Mostrando entradas con la etiqueta fortaleza de Dios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fortaleza de Dios. Mostrar todas las entradas

jueves, 5 de septiembre de 2019

Al triste lo levanta su ánimo



 

   


Comenzamos este tema citando Proverbios 18, 14 que dice: “El ánimo del hombre le hará soportar su enfermedad pero al desanimado ¿quién lo ayudará?” y otra versión dice: “Al enfermo lo levanta su ánimo, pero al ánimo decaído quién podrá levantarlo? La enfermedad tú la puedes soportar por tu ánimo, por la positividad que decidas tener en tu mente y corazón a pesar de todo lo que puedas sentir o experimentar tanto en el alma como en el cuerpo.


Cualquier enfermedad tú la puedes soportar por tu ánimo. Cualquier circunstancia por fatal que sea, cualquier herida, cualquier tropiezo, cualquier dificultad, cualquier depresión o angustia, cualquier limitación que tú tengas tú la puedes soportar con tu ánimo. Para eso Dios nos dio esa capacidad. Tenemos todo en nuestro ser para afrontar, aceptar, fluir y dejar pasar el tiempo.


Cuántas personas hay que están inválidas o con cáncer o con diabetes o con artritis degenerativa, en sillas de ruedas o muletas o incluso postradas en cama, que tú las ves con un ánimo tremendo, con un empuje sin igual, con unas ganas de vivir, porque cualquier enfermedad tú la puedes soportar con buen ánimo.  


Otra versión dice: “El ánimo del hombre le hará soportar su enfermedad, más quién soportará al corazón angustiado”. El espíritu del hombre le sostendrá en cualquier enfermedad, pero un corazón herido quién lo puede soportar.


Un corazón herido, quién lo puede soportar. Una persona con el corazón herido, no se soporta ni a sí misma. Los casos más difíciles entre los seres humanos no son la gente ciega o sorda, no son la gente enferma físicamente, sino es la gente quebrantada en el corazón que no quiere levantarse, que no acepta lo que ha pasado, que no toma la decisión de perdonar porque entre otras cosas, ha permitido que el rencor le envenene no sólo el alma sino el cuerpo también. 




Gente que sufre sin sentido moralmente, mentalmente, espiritualmente, psicológicamente. Para muchos, como hemos mencionado, una enfermedad física no es un límite, porque la han sobrepasado,  se han dado cuenta de que no es lo último, se han dado cuenta que esa condición no tiene qué acabar con ellos, con su ánimo de vivir, con su fe, con su obstinada esperanza y su ardiente amor, y simplemente se han ajustado a la vida, han aceptado con sabiduría, con libertad lo que les ha tocado vivir.



Y esto no quiere decir que estas personas sean quietistas, que hayan dicho: “Pues ni modo, esto me tocó y no hay nada qué hacer”.  Ni tampoco quiere decir que estas personas hayan perdido la fe o que no quieran ser sanas, sino simplemente estas personas han comprendido que su ánimo, su espíritu fuerte en Dios es lo único que les va a hacer sobrellevar con paz, con alegría y hasta con cierta energía y victoria su limitación, su problema, su dificultad.


En cambio, cuando una persona ha permitido que el corazón se le quebrante por pensamientos derrotistas, negativos y sin fe, cuando ha permitido que le quebrante el corazón  otra persona por la inmadurez, la indiferencia, las groserías, el abandono, los rechazos, las injusticias, las humillaciones, las traiciones, las fuerzas se le van y se encierra en un círculo vicioso de depresión y desgano de vivir y desgano de vivir y depresión y depresión y desgano de vivir y desgano de vivir y depresión hasta enfermar su cuerpo.




Hoy, si tú que escuchas te encuentras en esta situación interior, te decimos en el Nombre de Jesús: No permitas que nadie rompa tu espíritu. No permitas que nadie te robe la paz. No permitas a cualquiera en tu vida. No permitas nunca que nadie invada tu interior, ni manipule tu espíritu rompiéndolo a tal grado que hasta destruya la obra de Dios en ti. 


David el elegido del Señor, un día estaba en oración adorándole con todo su corazón. Podríamos decir que David estaba donde Dios quería que estuviera, en su Presencia, pero luego, su esposa Mikal lo menospreció y lo trató mal. David seguro  refiriéndose a ella a Mikal dijo: “Tú no me vas a dañar, tú no vas a meterte en mi corazón. Ya mi corazón ha sido quebrantado muchas veces. Ya yo pasé por ese camino muchas veces. Mi papá no me quería, mis hermanos no me querían tu papá Saúl me quiere matar y si de todo eso Dios me ha librado ni tu ni nadie me hará una más, porque Dios es mi amor, Dios me conforta, amo al Señor, porque ahora se que es el único fiel y por su poder te perdono y perdono a todo aquél que me envidie y me quiera ver derrotado porque si desde este mismo instante les perdono, el primer victorioso, libre y feliz soy yo”.


      

David estaba triste porque no lo querían. David se sentía mal en un momento dado. El corazón de David había sido quebrantado, pero llegó un momento en que David dijo: Se acabó, nadie más va a meterse en el lugar en donde sólo Dios debe estar. Por eso le dijo a su esposa: Tú no me vas a romper el corazón, tú no me vas a dañar mi corazón. Nadie me va a volver a dañar mi corazón. Nadie. Se acabó. Puedes decir lo que quieras, yo te respeto porque eres hija de Dios, pero yo ya no te hago caso, ya mi corazón ha sido roto muchas veces, mucha gente me ha criticado, me ha manipulado, ha abusado de mi buen corazón, ya yo he pasado por eso, ya me han rechazado, me abandonaron, ya me han dejado, así que tú tienes qué entender que en esta hora ya nadie va a romper mi corazón, nadie se va a meter en mi espíritu, sólo Dios”.


Como hemos dicho en la serie de “Caminando en amor”, nadie puede amar al prójimo si no se ama primero ni nadie puede amar a Dios si primero no se valora como un gran tesoro del cielo y eso es lo que hizo David en cierto momento de su vida: valoró la obra de Dios en su ser, en su interior, en su vida.


¿Sabes? Hay personas que quieren que cuando se van de tu vida sufras por la eternidad. Te repetimos: Hay personas que quieren que cuando se van de tu vida sufras por la eternidad, pero tu hoy, aquí y ahora tienes que comenzar a decirte: Nadie va a volver a romper mi corazón porque mi corazón Dios me lo está dando nuevo ahora mismo y mi corazón le pertenece únicamente al Señor. ¿Y a los demás?, aún a mis enemigos, y a los que me hayan fallado, los amaré desde Dios y consideraré que no me han fallado a mi, sino que se han fallado a sí mismos y a Dios en su incapacidad de amarse a sí mismos, en su incapacidad de amar a los demás y en su incapacidad de amar a Dios y en su resistencia de dejarse amar por Él.





En nuestra serie llamada “El veneno del resentimiento” decimos que nadie puede herirte sin tu consentimiento, es decir, depende de ti que la ofensa, llámese como se llame produzca o no una herida.


Así que una vez más te decimos que con el ánimo puesto en el Señor, con el ánimo puesto en la positividad, en todas las delicias derramadas en tu alma, con tu actitud positiva, con tu espíritu cargado de la gracia del Cielo, tú puedes soportar y superar y aceptar con madurez y sabiduría lo doloroso y soportar con sabiduría el reconocer hasta dónde tuviste qué ver pero sin obsesionarte ni recriminarte, sino reconocer para crecer, para evitar una futura ocasión, para aprender que todos podemos equivocarnos cuando decidimos desde la impulsividad y los pensamientos superficiales y egoístas.


Así que con el ánimo puesto en Jesucristo victorioso, Jesucristo que te amó hasta el extremo y te ama inmensamente, cualquier limitación que tengas la puedes y la podrás soportar y podrás seguir hacia delante. 


Permítenos decirte que nosotros conocemos al fundador del centro para invidentes aquí en Guanajuato México. Es un joven que hoy, gracias a Dios y a la ayuda de su padre quien le leía los libros de Derecho, es abogado, está casado, es feliz y ha hecho felices a muchos invidentes proporcionándoles medios para salir adelantes ellos mismos.

Ahora cuestiónate tú que escuchas: ¿Por qué yo no quiero salir adelante? ¿Por qué no quiero tomar ventaja sobre mi limitación? ¿Por qué no tener el mismo coraje sano que tuvo Jesús ante las adversidades? ¿Por qué no ser libre en la mente como Victor Frankl quien experimentó libertad interior en medio de un campo de concentración? ¿Por qué no lanzarme sin miedo a crear algo que me ayude y ayude a otros a salir victoriosos en medio de todo?    


¿Sabes? Si tú mismo, tu misma metes la limitación en tu mente y corazón y la fijas, si el problema lo metes por estar repitiéndolo y repasándolo y reviviéndolo y reforzándolo, si la dificultad la metes y la fijas cada vez más en tu corazón, si permites que tu espíritu quede invadido por la negatividad, por la necedad, si permites lo que apesta, lo que envenena, la inmadurez, en tu interior ni tú mismo, ni tu misma te soportarás y tu mismo, tu misma, te ahogarás, te aniquilarás y de paso ahogarás y aniquilarás a los que viven contigo con tanta negatividad. 





Cuántos hemos pasado semanas y hasta meses y hay quienes hasta años en desesperanza, y todo por haber permitido basura en la mente y en el corazón. Hicimos de una bola de nieve que pudimos haber derretido, una avalancha sin sentido en donde tiramos nuestro tiempo, que es el tiempo de Dios. Pero lo que ya pasó, ya pasó. El tiempo no podemos regresarlo pero el hoy sí podemos transformarlo. Te repetimos: El tiempo no podemos regresarlo pero el hoy sí podemos transformarlo. 


Un corazón se quebranta por dos cosas: o amargura, o desesperanza. Hay situaciones que pueden hacernos caer en una amargura, pero depende de cómo has educado tu inteligencia para reaccionar como se necesita en el momento en que se necesita,  y la inteligencia se educa con el buen pensar, con el pensar por fe.
 

Si eres honesto, honesta, no son las personas las que te hacen mal. No son aquellos, aquellas que te dejaron o te abandonaron o te traicionaron o abusaron de ti tiempo atrás. Es tu estilo de pensar, tu falta de perdón. Perdón a ti mismo/a perdón sin condiciones a quienes te causaron algún mal. "No son las personas ni las circunstancias las que te dañan, sino lo que tú te dices respecto de ellas". Epicteto. 


    



Y ¿Qué le pasó a Jesús el Señor? El jueves en la cena de Pascua, comiendo con sus discípulos, metió al mismo tiempo que Judas un pedazo de pan para sopearlo en el platón de la salsa como símbolo de predilección. Y ese mismo jueves por la noche, salió Judas para vender a Jesús. Así que tú que escuchas, ¿Qué esperas del ser humano? ¿Qué no será más sano y más sabio hacer  con nosotros mismos y con los demás lo que Dios hace con nosotros, tener misericordia porque no sabemos lo que hacemos? 


El ser humano dice el salmista, es como la hierba que hoy está y mañana ya no. ¿Por qué no aceptar con paz esta realidad? Y en cuanto a mi, a ti que escuchas, y que decimos tener la experiencia de Dios, ¿tratar de vivir en fidelidad, en amor verdadero, en perdón incondicional? 


Cuando el o la que te ofendió, te humilló, te cometió injusticia o se metió en tu vida para destrozarla, necesite de ti, bríndale tu ayuda. No niegues nunca tu mano al que contigo está dice un canto. ¿Lo recuerdas? Hoy sabes que en realidad no destrozó nada. Ha sido tu inteligencia sin educar la que te ha hecho creer que estás destrozado, destrozada. Sí, tal vez te enfermaste hasta físicamente por la angustia en que viviste, pero vas a salir adelante si pones a caminar tu ánimo, tu capacidad para ser positivo comenzando por proclamar lo que no es como si fuese y diciendo: “De esta me estoy levantando en el nombre de Jesús y esta enfermedad que resultó de tanta tristeza, va a sanar porque la positividad es mayor que la tristeza, y porque el resentimiento ha sido pulverizado por el amor que ahora mismo derramo y esparzo por los cuatro puntos cardinales”. 

  

Hoy ya sabes que no debes permitir a nadie ni ningún pensamiento negativo así nada más en tu vida. La Palabra del Señor habla de corderos vestidos de lobos y la amistad debe ser probada en el crisol de Jesús. Tu mismo y cualquier otro y yo misma hemos de ser probados y purificados al igual que nuestros pensamientos ante la Presencia del Señor para poder ofrecer a otros, calidad en el amor.    


Habrá ocasiones en las que sintamos que nos prendemos de furor de arriba para abajo y de abajo para arriba con ganas de decir hasta de lo que no se van a morir, porque en la subida ya pensamos en todo lo que les haría morir,  y habrá ocasiones en las que nos darán ganas de decirle: sin vergüenza, infiel, eres horrible, no vales nada, no tienes palabra, jugaste conmigo, hipócrita, gente de doble vida pero…..¡Atención! los primeros perjudicados somos nosotros. Aquellos y aquellas en su inmadurez andan por la vida huyendo de sí mismos, fingiendo ser felices y que no pasó nada, haciendo como que no causaron ningún daño y yo, tú que escuchas, quemándonos por dentro, pero ¡Basta de sufrir! En todo caso, si crees que necesitas decirle todo lo que acabamos de mencionar y hasta más, díselo en un papel, pero en Presencia del Señor y teniendo en cuenta su Espíritu Divino, para que puedas descargar el coraje, la ira de una manera mejor canalizada, porque seguro que si esto lo haces en Presencia del Padre Celestial que da su lluvia sobre buenos y malos es decir sobre gente que ha puesto a caminar su fe y sobre gente que vive dormida en las tinieblas del egoísmo, seguro que también tú, como hijo, como hija de Dios querrás derramar perdón incondicional y misericordia sobre quien tú crees que te lastimó.


Pero, si insistes en llevar lo que permitiste que hiriera a tu mente y corazón tú mismo, tú misma vas a destrozarte, más que el que te hizo la ofensa. Y si realmente quieres tener tu ánimo en alto, comienza por bendecirle, por desearle el bien, por pedir prosperidad para él, para ella y si te lo encuentras, mira la pasión de Jesús por él, por ella. Piensa en todo lo que pasó Jesús por él, por ella. Y si tienes oportunidad, hazle el bien siempre que puedas. No lo pienses dos veces.





Cuántos de los que escuchamos este mensaje pasamos días, semanas, meses y años repasando un problema que tuvimos con alguien, alguna experiencia dolorosa de hace 50, 30, 10 años ó 1 año atrás que todavía nos trae desesperanza y que trae amargura, pero hermano, hermana que escuchas, lo peor que hay es alguien que se destruye a sí mismo, a sí misma, alguien quebrantado del corazón y que no quiere levantarse.


Una persona que no quiere levantarse, que está quebrantada del corazón, que no quiere salir, no hay nada que le prediquen, no hay nada que le digan, no hay nada que le motive, no hay nada que tú le hables, no hay nada que tú le comentes y le anime,  porque esa persona decidió perder toda su esperanza, toda su motivación de vivir en aquello que le falló. Y esa persona se hizo amargada a sí misma, se frustró por no poner a caminar su fe, su ánimo, y todo porque “Aquél me dijo” “Esta me tornó” y “Aquellos no se qué” “Este me hirió” “Aquella me dejó” porque “Aquella, o aquella me usó” porque “Aquél me mintió, me abandonó” porque “Esta me miró así”….¡Pero si esto es pura brizna, basura, no sirve!
    


Una chica me dijo: “Me acosté con él y se fue” y le dije con toda la  ternura que me salió en ese momento: “Pero si tú lo sabías”, “Tú lo sabías”. Hay gente que nos dice: “Pero si yo di toda mi vida en ese lugar donde trabajaba y me despidieron”. La Palabra del Señor es clara en esto y dice: “Maldito el hombre que confía en otro hombre”, por eso es que tú no debes dar toda tu vida a un lugar a un trabajo, por eso es que tú no das toda tu vida a alguien sino solamente le das toda tu vida a Dios.



Hay señoras que han sido abandonadas luego de 20, 30 y hasta 40 años de casadas por un marido inmaduro y dicen: “Ya no quiero vivir porque él era para mi toda mi vida. ¡Pero qué herejías decimos y vivimos! La Palabra del Señor en el libro del Deuteronomio 6, 4.5 dice: “El Señor es el único Dios. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”

El Señor sabe que toda idolatría nos puede matar. Y pudieras decir: ¿Y qué es ser idólatra? Y te decimos: es tener ídolos. Y tener ídolos es poner en el lugar de Dios a otro ser humano, al trabajo, a las dependencias, hasta a nosotros mismos, al egoísmo etc. Dios nos creó para la libertad y un instrumento base para poder vivirla es nuestra mente; por eso es que en estos talleres trabajamos todo el tiempo con ella, con la mente. Porque además es un mandato del Señor en Proverbios 4, 23 que dice: “Cuida tu mente más que a nada en el mundo porque ella es fuente de vida".


De hecho, estos talleres los consideramos como un don de Dios, como una escuela de vida en donde aprendemos por la Palabra de Dios a vivir la vida con sabiduría, en donde educamos nuestra mente, nuestras emociones por la fe, en donde oramos gracias al Espíritu de Dios y vamos a nuestra vida a amarnos y a amar a los demás con la gracia que recibimos en cada contacto con Él por la fe.


 
Así que tú que lees, ya no consientas más esa tristeza, ya no estés más de noche llorando, ya no sigas creyendo que ya nada te motiva, que ya nada te levanta. Si las cosas te van bien en otras áreas de la vida, no permitas que ese algo, que esa ofensa, que esa muerte de esa persona coja tu corazón para torcerlo y aplastarlo.


Cuántos hemos estado así con este algo que tratamos de quitar y de quitar y de quitar y de quitar y tú experimentas a diario como que no te quiere dejar, pero date cuenta que no es ese algo lo que te ha acabado la vida, sino tu no querer soltarlo, tu resistencia a dejarlo en los pies del Señor; es tu amor propio herido, tu orgullo, tu soberbia que no quiere morir, que no quiere convertirse en amor incondicional y gratuito como el amor de Dios.     


¿Sabes? Lo que vas a escuchar, grábatelo hasta lo profundo de tu ser y a ser posible escucha diario toda esta serie de “Mantén tu ánimo en alto y sanarás” así como la series “El veneno del resentimiento” y “Mente, boca, estados de ánimo y actitudes” porque es importante que tu mente comprenda la necesidad que tiene de soltar todo lo que le hace daño. Escucha bien: Perdona una vez y trabaja por olvidar todos los días. Te repetimos: Perdona una vez y trabaja por olvidar todos los días. Porque pronto tú perdonas, y tu perdón es bueno y suficiente el primer día, pero por el resto de tus días te toca a ti que escuchas, olvidar.




El Señor en su Palabra no nos dice las cosas nada más por decirlas, no. Él sabe lo que necesitamos y todo lo que necesitamos está en su Palabra pero yo, tú que escuchas necesitamos querer poner en práctica lo que Él nos manda.


En Isaías 43, en el verso 25 me dice a mi, a ti: “Yo por ser tu Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados” y en los versos 18. 19 dice: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo”.

Para terminar te decimos el texto que encontramos en la carta a los Hebreos en el capítulo 12, verso 29 que dice: “Nuestro Dios es como un fuego que todo lo consume”. Y si Él ya te ha dicho que ha tomado toda tu vida sobre sí, si Él te dice que todo lo está haciendo nuevo, si su fuego de amor todo lo purifica, todo lo acrisola, todo lo transforma para bien, ¿Por qué no le crees? ¿Por qué no tomas la decisión de soltar todo en las manos del Padre Celestial y eres feliz en el único momento que tienes para serlo, es decir, por qué no te decides a ser feliz con tu ánimo en alto puesto en Dios hoy, aquí y ahora?  





Retírate a orar diariamente, tomando la Palabra de Dios y reserva de entre ese tiempo en el que lees su Palabra, momentos en los que no le digas nada y que más bien permitas que Él sea quien te abrace, te ilumine, te fortalezca, te ame.



Fuera de la intimidad con Dios hay caos. Fuera de la intimidad hay angustia y desesperanza. Fuera de la intimidad con Dios no hay paz. Por eso te decimos, que no pase un solo día sin que tú dejes de tener relación íntima en la fe y en el amor con el Señor Dios, porque es en la intimidad de la fe, en la intimidad de la entrega a Dios de donde brotará la fuerza que sana, la fuerza que levanta, la fuerza que cambia y que transforma. Es de la intimidad con Dios de donde brota la fuerza que alegra y que da vida, la fuerza de vida que necesitas para vivir esta vida, haciendo lo que Jesús haría en tu lugar.
  

Sacúdete de la debilidad, sacúdete de la derrota, sacúdete de todo cuanto pueda impedirte vivir realmente como Dios quiere y Dios quiere que vivas como su Hijo Jesús y Jesús ante la muerte de los suyos, no se quedó tirado y Jesús ante su propia muerte se abandonó en las manos del Padre, y Jesús ante las calumnias se sumergía en el amor incondicional de su Padre, no abriendo la boca, y Jesús ante la incomprensión humana corría por la fe a la soledad con Dios para crecer en el amor.



Y ahora tú, como Jesús, ardiendo de amor por el Padre, levántate de todo cuanto te ha tirado y de todo cuanto te ha tenido escondido escondida en la cueva de la no fe, porque sabes que tu motivación para vivir no es nadie más que Dios, el Padre, Jesús, su Santo Espíritu.



Decídete a depender totalmente de Dios. Ya no vuelvas a la cueva de la auto dependencia, porque esto te hará más vulnerable, más quebradizo y cuando venga la adversidad irás muy hondo del ensimismamiento y esto te hará sufrir mucho, así que decídete a depender totalmente del Señor. Que Dios sea tu única seguridad diciendo como el salmista. Dios es mi refugio y fortaleza, con Él estoy seguro y nada temo. Dios es mi Roca firme, mi castillo, mi valuarte, mi salvación, y nada temeré.



Dios no se equivocó el día que permitió que tú nacieras. Tú no eres una casualidad del destino. Dios te pensó y te llamó desde toda la eternidad. Tú eres útil en el reino de Dios hoy, aquí y ahora. Dios te tiene ahí en donde estás no por equivocación sino para dar luz, para dar vida, porque necesita de tus buenos pensamientos, de tus buenas decisiones, de tus ojos, de tus manos, de tus pies, de tu ser entero para decirle al mundo que hay esperanza, que Cristo ha vencido el egoísmo humano, que Cristo ha vencido la muerte, que Dios nos ama sin condiciones. Recuerda todo consiste en creer, querer y orar, Amén







En unos momentos de intimidad con el Señor Dios, toma una actitud orante, bien sentado, sentada, con tus pies bien puestos en el piso si puedes, tus brazos y manos descánsalos sobre tus piernas, con tus palmas hacia abajo o hacia arriba o entre lazadas. Tu cabeza recta, cierra tus ojos y respira suave, profundo y lento.



Y abriéndote en fe adulta al Señor Dios, comienza en tu interior a decirle, no con tu boca sino con tu ser, en el silencio del amor:

Padre Celestial, hoy, aquí y ahora, no quiero esconderme más en tras ninguna careta. Ahora mismo te entrego mis razonamientos lógicos y sin fe. Mis resistencias, la inseguridad que alimenté, los miedos que dejé anidar. Toma todo Oh Dios. A partir de hoy me acepto como parte importante de tu equipo. Hoy acepto que soy importante para ti y que soy importante para mi mismo, para mi misma. Padre, te entrego ese momento en el que he sentido tanta soledad, esta circunstancia fuerte.

En la vida me he sentido muchas veces incompetente, y yo mismo, yo misma me he descalificado y me he hecho a un lado para continuar con alegría este camino, pero hoy oh Padre Celestial, acepto con paz la limitación humana y me lanzo a creer en ti, a confiar en ti Dios mío Confío en ti…. Hoy reconozco que en Jesús mi Salvador, sí se puede salir delante de la depresión, de este dolor, de este momento difícil, del desánimo, de cualquier problema. Hoy se que mi respuesta está en ti Dios mío.

Ahora, escucha como el Señor Dios te dice allá en tu corazón: Mi amor está sobre ti. Tú eres único, única y especial para mi. No temas. Tengo todo bajo control. Lo que tú tienes qué hacer es confiar en mi y tener buena actitud.

Mi amor está sobre ti, recíbelo, porque quiero llenarte, quiero darte nuevas fuerzas, quiero hacerte experimentar que eres sumamente importante para mi.



Yo nunca te he descalificado ni te abandono jamás, sino que te llamo y te preparo para que hagas lo que mi hijo Jesús hizo en la tierra: y mi hijo Jesús amó hasta el extremo. Y mi hijo Jesús siempre me buscó. Así a ti hoy te digo: busca mi Rostro, busca mi Presencia siempre. Yo me complazco en ti ahora mismo. Me complazco en bendecirte, en abrirte puertas, en llenarte de gracia, en llenarte de sabiduría. Mi amor está sobre ti, derramándose, capacitándote, haciéndote invencible por la fe. Mi amor está sobre ti recíbelo. Mi amor está sobre ti, recíbelo. Mi amor está sobre ti, recíbelo.

Terapia visual de pensamientos sabios 2