y vienen en su movimiento eterno la alejan, cuando de repente,
una ola pone de nuevo ante tus ojos esa vieja chancla que tu suponías
desaparecida.
Así es el
resentimiento….vuelve como la bola grande y pesada que tiene poder de derribar
una gran casa. El Señor Jesús en el
evangelio, habla de un hombre que al no construir sobre roca firme, vino la
tempestad y derribó la casa porque no estaba construida sobre roca. En este
caso, la roca es el perdón incondicional. Tan incondicional como el que Él, nos
dio a todo el genero humano de todos los tiempos: cuando dijo: “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”. El no dijo: Padre: tu y yo sabemos
cómo es el corazón del hombre, terco, infiel, inmaduro, y por eso Padre, vamos
a acabar con ellos….así que en este mismo momento, haz que todos los volcanes
de la tierra, con su azufre y ceniza, acaben con ellos, ¡Padre!, porque jamás
van a entender, porque moriré en la cruz y ellos y ellas seguirán matándose con
sus actitudes egoístas….soberbias…..
No. Jesús no
habló así. No actuó así, porque sólo habla así quien es superficial y sólo
alcanza a mirar lo que su ceguera le permite ver…..Jesús era un hombre
profundo, y no nos cansaremos de decirlo una y otra vez, porque esta
profundidad le dio la mirada de fe, la mirada de perfecta compasión es decir,
una capacidad inigualable de empatía es decir, capacidad de ponerse en las
entrañas del otro, de la otra y comprender que se reacciona violento, agresivo,
sensual, negativo, soberbio, rebelde, por tanta herida que se lleva allá
escondida en lo que la psicología llama subconsciente.
Quien no vive
conscientemente y simplemente se deja llevar de lo que su subconsciente ha
guardado incluso desde antes de nacer, está destinado, destinada a repetir un
pasado doloroso, vergonzoso, viviendo constantemente en un túnel sin luz, en un
abismo que parece no tener fondo, construyendo una realidad cotidiana que
agobia y atormenta día tras día, noche tras noche, sin entender si quiera la
razón o el motivo por el cual se repiten errores en la vida, contra quien
decimos tu y yo, que amamos más y todo esto, va generando dolor y me
avergüenza, te avergüenza, dándole vida a un ayer contaminado y oscuro en cada
hoy, en cada nuevo amanecer a través del dolor, de la repetición de patrones de
conductas destructivos.
Estamos seguros que en más de una ocasión, te has propuesto
cambiar, ser una mejor madre o padre o hijo, hija, un mejor compañero,
compañera o simplemente, te has propuesto ser un mejor ser humano. Estamos
seguros que te has propuesto en más de una ocasión dejar atrás ataduras,
culpas, relaciones dependientes destructivas, dependencias emocionales,
neurosis, ansiedad y tristeza inexplicable y sin darte cuenta, has vuelto a
caer en lo mismo, con un sufrimiento mayor.
Si hoy, aquí y ahora, tu que escuchas, te experimentas que no
vales la pena, y tu autoestima anda por los suelos haciéndote sentir como
cucaracha fumigada o chicle masticado, inseguro de ti mismo de ti misma
encubriendo todo esto con la máscara de la prepotencia, de “saberlo todo” de
soberbia desmedida tratando de demostrar que
no pasa nada, si te resulta fácil establecer relaciones dependientes
destructivas o tienes alguna adicción como el alcohol el cigarro, alguna droga,
la comida en exceso, el trabajo excesivo para llenar huecos que por más
intentos que hagas por llenarlos, cada vez son más grandes y la no fe grita
dentro de ti: “¡Desdichado, desdichada de mi!. ¿Quién me librará del poder de
la muerte que está en mi?. Hoy la fe te responde aún más fuerte: Te librará tu
Señor Jesucristo si pones los ojos fijos, en Él.
Muchas veces, el cúmulo de heridas no sanadas allá en tu inconsciente
o subconsciente, no te permiten manifestar tus emociones, tu ternura y te
cuesta decirle ¡Te amo!, a tus hijos, a tu compañero, a tu compañera, a tus
amigos, a quienes te rodean y aún a aquellos que simplemente son tus prójimos
aunque no los conozcas. Y ¿sabes?. Es porque tienes miedo a ser rechazado,
rechazada una vez más y por eso no te atreves a ser tu mismo, tu misma por
temor de hacer el ridículo y por eso no te lanza a ofrecer una sonrisa, una
actitud en la que los brazos no estén cruzados, o un simple abrazo dado con
todo el ser, disfrutando la presencia del otro, de la otra.
Cuántas veces callas lo que quisieras gritar y gritas lo que
necesitarías callar y te sientes culpable y amargado, amargada y lloras posiblemente interiormente sin razón
aparente, y albergas una nostalgia inexplicable, a pesar de haber tenido una
“infancia feliz” o quizá no tan feliz, y vives en un infierno cotidiano a pesar
de tener hoy la oportunidad para ser feliz.
Permítenos decirte que no esperes que otros y otras sanen tu
corazón. No esperes que otros y otras te animen para seguir adelante en este
peregrinar hacia la casa del Padre. No esperes nada de nadie. Espera todo de
Dios y de ti, pues no es posible que otros y otras caminen tu camino. Y el
primer paso para poder comenzar a caminar firmemente por el camino de la
liberación interior, por el camino de la dulzura, de la verdad, de la luz, del
perdón, es aceptar que tus errores, todas las infracciones cometidas contra la
vida hasta este día, son producto de la ignorancia, de vivir inconscientemente,
dormido, dormida, pero alégrate, que la Luz de Cristo te da la llave para que
abras los candados que te mantienen esclavizado, esclavizada en la
inconsciencia…si tu quieres, puedes trabajar juntamente con la gracia infinita
de su amor, que te ayudará a conquistar tu propia libertad, sin miedo ni
ataduras, dándote la oportunidad de construir una vida plena, feliz en Él, en
donde tu interior será un oásis de paz, de seguridad, de vida y libertad,
porque ese oásis estará habitado por Él, que te desea como una persona, un ser
humano lleno de vida y el perdón, es vida.
Para comenzar este proceso, además de aceptar tus errores, es
importante descubrir por qué los has cometido, qué los genera, en dónde está el
origen de tus reacciones agresivas, violentas o indolentes. Y para encontrar el
origen será bueno que comiences por transformar el pensamiento negativo de “No
se puedo cambiar” por este que vas a
escuchar: “El Señor puede transformar mi corazón en un corazón hermoso, libre”….luego
que hayas hecho esto, comienza a encontrar a ese niño interior herido, a esa
niña interior herida para empezar a llenarlo de amor y comenzar a dejar fluir
el reino de paz que Dios ha querido para ti desde toda la eternidad.
Si tu estás en medio del mar, envuelto, envuelta en una tempestad,
tendrás que esperar a que llegue la calma, de la misma manera, atravesaremos
juntos el bosque oscuro, tenebroso, poblado por los recuerdos del ayer que se
pierden en la inconsciencia, para descubrir el camino que conduce hacia el
lugar en donde se encuentra atrapado tu niño, tu niña interior, pequeño, frágil
que ha permanecido tanto tiempo en la oscuridad, callando su miedos, su dolor,
sintiéndose culpable y sintiendo vergüenza, ira silenciosa que aparece hasta el
día de hoy como brotes que aparentemente no tiene explicación, brotes de
irritabilidad, y agresión, ahogando tus sueños en el vacío y muchas veces en la
frialdad del corazón.
Si no te conoces, si en realidad, no sabes quién eres, cómo podrás
amarte?...¿Cómo pretendes amar a otros a otras, cuando tu te rechazas, te
condenas, porque no te perdonas?... Para poder comenzar a descubrir el
maravilloso potencial que hay en ti, de amor, de alegría verdadera, para poder
comprender el por qué de tus caídas, el por qué cultivas repetitivamente
adicciones, dependencias, sufrimiento, vacío, siempre deseando lo contrario,
sólo te pediremos que abras tu corazón y tu mente al Señor en estos momentos,
ahí en donde estás, cerrando tus ojos para decirle allá en el silencio de tu
ser, con todo lo que tu eres….
Dios mío….tú lo conoces todo….tu has sido mi Creador….tu sabes por
qué nací, cómo fue el momento de mi concepción, tu sabes que yo no pedí venir a
este mundo, yo no escogí ni a mis padres, ni mi sexo, ni mis genes que constituyen
gran parte de mi forma de ser, ni mi físico, ni mi voz, ni gran parte de mi
historia que me ha marcado tanto……
Dios mío….gracias a Jesús tu Hijo y mi Salvador, se que tú eres mi
verdadero Padre…esto lo digo desde la fe –aunque mucho tiempo crecí creyendo
que tu eras justiciero y vengativo….hasta de niño, de niña me decían que si me
portaba mal, tú me castigarías, pero hoy, gracias a Jesús, se que eres amor
infinito y que es ese amor el que hoy me tiene ante ti.
Hoy estoy ante ti, con mi corazón afligido, corazón de quien ha
permanecido tanto tiempo en el valle de la oscuridad y los lamentos,
extraviado, extraviada sin rumbo y sin luz.
Hoy, ante ti, me encuentro lleno, llena por un intenso deseo de
volver a vivir, de comenzar de nuevo una existencia alentada por la fuerza de
tu amor que ha comenzado a sanar con mi niño, con mi niña interior. Déjame
recuperar la inocencia, la fe, la espontaneidad que tú depositaste en mi, desde
el principio del tiempo. Dame la gracia de recuperar la fuerza, la alegría que
me llevó a conquistar el milagro de existir, cuando apenas era una célula
diminuta y de manera inconsciente, creía en la vida, creía en ti y en mi, ¡Oh
Dios Único y verdadero!.
Aquí estoy ante Ti, desvalido, desvalida, sin rumbo, como un niño
extraviado en la oscuridad de la noche de la inconsciencia. Estoy cansado,
cansada de tanto buscar, de repetir patrones de conducta que un día me
lastimaron tanto y que juré nunca pero nunca, volver a vivir. Aquí estoy ante
ti con el único deseo de ser libre en ti, de rescatar por fin a mi niño herido
a mi niña herida y entregarte de una vez por todas, las ataduras y candados que
me impulsan a fotocopiar el pasado, el infierno conocido que ya no quiero vivir
más.
Ahora, no traigo más equipaje que mi fe, ese don que me regalas
para que sea feliz y te viva intensamente en mi corazón, y el anhelo sincero de
romper cadenas de amargura. Traigo el valor que tu Presencia amorosa me
infunde. Oh mi Compañero fiel, Dios amoroso en esta aventura maravillosa en la
que libre en ti, regrese a ti y a los demás diariamente, con una sonrisa en los
labios, con un corazón henchido por la
dicha y con el espíritu expandido en la libertad de tu amor. Gracias mi Dios,
porque experimento la luz de tu Presencia, porque se que me infundes fuerza en
el corazón. Gracias porque tomas mi mano y tengo la certeza de que puedo sacar
de las tinieblas que ahora han comenzado a transformarse en luz, a esa criatura
maravillosa que Tú elegiste para expresar una parte de tu plan divino y que por
inconsciencia quedó extraviada en el valle del dolor. Gracias porque contigo es
posible reencontrarme con esa parte de mi que quedó olvidada, fragmentada en un
ayer sin tiempo. Gracias porque en Ti, y por Ti, es posible traer a mi hoy,
aquí y ahora a ese pequeñito que vive dentro de mi para brindarle en cada hoy,
el amor que le faltó ayer. Y con él en mi conciencia y en mi corazón, poder
estirar las alas y volar hacia la libertad verdadera, para poder extender la
mano y jugar con las estrellas y poder sonreír nuevamente y perdonar.
Gracias porque en Ti y por Ti, contigo a mi lado, con mi niño, con
mi niña interior sano es posible construir una vida nueva, una vida mejor, una
vida en Ti. Gracias por escucharme. Gracias por responder.
Ahora, desde el Poder que te infunde el Señor Dios, desde su luz,
tomado, tomada de la mano Jesús, vas a ir contemplando las diferentes etapas
que conformaron el desarrollo de la infancia, con el fin de detectar y sanar en
cada una de ellas, las posibles fracturas emocionales que laceraron en aquél
ayer lejano, tu alma de niño, de niña.
Hoy, aquí y ahora, dirige tu mirada, unido, unida a Jesús, para
rescatar a tu “yo bebé”, desde el momento de la concepción hasta el nacimiento
como momento cúspide, como el momento más grandioso y único, e incluso, hasta
el primer año de vida.
La fe, y la dinámica de la mente, nos permitirá iniciar la
aventura que conduce a un reencuentro con tu niño interior y es probable, que a
estas alturas de tu vida, tu mayor inquietud sea, saber quién es ese pequeño,
esa pequeña…lo que ha sufrido, por qué te hace reaccionar como reaccionas.
Estamos seguros, que con la gracia de Dios, muy pronto, podrás abrazarlo desde
la fe, tenerlo junto a ti, en tu conciencia y en tu corazón, para poder
brindarle todo el amor, la ternura, la aceptación que en el ayer le faltó y de
la mano de Jesús, juntos, recuperes la alegría de vivir, la espontaneidad, la
inocencia, la confianza en la vida, en ti mismo, en los demás y en Dios, tu
Señor.
Pero antes de comenzar esta interiorización, es importante, que
desde el momento en que un bebé es concebido, comienza a recibir nutrición
física y emocional a través de los alimentos que ingiere la madre y de las
emociones que ella experimenta, no sólo en ese momento, sino a lo largo del
período de la gestación es decir, el tiempo que el bebé permanece dentro del
vientre materno. Así, esa célula pequeñísima, en la que se concentra todo el
potencial de la vida, comienza a recibir, desde el instante en que es
fecundado: amor, o desamor, rechazo, o aceptación y todas las emociones tanto
negativas como positivas que su madre, experimenta durante ese tiempo.
Y así, se va formando un feto, que evoluciona hasta que se
encuentra formado el bebé, y en la semana número 36, se aproxima el
alumbramiento, que es el momento en que ese nuevo ser nace y hace su aparición
en el escenario de la existencia, en nuestro mundo, en donde de nuevo vuelve a
sentir el impacto de las emociones recibidas en esa circunstancia especial es
decir, siente amor o desamor, rechazo tal vez porque se esperaba un niño y fue
niña o al contrario; por el color de la piel, o por el parecido con el padre o
la madre o lo que es peor, con la suegra o este pariente que es tan antipático
–dicen-.
Y sobre ese pequeñito, esa pequeñita,, recaen las dudas sobre la
paternidad o porque tenga cabello o porque esté pelón y por mil aspectos más,
como el miedo inconsciente que experimentan los padres ante la responsabilidad
de una nueva vida que recaen totalmente en ellos…temor que generan los
problemas económicos, las presiones de la vida cotidiana, los distanciamientos,
el abandono y muchas razones más. Todos hacen blanco de esa criaturita
pequeñísima, frágil indefensa en la que Dios ha puesto todo su anhelo para
expresar un fragmento de su inteligencia infinita, de su inigualable amor.
De la misma manera, el amor y la aceptación que recibe desde ese
momento, van creando en el bebé,
seguridad, una sensación interna de aceptación y confianza. En el caso
contrario, ese bebé se experimentará inseguridad, temor que no se explicará ni
aún cuando haya alcanzado 20, 40, 60 ó
90 años de edad. Y este temor, lo manifestará en llanto y malestar constante,
generándole emociones negativas que se le irán acumulando y escondiendo en lo más
profundo de su inconsciente, pero que saldrán una y otra vez, convertidas en
rechazo a sí mismo durante toda su vida.
Como podrás escuchar, a lo largo del desarrollo en las diferentes
etapas que forman la infancia, el niño, la niña experimentan situaciones que
afectan su mundo emocional dejándole para siempre marcado su subconsciente o
inconsciente, porque estas han generado un profundo dolor, culpa, vergüenza y
porque la mente es así, la dinámica mental tiende a ocultarlas, -como dijimos-
en los niveles más profundos, grabándolas con la fuerza de la emoción de ese
momento, por lo que de manera inconsciente, tendemos tu y yo que escuchamos
este casete, a repetir e incluso a multiplicar el daño experimentado en aquel
momento de nuestro ayer, a veces repitiendo contra nosotros mismos, castigándonos
o agrediéndonos de una y mil maneras; a veces golpeándonos u ofendiéndonos como
en los momentos de aquel ayer que desgarraron el corazón.
Cuántas veces te has observado a ti mismo, a ti misma, cuando
cometes algún error, repitiendo en silencio e incluso en ocasiones en voz alta:
“Soy un estúpido, una tarada, un menso, todo lo hago tan mal” etc. Y si haces
un poco de memoria, son las mismas palabras que te decían cuando eras apenas un
niño, una niña.
En otras ocasiones, esos recuerdos inconscientes, el daño y el
dolor almacenado durante toda una vida, se derraman en contra de las personas
que nos rodean, incluso en contra de los propios padres, o hijos, familiares o
hasta amigos. Y cuando menos pensamos, estamos cayendo en la misma situación,
haciendo contra ellos, todas las agresiones que en ese ayer cometieron contra
nosotros y que un día nos prometimos nunca volver a vivir.
Cuando te has encontrado gritando, golpeando, amenazando, como
tantas veces lo hicieron contigo, en esos momentos es tu niño, tu niña interior
quien grita, vocifera y repite todo lo que aprendió, todo lo que le hacían en
esos momentos de dolor, y tras haber fotocopiado el pasado, de repente,
regresas a la realidad experimentándote asustado/a, sorprendido/a, culpable,
muy culpable. Entonces, el espectáculo que tienes ante tus ojos te asusta y te
atormenta: lágrimas que bañan el rostro de ese ser tan amado, tal vez sangrando
si fue golpeado; y todo esto, te llena de vergüenza, de dolor. En su mirada,
adivinas la misma ira, la frustración y la confusión que aparecían en tus ojos
cuando sufriste el impacto del golpe, el insulto y la ofensa que como un
huracán, emergió en aquél entonces de la inconsciencia, en donde otro niño
herido, lastimado, atrapado en un cuerpo de adulto que llevaba el título de
padre, madre, maestro, hermano mayor o tutor, pues ¿sabes? somos víctimas,
hijos de víctimas” es decir que a su
vez, estos alguna vez, sufrieron lo mismo que tu pero nunca lo sanaron. Y tú,
hoy, aquí y ahora, por el poder de Dios y tu libertad puesta en ello, escuchas
este tema, para abrirte incondicionalmente al amor infinito y misericordioso
del Señor, para que Él que si puede, sane tu inconsciente que aún sangra, que
desea ser dulce pero que las heridas asfixian la necesidad de amar en lugar de
odiar.
Por eso, necesitas seguir escuchando que con el paso del tiempo,
el desarrollo físico de ese bebé continúa y llegamos a la edad adulta y con
ella, mil y una responsabilidades que tenemos que enfrentar día con día,
ignorando que cada uno de los seres humanos, llevamos en el interior un niño o
una niña pequeñita, y frágil que, al no tener la nutrición emocional adecuada,
fue acumulando fracturas en el alma y aprendió a callar sus miedos, sus
preguntas, cansado, cansada de no obtener respuestas. Aprendió a sentirse
culpable de todo lo que pasaba a su alrededor: los pleitos entre los padres, la
separación, el divorcio, la enfermedad e incluso hasta la muerte de alguno de
ellos.
Tal vez sintió el impacto de ofensas, insultos, golpes,
comparaciones y el abuso en todas sus expresiones, como cuidar a los hermanitos
pequeños, trabajar desde muy chico para ayudar a la manutención del hogar,
dejar la escuela para apoyar a la familia, ser la mamá de mamá o de papá, el
hombrecito de la casa, el receptor de las emociones de los adultos, el objeto
sexual e incluso, la víctima de una violación, en muchas ocasiones por parte de
amigos, y familiares cercanos y lamentablemente, hasta por padres, padrastros y
tutores de quienes -el corazón de un
niño, de una niña- sólo esperaba amor, respeto y confianza.
Cuando un niño es víctima de este tipo de agresión, se deforma, se
distorsiona el concepto de sí mismo, se cae en una profunda auto devaluación es
decir, se odia a sí mismo a si misma sin valorar nunca el hecho de existir, por
eso hoy e nuestros días, no sólo jóvenes y adultos se suicidan sino hasta
niños. Además, se instala en el interior un sentimiento permanente de culpa y
de creerse malo, mala y diferente. Esta experiencia como muchas otras sufridas
en la infancia, genera un dolor tan intenso que el desarrollo emocional se
bloquea, dejando atrás a un niño asustado y triste, tal vez avergonzado y
culpable, que se pierde entre las tinieblas y la oscuridad de la inconsciencia
que llora sin que nadie lo escuche ni lo consuele.
Esta agresión brutal, como muchas otras que brotan de la
inconsciencia contra un pequeño, una pequeña, le roban la inocencia y con ella,
la niñez entera y no solo esto sino todo lo que le queda de vida. Sí, le roban
la vida misma. En algunos casos, el instinto sexual se desquicia y no es poco
frecuente que el niño o la niña abusados, violados, se convierta en violadores
o inductores de conductas sexuales pervertidas, desde muy temprana edad, o
bien, reprimirá todo su instinto sexual, evitando tener contacto sexual con
alguien y si llegara a tenerlo, se experimentará impotente o frígida o lo
contrario, entregará su cuerpo de forma que caerá en la prostitución y hasta en
el lesbianismo u homosexualismo, pues esa agresión experimentada en la
infancia, dejó destrozada el alma, y se aprendió a obtener una caricia, una
migajita de amor o aunque sea un solo instante de aceptación por la entrega
sexual inconsciente, para luego experimentar como en aquél entonces, mayor
culpa y odio por si mismo, por si misma que se pretende diluir con alguna
adicción química como el alcohol, la droga o el tabaco o con alguna dependencia
enfermiza y apegos hacia las personas.
Y por si esto fuera poco, ese niño o niña fracturados con el
látigo del desamor, tratará una y mil veces de formar una relación estable, de
encontrar a alguien que le ame y le acepte tal cual es, incluso comprando
afecto, aceptando situaciones que le desagradan y avergüenzan y sin embargo,
difícilmente podrá entablar una relación permanente, pues desde tiempo atrás,
aprendió a desconfiar de los demás, de la vida, de sí mismo y hasta de Dios.
Una manifestación diferente de esta misma agresión sexual sufrida
en la infancia puede hacer que en el intento de borrar esa fractura que
desgarró el alma en ese ayer lejano, probablemente en la vida adulta, se
instale en la represión, evitando todo tipo de relación que implique un
contacto sexual, como puede ser el caso de amores platónicos que se hacen pasar
como ideales, alegando fidelidad a “un viejo amor” con el que en realidad jamás
se llegó a intimar o bien, entregándose a una causa cuyo logro requiere un
compromiso total por lo que no existe tiempo para establecer una relación
profunda e íntima.
Es posible que en el afán de borrar esa huella dolorosa del
pasado, el adulto contaminado por un niño herido en su sensibilidad más
profunda, elija el camino sacerdotal o de monasterio sin tener en realidad
vocación religiosa, sino más bien, pavor de repetir ese pasado doloroso que se
esconde bajo un hábito o una túnica –como hoy sabemos en nuestros días- y se
convierten en brotes inexplicables de sexualidad pervertida o distorsionada,
agregando culpa y dolor a ese sufrimiento antiguo. Podríamos
preguntarnos….¿Cabe juzgar a los demás, sea quien sea?, ¿No sería mejor
comprender?, ¿No sería mejor contemplar en los demás y en sí mismos, a ese bebé
o pequeño, pequeña heridos?.....
Muchas son las causas que de manera inconsciente pueden afectar a
nuestro niño interior y al adulto que eres hoy. Pero estas otras causas, las
escucharás en el siguiente casete. Por el momento hoy, aquí y ahora, tomando
una actitud recogida, orante, cerrando tus ojos y respirando suave, profundo y
lento, abriéndote en la fe adulta al Señor dile en el silencio de tu ser a ese
Dios que nunca ha querido el mal para ti:
Señor:, te hablo desde mi corazón partido que ha permanecido tanto
tiempo entre oscuridad y lamentos, extraviado, sin rumbo, sin luz,
manejado por el dolor inconsciente de
las heridas de la infancia…pero tu Luz, tu Gracia, tu Amor me hacen que te
busque y buscándote estoy, porque eres mi Dios, porque eres mi Creador, porque
TE NECESITO, porque sin ti la vida no tiene sentido. ¡Oh Vida mía!, tu lo sabes
todo y no hay nada imposible para ti. ¡Oh Vida mía!....deseo volver a vivir,
comenzar de nuevo con una existencia alentada por la fuerza de tu amor, amor
que depositaste en mi desde el momento en que comencé a existir.
¡Oh Vida mía!, permíteme recuperar la inocencia perdida, la fe, la
espontaneidad que tu depositaste en mi desde el principio del tiempo. Regálame
la gracia de recuperar la fuerza, la alegría que me llevó a conquistar el
milagro de la existencia, cuando apenas era una célula pequeñísima y de manera
inconsciente creí en la vida, creía en Ti y en mi.
¡Oh Vida mía!, Estoy ante Ti, cansado, cansada de repetir patrones
de conducta que un día me lastimaron tanto y que nunca quise volver a re-vivir,
pero que sin embargo todavía hoy brotan en esas actitudes frías, indiferentes,
actitudes groseras, actitudes que dejan desaliento y que muchas veces son
expresión de no querer seguir luchando en esta vida…..
¡Oh Vida mía!. ¡Te amo! Y a pesar de que mi subconsciente aún
sangra, reconozco que me amas con todo el Amor que es posible en tu Divinidad
es decir: me amas plenamente, me amas totalmente, me amas incondicionalmente,
me amas porque sí, sin un para qué, simplemente porque eres el Amor. ¡Oh Vida
mía!.
Gracias mi Señor, porque por la fe, me rescatas una y otra vez del
desamor, de los rechazos, y haces de mi la obra que contemplaste desde la
eternidad: Soy un ser humano amado por ti, soy un ser hermoso porque estoy
hecho a tu imagen, soy un reflejo de tu amor. Gracias porque me permites mirar
mi ayer sin miedo, sin culpas, sin prejuicios, y me das tu mano para estar
frente a frente ante los sucesos más dolorosos y como magia, como milagro, de
tu mano tomado, tomada, es posible traspasar el tiempo y el espacio para
reencontrarme con esa parte de mi que quedó olvidada, fragmentada en un ayer
sin tiempo.
En este inmenso amor me
sumerjo hoy, aquí y ahora, para ahondar en el misterio de mi vida, y plenamente
confiado, confiada en ti, te entrego mi subconsciente herido pues eres mi Dios,
mi Médico Divino, Oh Vida mía, quien mejor conoce todo lo referente a mi. Aquí
estoy. ¡Oh Vida mía, sáname!, devuélveme
la vida…..¡Vida mía!, sáname…..
Hoy vamos a continuar escuchando otras
causas que fracturan el alma de un niño, de una niña limitando su desarrollo
emocional, y muchas veces estas heridas
son el motivo de una terrible depresión en la edad adulta, así que pon mucha
atención y si quieres, puedes anotar lo que más te impacte o te sirva.
Es probable, que por ser hijo o hija
mayor se te haya exigido poner el
ejemplo a tus hermanos menores y sin importar la edad, se te hizo responsable
de la conducta de ellos. Con esto, las heridas que fracturaron el alma de tu
pequeño, es decir, de ese pequeño, de esa pequeña, contaminan al adulto y lo
hacen actuar con una tendencia o bien, perfeccionista o bien, desordenada,
desquiciada, dando cabida a la sensación de enojo permanente que en ocasiones
se manifiesta como brotes de ira que no se explican o que no tienen explicación
aparente o amenazas frecuentes de abandonar el trabajo, a la familia, al
compañero a la compañera, a los hijos y a todo aquello que implique una
responsabilidad.
También, el amor excesivo o sobre
protector, deja una huella en el alma del niño, de la niña, haciéndoles
temerosos, inseguros, rebeldes,
agresivos o aislados y tímidos, además de convertirles en frágiles emocionalmente
hablando. Entre otros casos, por el sólo hecho de ser mujer, se le pudo haber
obligado a cuidar de los hermanos varones, generando, además de una gran auto
devaluación u odio por si misma, ira y frustración inconscientes, que es
posible que se convierta en la incapacidad para establecer una relación
profunda con una pareja heterosexual o bien, una necesidad inconsciente de
venganza o revancha contra el sexo masculino, haciéndoles sentir a estos,
incompetentes culpables y devaluados ante cada oportunidad que les ofrezca la
vida, haciendo de cada encuentro y en cualquier circunstancia, una lucha de
poder, una guerra abierta, generando dolor, frustración y un intenso vacío y
soledad inexplicables, es decir, que no
tiene explicación.
Otras formas de contaminación en las
que surge el dolor del inconsciente desde las fracturas del corazón de niño, se
dan cuando se ha experimentado en algún momento de la infancia, temor,
angustia, que se han acrecentado al no encontrar unos brazos que le hicieran
sentir bien, un alguien que le escuchara y le dijera de manera suave y dulce,
que es normal sentir miedo y angustia, independientemente de ser niño o niña.
Probablemente haya recibido gritos o regaños como: “cállate, pareces vieja”,
“las niñas lindas no lloran”, “si sigues llorando te va a llevar el coco” y
tantas frases más que le hayan hecho sufrir el impacto de la soledad y de la
incomprensión y sobre todo, sentirse ridículo, ridícula raro, rara por sentir y
expresar emociones, lo que le obligó a tu niño, a tu niña interior, a callar
sus sentimientos y a hacer crecer su miedo a las emociones que permanentemente
fluían en su interior como en el de todo ser humano.
Tu pequeño, tu pequeña, también cargó
con otra ruptura del alma, la de aprender a reprimir o a evadir las emociones,
preparándose con ello para en la vida adulta, ser una persona co- dependiente:
es decir, que experimenta el impacto de la emoción, sólo a través de otros
–como es el caso de los familiares de alcohólicos y drogadictos-; o bien, de
los “ayuda adictos” es decir, esas personas que siempre se encuentran en la
necesidad de “salvar” a los demás, de arreglar vidas ajenas, aún cuando la
propia se encuentre desmoronada y sin sentido, por un afán inconsciente de
rescatarse a sí mismos.
Algunos niños, son protagonistas de un
drama mayor, escucha bien: cuando por sus labios brotaba risa cristalina y
brincaban de alegría, les hicieron sentir avergonzados e incluso ¡locos!. Tal
vez les hicieron sentirse culpables por el solo hecho de sentirse felices. Con
ello, el adulto con un niño herido en su interior de manera inconsciente, se
programa para ser infeliz; una y otra vez busca situaciones o relaciones que
garanticen un sufrimiento permanente, ¡sólo porque inconscientemente, tiene
miedo de ser feliz!.
Otro caso es que pudo haberse obligado
a tu niño a tu niña a callar y disimular el enojo, la ira con frases como: “las
niñas buenas no se enojan”, “Diosito te va a castigar si le contestas así a tu
mamá”, “si eres un niño malo, ya no te voy a querer y los reyes magos no te van
a traer nada” haciéndole sentir con esto que es malo sentir enojo o molestia.
Tu niño, tu niña es decir, tu, aprendiste a se “la niña buena” o “el niño
obediente de mamá” a reprimir y disfrazar estos sentimientos con cara de “todo
está bien”, aquí no pasa nada”, aunque te encontraras experimentando un intenso
sufrimiento y las emociones encontradas que fluyen en el interior, cuando se es
víctima de una ofensa, de una falta de respeto, preparando a tu adulto de hoy a
soportar malos tratos, infidelidad y hasta golpes, sintiéndote imposibilitado,
imposibilitada para decir: ¡basta! Y lo más grave, siempre aparentando ante los
demás bienestar y felicidad, escondiendo bajo una máscara el llanto desgarrador
de un niño, de una niña que aprendió a reprimir las emociones negativas por
temor a saberse malo, mala y sentirse rechazado, en lugar de aprender a
encausarlas.
Cuando esta represión es tan brutal
como cuando a tu pequeño a tu pequeña, posiblemente le amarraron quizá a una
cama o le encerraron en un cuarto oscuro por una y mil excusas, la afectividad
queda tan dañada que se queda afectado por estos brotes de violencia y
agresividad al grado tal, que resulte fácil en esos momentos de inconsciencia
dañar e incluso herir y matar a otros o acabar con su propia vida o bien,
involucrarse con el mundo destructivo de las drogas, el alcohol y el
“satanismo” que le hace sentir mayor culpa y auto devaluación u odio contra sí
mismo, contra sí misma y contra los demás.
Todos estos ejemplos que hemos citado aquí,
muy probablemente te han hecho traer recuerdos de ese ayer olvidado
“aparentemente” y mirar a ese niño, a esa niña interior que vive en ti, como en
todo ser humano, ya que él, ella son la acumulación de todas las experiencias
de la niñez y tiene en sí mismo, en si misma todos los sentimientos del mundo
emocional pero que quedó atrapado, atrapada, preso, presa en las profundidades
de la inconsciencia, en un mundo de tinieblas y oscuridad, mundo de confusión y
división que aparece en tu conciencia a través de pesadillas, sentimientos que
no puedes explicar de tristeza, nostalgia, ira,
frustración, vacío etc, que te llevan muchas veces a perder el control
de tus emociones, a decir cosas que quisieras callar, a gritar sin razón
aparente y a volver a sentir una y otra vez la culpa, al angustia, la soledad y
el rechazo que en aquél ayer viviste.
Y aquí no importa, qué eres hoy, o
hasta qué grado de estudios llegaste, o la edad, o los intentos que realizas
por cambiar, porque día con día se experimenta en el interior una vez más el
infierno conocido de un ayer que se hace hoy.
Es a través de ese niño interior
lacerado, humillado, olvidado y abandonado en la oscuridad y las tinieblas del
subconsciente, que sentimientos extraños invaden tus momentos actuales, para
hacerte sentir que tu no sirves, que no vales la pena, momentos que te hacen sentir ridículo, ridícula, y
torpe, haciéndote actuar de manera infantil inmadura, dañándote a ti mismo, a
ti misma y a los demás. Quizá hoy, aquí y ahora, experimentas una gran
nostalgia de amor verdadera, nostalgia de una sincera mano amiga, deseos
inmensos de ser mirado, mirada desde unas entrañas puras, limpias, libres de
egoísmo.
Este es el drama de nuestra existencia:
el hecho de repetir patrones inconscientes, agregando cada vez más, eslabones
de dolor y amargura a la cadena de esclavitud que me mantiene, te mantiene
atado, atada al infierno interminable de la inconsciencia. Esta es la verdadera
causa de la pesadilla que estamos viviendo como humanidad es decir, un niño lacerado,
desvalido, atrapado prisionero en un cuerpo de adulto.
No podemos caer en el fatalismo –aunque
existen vidas así como lo que hemos mencionado atrás- y no mencionar que
posiblemente hubo momentos maravillosos de tranquilidad, de paz que sin duda, vale
la pena también rescatar, para que desde la tierna mirada de un niño, de una
niña, sea posible enriquecer y transformar cada día de nuestra vida, de mi hoy,
de tu hoy, para volver a experimentar la frescura, la espontaneidad que sólo un
niño puede ofrecer, ya que si a todas las fracturas que viven en nuestra alma
le agregamos que nos tocó hacer nuestra aparición en el escenario de la vida,
en un siglo totalmente materialista, en el que se ha descuidado e incluso
ignorado la importancia de la vida emocional y espiritual, entonces, nos
encontramos ante la más intensa tragedia, porque sencillamente, sin una
nutrición emocional y espiritual
adecuada , nos encontramos como exiliados, como sacados de nosotros mismos, con
un gran vacío interior que nada nos puede llenar, con cuerpos de adulto, pero
al fin, inmaduros, adolescentes, carentes de sentido, desempeñando la vida de
padres, de hijos, de amigos, de hermanos,
y sin embargo, en el interior permanece instalado un niño pequeño
temeroso, inseguro, tal vez con temor a hacer el ridículo porque alguna vez en
ese ayer que se perdió en los recuerdos fue comparado, ridiculizado frente a
los demás. Hoy, aquí y ahora, tu inconsciente aún se encuentra lleno de ira, de
rabia, de impotencia porque fue testigo de violencia o quizá fue directamente
agredido, golpeado por lo que en ocasiones tienes brotes inexplicables de ira.
Hoy, aquí y ahora, dale gracias al
señor Dios, que no quieres más ignorar a ese niño que llevas dentro, no quieres
ignorar más a esa niña herida, lastimada en lo más profundo del ser, pues
ignorar esto, te conduciría a sentimientos atropellados, que eres agredido,
agredida por medio mundo y otra vez a pensar que te hacen menos, que todo lo
que se dice y se hace, es en contra tuya, a ofrecer respuestas tontas y
absurdas cuando te sientes presionado, presionada, s sentir envidia de todo y
de todos por el temor inconsciente de ser desplazado desplazada. A vivir
siempre de espaldas a la vida, transitando por caminos que no son los tuyos,
reproduciendo carencia, enfermedad, sufrimiento, infinita tristeza.
Hoy, aquí y ahora, ya no ignoras, que
no son las circunstancias actuales las que te afectan, sino los recuerdos
inconsciente que están allá en el alma rota de ese niño, de esa niña que llora
en tu interior. Cuando se trata de callar la realidad, aún queriendo entregar
lo mejor de mi, de ti es decir, de nosotros mismos, me siento, te sientes
imposibilitado, imposibilitada incluso, de decir, ¡Te amo!, y me resulta, te
resulta más fácil platicar con la mascota o con el amigo imaginario. ¡Cuántos
casos!...
Habiendo sido abandonados por algún ser
querido en alguna etapa de nuestra infancia, nos programamos inconscientemente
para ser abandonados de nuevo o para abandonar a quien más amamos, aún cuando
este abandono sea sólo de manera emocional, pues resulta imposible brindar lo
que no se ha recibido, a menos de que logre, de que logres con la ayuda de tu
Salvador y Dios Jesús, rescatar a ese pequeño, a esa pequeña que llevas
hospedado hospedada en el corazón, para brindarle a partir de hoy y a cada
momento, todo el amor y la ternura que hubiésemos querido recibir en aquél
ayer.
Ahora, hoy, aquí, ya sabes quién es tu
niño, tu niña interior: eres tu mismo, en un ayer distante, perdido y olvidado
en la parte más oscura de la inconsciencia, experimentando constantemente
miedo, dolor, desamor, culpa, y muchas emociones más que te han robado hasta el
deseo de soñar y sin darte cuenta has enterrado anhelos y has olvidado el ideal
de vivir, entre lágrimas de vergüenza y soledad. Sí, ese niño herido, esa niña
lacerada, ¡eres tu! que escuchas.¿Ahora comprendes el por qué de tu división
interior, de esa lucha entre querer ser feliz y no poder, entre querer
experimentar unidad y entrar en el Reino de la Paz y sentirte como jaloneado y
dividido en mil pedazos?. Ahora, comprendes de esa nostalgia inexplicable….es
porque una parte de ti se encuentra perdida en tu túnel oscuro que te obliga a
experimentar miedo, angustia y soledad sin aparente razón. ¡Cuánto tiempo
llevas callando la desesperación que late en tu corazón…¿No crees que hoy es
tiempo de emprender la aventura fascinante de tu liberación interior al
rescatar esa parte de ti?, pues prepárate a emprender ese viaje interior
maravilloso, hacia las profundidades del inconsciente,. Te recordamos a ti que
escuchas, que en este recorrido por tu ayer, no estás solo, sola, no. JESUS es
contigo. Jesús está vivo allá en lo profundo de tu corazón, de tu profundidad y
te espera al mismo tiempo ahí, en tu
subconsciente, para que mirando frente a frente, cara a cara, desde ese amor
infinito que te tiene, esas heridas que más te marcaron, comience en ti, un
verdadero proceso de sanación interior.
INTERIORIZACION-ORACION
Así que en una actitud orante, dejando
todo lo que tengas en tus manos para descansar tus brazos y manos sobre tus
piernas, con tus palmas hacia abajo o hacia arriba o entre lazadas, tus pies
bien puestos en el piso si puedes, tu cabeza recta, cierra tus ojos y respira
suave, profundo y lento. Ve soltando todo lo que esté tenso desde la punta de
tu cabeza hasta la punta de tus pies…..
Y en fe adulta, abriéndote al amor
inmenso del Padre Dios, ábrele las puertas de tu interioridad, de tu
subconsciente en donde se encuentra ese pequeño herido, esa pequeña herida….. y
hoy, aquí y ahora, desde esa Presencia maravillosa de Dios en ti, y sabiendo que ese pequeño, esa pequeña eres
tu que escuchas, con mucha ternura, cruza tus brazos sobre tu pecho y comienza
a decir allá en tu interior, no con tu boca sino en silencio:
Bebito mío, bebita mía, pedacito de mi,
hoy, quiero recordarte que tú eres la criatura más amada de Dios, déjame
decirte que formas parte de un proyecto divino, al cual lo caracteriza el
orden, la belleza y la armonía. El universo del que formas parte, está lleno de
riqueza infinita, abundancia y generosidad a raudales….
En ti mismo, mi chiquito, mi chiquita,
el Señor Dios, ha grabado genéticamente la clave para generar abundancia a
través tuyo, porque en ti ha depositado la semilla de su Reino de amor, de
perdón, de fidelidad, de mansedumbre, de humildad, de alegría verdadera, de dominio de
sí, de luz, de amor. Tu fuiste depositado con un amor infinito y
esperado, esperada, desde toda la eternidad, para ser grande interiormente,
para ser feliz, para ser un hermoso hijo de Dios, una hermosa hija de Dios.
Fuiste creado, creada con el único
propósito de ser un reflejo del amor de Dios. Sí, fuiste creado, creada con el
único propósito de ser un reflejo del amor de Dios, pues la fuente generadora
de la verdadera vida, está en ti…te habita, allá en el corazón…Dios te habita.
El es la fuente de amor, de riqueza que late y palpita, que te cuida, te
protege, te hace crecer, te madura, te abraza, te acaricia con su más suave
toque de profundidad, de respeto absoluto….Oh, mi niño, mi niña, con toda
confianza acepta esto que te voy a asegurar: aleja de ti para siempre, la
sensación de que careces de aceptación y entrégale ahora mismo a Dios, tu
Padre quien te cuida inigualablemente
como ninguna madre lo ha hecho jamás, la sensación de que no vales nada, que te
ha acompañado a lo largo de toda la existencia. Hoy, aquí y ahora, deja que el
amor de Dios, marque con su Fuego Divino la seguridad, la certeza de que eres
inmensamente amado, amada, inmensamente rico, rica, porque sencillamente, lo
tienes a Él en ti.
Cuando dudes de esto, mi pequeño, mi
pequeña, nada más abre el infinito abanico de la fe adulta que posees en tu
alma y que te ofrece certeza, seguridad, confianza, júbilo, alegría, madurez en
Dios. Hoy, reconoce, que el manto estrellado del cielo oscuro, es el techo de
tu hogar y que en tu esencia está grabado el potencial de la vida y la fuente
misma de la eternidad que es la Presencia constante de tu Señor y Dios, en tu
corazón. NUNCA HAS ESTADO SOLO, SOLA. No.
Hoy, aquí y ahora oh mi amado niño, mi
amada niña, acepta que con la ayuda de la gracia divina, es posible realizar
cada sueño por alto y difícil que parezca. Tú puedes hacer que crezca la
riqueza y abundancia en el amor, en la paz, en la alegría, en la solidaridad,
porque estos son algunos de los dones de entre tantos otros que desde el
principio del tiempo te otorgó el Creador, así que mi niño, mi niña, recobra la
confianza en Dios, en ti mismo, en ti misma, en la vida, en los demás.
Y dejándote amar por Él, permanece abierto,
abierta a ese abrazo divino, abrazo sanador, liberador, enriquecedor. Déjate
sanar por Él, que sabe lo que ocurrió cuando por su infinito amor, se realizó
el milagro de la vida en ti y fuiste depositado, depositada en el vientre de tu
madre….. Déjate inundar de su luz, de su sanidad, de su santidad. (Música).
Mi bebé hermoso, hermosa, hoy necesitas
comprender que el alma de un niño, dentro de un ambiente familiar inmaduro,
violento, hace que se reprima la ira en el subconsciente, ira por cierto, que de
adulto se manifestará siendo agresivo, agresiva, violento, violenta, o también
será un adulto, sobre protector y sumiso, callado, sin decir nada más, pero que
estará generando lo contrario a la confianza y a la paz que es el temor y la
angustia, teniendo la tendencia a discutir sin motivo o razón o callando,
disimulando las propias necesidades y emociones, por el temor de provocar
disgustos, gritos, o golpes.
Mi niño amado, mi niña amada, en este
momento, si hay algún recuerdo doloroso que puedas traer a la memoria cuando
estabas en el vientre materno, tráelo, no para angustiarte y llenarte de
terror, no, sino para reconocerlo, para identificarlo y para mirar si es ese
recuerdo el que te hace reaccionar como hasta hoy reaccionas y no te deja ser
libre interiormente. No tengas miedo, pues al fin de cuentas, estás en las
Manos de tu Padre Dios, y de la mano de
Jesús. Mira como Él, comienza a derramar su inmenso amor, su infinita ternura,
su poder y poco a poco, lo que entonces fue doloroso, comienza a desaparecer,
para transformarse en perdón, en compasión, en comprensión, en
dulzura….experimenta como tu ser se va llenando de amor incomparable, de amor
verdadero…..
Mi niño precioso, mi niña preciosa,
ahora, trae a tu memoria a papá, a mamá, si es que los conociste….y si no y
aunque ya no vivan, revive su recuerdo, su presencia y comienza por decirle a
papá: Papi, hoy se que tu también recibiste heridas, heridas muy grandes que no
fueron sanadas, que te causaron mucho, pero mucho dolor y por eso tuviste una manera
de ser que no escogiste….hoy te comprendo papi. Hoy necesito decirte que te
amo, que te comprendo y porque te comprendo puedo decirte que te perdono. Papá,
déjame darte un abrazo, el abrazo que siempre necesité darte pero que no me
atrevía por temor, temor a muchas cosas, a ser rechazado, humillado, abusado,
pero hoy, desde el poder de Dios, siento su amor en ti, siento su ternura en
ti, toda la ternura que depositó en ti para mi.
Gracias papi, por el don de la vida,
porque tu fuiste el instrumento por el que Dios me llamó a la vida.
Gracias……(Quédate en fe adulta,
abrazando a tu padre y dejándote abrazar por él).
Ahora dile a tu mami: mamita: hoy,
gracias a Jesús que me ha revelado el infinito amor que Dios me tiene, puedo
comprender que sufrías mami, sufrías mucho cuando yo estuve en tu vientre…cómo
me hubiera gustado poder haberte consolado desde entonces, pero hoy, aquí y
ahora, necesito y quiero abrazarte fuerte, muy fuerte y necesito y quiero que
me abraces tu también.
Se que poco es lo que escogemos en esta
vida….y mucho lo que nos viene porque al obrar
inconscientemente y no consciente, es decir, cuando no somos
responsables de nuestros actos, de nuestras actitudes, podemos herirnos mucho.
Mami, hoy se que en el infinito amor del Señor , me amabas y me amas aún sin tu
saberlo realmente, porque así como en mi habita el amor verdadero, así también
en ti, vive y habita Dios, para siempre.
Mami, hoy, con todo el Poder del amor
de Dios te digo: te comprendo, te amo, te perdono, porque hoy se que no existen las culpas, sino
las causas, y fue por alguna causa tu manera de ser, tus reacciones motivadas
por el miedo, por la angustia, por la ira que se tradujo en depresión. Mami,
mami, te amo. Hoy necesito darte las gracias por ser el instrumento por el que el Señor Dios me
llamó a la vida. Gracias. (Quédate en fe adulta, abrazando a tu madre y
dejándote abrazar por ella).
Ahora, mira como Jesús, derrama
bendición sobre tus padres, aún cuando ya hayan muerto o que no sepas en dónde
se encuentra alguno de ellos, o los dos….mira cómo derrama bendición sobre
ti….(Música)
Permanece abrazándote…. y dándote mucho
amor. Permanece abrazando en la fe, a
Jesús que está contigo, que te es fiel……y si tienes algún defecto físico
causado por una y mil causas durante el embarazo, si tienes alguna enfermedad
que te limita o te hace inválido como parálisis cerebral, o alguna enfermedad
mental como esquizofrenia o psicosis, o depresión bipolar o depresión endógena,
aquella que es producida por el mal funcionamiento de tus glándulas endocrinas,
dite en tu interior: Para mi, no existe defecto o limitación alguna pues al ser
parte de mi propia esencia que es Dios, me es permitido traspasar el umbral del
terreno exclusivamente material y físico. Puedo hoy, aquí y ahora, querido bebé,
percibe en tu alma y en tu espíritu la nobleza, la perfección y la belleza del
Creador.
De hecho ahora así como adulto como
adulta que ya eres, si eres el progenitor de un hijo afectado por esas
circunstancias que hemos mencionado o por alguna otra que tu sabes y la culpa
te recrimina despiadadamente por el rechazo que frecuentemente le has dado
inconscientemente, en estos momentos en que comienzas a cobrar conciencia,
desde la generosidad del Señor, de la misma manera que estás siendo generoso,
generosa con quienes laceraron tu alma de niño, de niña, mira en tu interior a
ese hijo a esa hija y abrázale como nunca lo has hecho, abrázale como lo hace
hoy contigo el Señor Dios…..Mira su sonrisa en su rostro y siente la paz en su
corazón,(Música breve) y hoy mismo, cuando él o ella se encuentren durmiendo,
dile a ser posible diario al oído cuánto le amas. También manifiéstaselo
durante el día. (Música breve).
Tu que escuchas, sabes ya que eres ese
niño, esa niña que hoy comienza decididamente el camino hacia la liberación
interior. Sabes que este proceso durará toda la vida en medio de luchas, de
nuevas heridas, de heridas que van sanando. Hoy aquí y ahora sabes que Dios te
ama con locura y que nunca ha querido el mal para ti y que si el mal existe no
es creación de Él, sino del ser humano herido.
Prepárate pues, para derramar sobre un
papel, toda tu historia doliente, la historia de quien es realmente una joya
preciosa en las manos de Dios pero que necesita ser pulida para brillar cada
momento más, brillar tanto que ese brillo llegue a los corazones más solos, más
deprimidos, más desesperados.
Así que poco a poco, ve disponiéndote a
entregarle una por una de esas heridas que ya han comenzado a sanar, pero que
necesitas recordar para mirarlas de frente, sin miedo, sin angustia, sino desde
la fe, aceptarlas con paz, desde la luz sanadora de Dios, deseando que el
perdón que es cien por ciento liberador y sanador, te abra la puerta de la
libertad interior, porque el perdón es la puerta al amor, es lo que te lleva a
la paz, es lo que te hace, hijo, hija de Dios.