EL PODER DE DECIDIR
Será bueno que te reconozcas como un ser humano que puede elegir expresarse a través de cualquier sentimiento en cualquier situación que consideres conveniente siempre y cuando éste sentimiento esté iluminado por la fe para no perjudicar a nadie, ni a ti mismo, por supuesto. Expresarnos con libertad, nos valida como seres humanos sensibles, y valida también los sentimientos sobre todo cuando son encausados por el verdadero amor, y hacer esto, sostenidos por la gracia de Dios, nos permitirá reconocer claramente a esos sentimientos por lo que realmente son: signos y señales de que estamos sanando, y vamos en el camino correcto.
Pero existe un pequeño detalle. Para lograr validar esos sentimientos reconociéndolos como lo que realmente son, necesitamos primero entrar en contacto con ellos. Y para facilitarnos esta tarea de ayudarnos a saber cuales son, lo mejor será atravesarlos es decir, revivirlos en la pantalla grande de nuestra imaginación de la mano de Jesús si huir ni aumentar ni quitar nada, sino viviendo inmensamente todo ello desde la fe, mirando cómo Jesús sana cada momento doloroso de nuestra existencia y aceptando que nos ama sin condiciones.
El proceso de sanar involucra transformar sentimientos y emociones que experimentamos de forma negativa y adversa, en otros que nos resultan positivos y beneficiosos. Por ahora vamos a identificar los sentimientos más comunes que necesitamos, que necesito que necesitas reconocer, validar, atravesar y transformar en este proceso de sanar.
Necesitas contemplar tu vida en forma positiva. Isaías 43, 18. 19. 25 dice: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. Yo por ser tu Dios, borro tus equivocaciones y no me acordaré más de nada”.
Dios que nada tiene qué ver con castigos ni infiernos, te está dando buenas noticias; Te dice: deja lo viejo y avanza hacia lo nuevo. Y para avanzar hacia lo nuevo, veamos la segunda mentalidad que nos hace caer en lo viejo y retroceder a conductas que nos enferman y nos hacen tirar la toalla.
Esta segunda manera de pensar errada es cuando dices: “Quiero que
alguien haga todas las cosas por mi, pues no quiero ser responsable con
mi vida”. Decir esto es como decir: “Que otros sean maduros. Yo ¿Por
qué? Que otros trabajen, ¿Yo por qué? Que otros perdonen, yo ¿Por qué?
Que otros digan la verdad, que otros sean fieles, bondadosos,
solidarios, ¿Yo por qué? Uno de los mayores problemas que enfrentamos en
nuestra sociedad es que mucha gente no quiere responsabilizarse. Los
israelitas estaban teniendo un tiempo difícil en su estadía en el
desierto pero no se querían responsabilizar. Ellos culpaban a Moisés por
todo. Todo cuanto les pasaba, o era culpa de Moisés o era culpa de
Dios.
Y si hablamos de depresión por ejemplo: la persona responsable, aquella que no echa la culpa a nadie porque sabe que las culpas no existen y comprende que todo es consecuencia de estar muy heridos y no sanados; la persona que no se deja llevar de sus estados de ánimo, buscará una buena forma de salir delante de la depresión o de la ansiedad o a lo menos sabrá seguirse conduciendo correctamente a pesar de sentirla porque ya de antemano ha asumido que la naturaleza humana es así más sin embargo existe la oportunidad de educar la mente y de programarla para la positividad a pesar de sentir lo contrario. Si por ejemplo te pones iracundo, iracunda y pierdes el equilibrio en tu manera de ser, Dios no quiere nunca que tú comiences a culpar a otra persona por esa reacción tuya. La otra persona puede que esté mal en su actitud pero quien ha decidido llenarse de ira, eres tú.
Quizá hoy tú, como antes el pueblo de Israel, no estás contento, contenta con tu vida; quizá no te gusta la forma como las cosas han salido y tal vez aún sigas culpando de todo esto a tu nuera, a tu hijo, a tu esposo, a tu esposa, al vecino, a la sociedad, a los líderes de toda índole…..pero hoy Dios te dice: Si no te gusta lo que está sucediendo en tu vida entonces revisa tus caminos, revisa tus intenciones, revisa cómo está tu relación contigo mismo/a, si te mueves en la superficie; revisa cómo está tu relación con los demás. La Biblia dice: Hay caminos que al hombre le parecen bien pero su fin es muerte. Por ejemplo: ¿Te parece bien gritarle al otro, ofenderle, manipularlo, maltratarlo? Si haces esto estarás poco a poco entristeciendo a tu alma, a tu espíritu. ¿Sabes? Decidir meditar en el silencio de tu ser, en fe adulta, esa fe que no se basa en emociones que hoy están y mañana ya no, sino que se basa en esa fidelidad de Dios en el pasado y que no te fallará en el presente ni nunca (esto no quiere decir que no vengan circunstancias dolorosas en la vida) si no oras (no nos referimos a rezos) es decir, sino decides saberte estar a solas con quien sabes que te ama...amándole y amando, entonces poco a poco te irás secando.
El resentimiento endurecerá tu carácter, te robará esa elasticidad que da la aceptación llena de sabiduría, como por
otro lado el perdón que es su antídoto te hará experimentarte suave, ligero/a,
bondadoso/a, tierno/a. Cuando la voluntad o capacidad de decidir se
accidenta por así decirlo y está ciega por el resentimiento, esta
voluntad maniatada o atada influye sobre el entendimiento para que el
entendimiento por medio de la negatividad e irrealidad deforme la
realidad.
Decimos: “Este ya no me quiere, aquella quién sabe qué le dirían de mi,
este tiene un carácter horrendo” y vamos por la vida etiquetando y
etiquetando y etiquetando sin saber realmente por qué las personas obran
de tal o cual manera. Por qué esta persona a la que le has hecho tantas
cosas, te perdona y no lleva cuenta de nada, sin embargo, no sabes por
qué aquella otra mejor decidió retirarse antes de poner todo lo que está
de su parte para aceptarte como eres, dejando en ti una herida de
rechazo profunda.
Pero…¿Tiene sentido todo esto? Humanamente hablando te responderemos
que no, pero mirando a Jesús comprendemos que Él vino a enseñarnos el
camino de la madurez al estilo de Dios y parte de esa madurez es el
desear bendiciones para quienes no nos acepten así como somos; el orar
por aquellos quienes una vez nos marcaron pero que hoy por la gracia y
misericordia del amor del Padre, hemos sanado y nuestra vida se ha
restaurado y rejuvenecido y alegrado en Jesús. Es tiempo muerto rumiar
los fracasos, las incomprensiones, y toda la serie de heridas recibidas y
el no perdonarse a uno mismo las decisiones mal tomadas con todo y sus
consecuencias. Lánzate a la solidaridad, a hacer el bien a quien lo permita y tú puedas. Muchos y muchas incluyendo animalitos y naturaleza sufren muchísimo más que tú y yo. SEAMOS VIDA!!! Despertemos del cerrado y enfermizo círculo del "yo", del "es que a mi".
Una vez nos enviaron un video -y con esto finalizamos esta enseñanza- con una niñita como de 5 años junto a su papá. Estaban en los bombardeos de Siria, y su papá, para que su hijita no se espantara, no se llenara de miedo y menos de resentimiento le dijo: Afuera de casa hay una gran celebración y por eso se escucha ese ruido (las explosiones de bombas) y entonces la nena aplaudía cada vez que escuchaba los ensordecedores ruidos de una bomba. Hagamos eso cada vez que nos sintamos con miedo, en desaliento, y VIVAMOS EN EL HOY, EL AQUÍ Y EL AHORA siempre solidarios!!!