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sábado, 15 de abril de 2023

¿Quién es viejo? ¿Quién no es viejo?

¿QUIÉN ES VIEJO? ¿QUIÉN NO ES VIEJO?

 


 

¿Quién es viejo? ¿Quién no es viejo? ¿Quién está seguro de llegar a la noche?¿De qué va la vida? ¿Qué es ser realmente sabio? ¿Quién lo es? o ¿Acaso hay distinción o edad para ser lo que la sociedad llama: “viejo”? ¿Hay alguna edad para poder ser feliz? ¿Qué etapa del ser humano es la mejor? ¿Hay alguna etapa que no lo sea?

 

En estas reflexiones, no utilizaremos los términos sociales o tradicionales que se usan para referirse a una persona mayor en edad como “viejos”, “ancianos”, “senectud”, decrepitud”, “senil” “tercera edad” etc., porque si los usáramos aquí, tendríamos que hablar de niños, de jóvenes ancianos, de “gente madura de 30, 40 ó 50” pero que reflejan con su forma de ser, con su manera de mirar, de hablar, de actuar, que son viejos, seniles, decrépitos en actitud y esto llegaría como ofensa, ¿o no es verdad? La sociedad actual con todo y sus adelantos lleva muchos centenares de años en decrepitud, y vamos a por más!! Por ello, queremos hablar con profundo respeto del ser humano, de su proceso biológico natural, pero sobre todo, de su interior en donde se decide casi todo para poder ser feliz sea a la edad que sea.

 


Preguntémonos y meditemos sobre: ¿Quién es niño? ¿Qué es la niñez? ¿Qué la define? Porque si es la salud, podemos hablar de que hay millones de niños con enfermedades muy tremendas, incurables y dolorosas; niños que ya no quieren vivir, que se han suicidado, niños con arrugas en el corazón que los lleva a cortarse, a auto agredirse de una y mil formas y que la muerte se sigue haciendo presente de muchas maneras en ellos. Muchos están en psiquiátricos y muchos no llegan ni a 14 años.

 

Y ¿Quién es preadolescente? El que adolece de seguridad en sí mismo/a, pero hay muchos jóvenes y adultos, incluso adultos mayores que por heridas de la infancia no sanada, por no saber ni quiénes son, viven adoleciendo, careciendo de muchas cosas y que se dejan llevar de su gran, pero gran inestabilidad interior y ¡¡¡Ya son padres de familia, o tienen cargos importantes en la sociedad!!!  

 

¿Quién es joven? ¿El que corre más, el que más ligues tiene? ¿El que no tiene arrugas? Hay muchos jóvenes con arrugas no sólo físicas, sino interiores, con muchos traumas sexuales por abusos de la infancia. Hay muchos jóvenes que no se pueden mover por una gran artrosis o artritis, o enfermedades paralizantes autoinmunes, jóvenes que viven en gran desaliento, entre mucha ansiedad, angustia, y mucha pero mucha depresión. Hay muchos jóvenes que tienen diabetes, Alzheimer.

 


 

Y ¿Quién es adulto? El que ya llegó a la edad de ¿casarse? ¿Quién ya es “maduro”? Porque si alguien decide quedarse soltero/a, habrá muchos gritos no en el cielo, sino en sus ambientes. Se puede llegar a los 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90 y más, siendo un gran inmaduro, y estar muy enfermos incluso sin haber llegado a los 50.

 

Muchos y muchas, van por esta vida sin tener idea para qué vivir. ¿Acaso adulto es tener derecho de matar, de decidir quién vive y quién no? Actualmente hay muchos niños pequeños que matan a personas….entonces ¿ya son adultos por ello? Veamos cómo nuestros conceptos en todos los ámbitos, pero en todos, habríamos de revisarlos, de adecuarlos más a la experiencia que a definiciones que se han ido haciendo sin pensar verdaderamente y que hoy podrían ser hasta obsoletas.

 

¿Quién es viejo o anciano? El que usa bastón o silla de ruedas? Porque hay jóvenes que los usan. ¿O es el que no puede contener sus esfínteres? Hay muchos y muchas de 40 y más que no pueden contener sus esfínteres. Visto desde la experiencia, desde la espiritualidad inherente al ser, visto desde una meditación honda, podríamos decir que un viejo anciano, puede ser un niño y que un adulto, no es para nada maduro, y que un joven o preadolescente, incluso niño puede ser muy, pero muy viejo.

 

 

Hay quien dice que la vejez es una etapa de vida que comienza a los 50, otros que a los 60 años y es considerada la última etapa de vida y forma parte del envejecimiento, pero no olvidemos que muchos y muchas mueren muy sanos aunque parezca paradójico.

 

Todos nos vamos a morir y no por eso somos viejos. La muerte es parte de haber nacido. Mucho tendrá que ver la muerte, sobre todo, la muerte óntica, la muerte del ser, con la vida que hemos llevado, las heridas no sanadas.

 

Miremos a nuestra sociedad mundial, tan llena de tecnología: tenemos poco contacto o casi nada con nuestro ser, vivimos poco conscientes de lo esencial en la vida. Confundimos conceptos que en la práctica quedan lejos de la realidad. Hoy hablaremos sobre ¿Quién es realmente viejo? Y ¿Quién no es viejo? Como dicen, diremos: “Todo depende del color con que se mire, o mejor, todo dependerá de la experiencia de sabiduría, del trabajar interior, que un ser humano tenga en el trayecto de su vida.

 

Se piensa que “lo viejo” no sirve y si son personas, con más razón, por eso se les deshecha y a cambio, se idolatra la etapa de la juventud, pero cuidado, porque esto puede tener un trasfondo político económico muy avaricioso. El antropólogo Jared Diamond dice que el último valor característicamente estadounidense y México y mundialmente no estamos fuera de ello, y que genera prejuicios contra los mayores es el culto a la juventud.  Es cierto dice, que este mundo moderno de rápidos cambios tecnológicos y competitividad, otorga ventaja a la juventud recientemente educada con una visión muy superficial de lo que es realmente la vida, que posee velocidad, resistencia, fuerza, agilidad y reflejos rápidos. Sin embargo, el culto a la juventud se extiende a otras esferas gravemente injustas. Miremos los anuncios de refrescos, cerveza y coches siempre cuentan con modelos jóvenes, si bien la gente mayor en edad, consumen todos esos productos. Sin embargo, las imágenes de personas mayores se utilizan para vender pañales para adultos, medicamentos contra la artritis y planes de jubilación y que muchos de estos planes no son ya tan fiables.

 


  

No es de asunto grave que no se contraten a modelos de 70 años para vender refrescos, pero sí que los aspirantes a un puesto de trabajo sean ignorados continuamente para las entrevistas, y que los pacientes de más edad no tengan tanta prioridad en la atención médica. La visión negativa de la edad no sólo es cosa de los jóvenes.

 

Mundialmente, excepto en poquísimos países, se cree que los ancianos son aburridos, retrógrados, dependientes, aislados, solitarios, estrechos de miras, ignorados, anticuados, pasivos, pobres, sedentarios, sexualmente inactivos, enfermos, distraídos... y que pasan gran parte del día durmiendo, sentados, sin hacer nada o recordando con nostalgia el pasado. Y lo peor, es que esas ideas son compartidas por igual por los mismos ancianos y los mismos jóvenes. Pero veamos cómo TODO está en nuestra mente, en la falta de sabiduría, en la necedad mental, en no querer sanar el propio interior y vivir sin saber para qué estamos aquí.

 

 

En fin, que dejando todo ello en el amor incondicional, ahora mismo pensemos que, qué maravilloso sería en cambio, pensar en una edad avanzada y que esta edad, está en su mejor punto, porque desde la juventud quisimos despertar a una vida interior intensa, en donde fuimos valorando poco a poco quiénes somos realmente y para qué estamos aquí. Entonces, se llega a vivir en sabiduría, desde donde nada logra turbarnos ni alterar la calma de nuestra comprensión del universo, de la vida, de todo y que se basa en la ausencia de deseo.

 

El que nada desea nada necesita, nada le ata ni le condiciona. Si no deseas, si decides no seguir apegado, agarrado, agarrada a nada, no tienes ataduras con el mundo y la llamada vejez, se convierte en herramienta para ser cada vez más compasivos y misericordiosos. Una cosa pues será estar enfermos, con dolores, achaques y que todos en cualquier edad podemos estarlo, y otra será que mentalmente nos digamos que ya no servimos para nada, (esto lo dicen niños y jóvenes), que ya estamos viejos, diciéndolo desde una forma muy despectiva nosotros mismos.

 

Estar sanos no quiere decir, no tener ningún dolor o ninguna enfermedad. Estar sanos es ser plenos interiormente a pesar del dolor físico.

 

Todo lo que resistimos, lo convertimos en enemigo y así nace el sufrimiento. El dolor sea físico o moral, si lo resistimos nos altera porque deseamos evitarle a toda costa, bien para nosotros o bien para los demás, sin embargo, nos obliga a movernos para hacer lo que necesitemos hacer, y/o deseamos “hacer”. Esa necesidad de hacer es motivada y generada por el deseo de alterar el curso de los acontecimientos; nos implicamos, nos “alteramos”, perdemos el equilibrio de la inacción, de la falta de voluntad de cambiar. Nos olvidamos de ser solidarios con tanto ser vivo que sufre incluyendo los animalitos. 

Porfa.... ¡¡Despierta!!

 


Llegar a una edad avanzada, para unos (y me incluyo) será todo un honor, una experiencia que no todos podrán vivirla y si no hubo preparación en el ser de cada persona, se vivirá como un drama. Se vivirá desde el terror a morir y más si toda la vida se tuvo en la consciencia a un Dios castigador. Esto, ¡¡¡Ha destrozado vidas!!! Pero punto y aparte….

 

Eso que llamamos “envejecer” es parte natural de la vida. Es una transición que necesitamos aceptar con resiliencia y paz y entender que todo lo que nos ocurre significa un aprendizaje. "Envejecer" no es una enfermedad ¡Despertemos!: "Envejecer", es experiencia pura, de fortaleza y saber vivir; es triunfo sobre todo tipo de vicisitudes y desilusiones, pruebas y enfermedades. Y es que los seres humanos somos como el vino, algunos se convierten en vinagre, pero los mejores, mejoran con la edad. Y eso sí: hemos de estar atentos/as, siempre abiertos/as sobre todo en la edad adulta, a no pretender enjuiciar el hoy, con el criterio del ayer. 

Hemos de resetearnos, de re inventarnos, de recrearnos, de actualizarnos, de mirar con ojos compasivos, misericordiosos. La vida no va de: “¡¡¡Comamos y bebamos que mañana moriremos!!!” La vida va de amar a manos llenas comenzando por nosotros mismos.

 

¿Sabes?  La edad avanzada, cuando se ha vivido desde la sabiduría, trabajando en la docilidad, en la apertura, en la humildad, en la sencillez, en la alegría verdadera que es esa actitud llena de Jesús en el corazón y de solidaridad con los que padecen tanto, nunca consintiendo la necedad propia, conduce a una tranquilidad “indiferente” que asegura la paz interior y exterior, es decir, se sabe cuando soltar algo que perturba, cuándo simplemente fluir.

 

Somos seres sin edad en el interior, porque nuestro SER no es del tiempo. ¡¡Es eterno!! Sin embargo, en nuestro físico, habrá desgaste y deterioro dependiendo de cómo nos alimentamos, y qué bebemos, si nos procuramos alternativas naturales, y realizamos la meditación y el ejercicio moderado diariamente. 

 

 

Llegar a más edad, está bien. Así como tenemos la experiencia ahora de que Él, Dios Amoroso nunca nos ha dejado, y que siempre ha estado ahí en nuestro templo interior, así estará hasta el último instante de nuestra vida terrena, para abrazarnos y amarnos sin fin. Aceptar que la vida es cambiante y que la juventud es solo un momento fugaz de nuestras vidas nos hace apreciar todo aún más. Es por eso que todas las etapas biológicas de nuestra vida como humanos, van siempre de la mano.

 

Cuando nosotras aconsejamos a las personas a escribir su historia doliente y hasta cosas insignificantes pero que han quedado marcadas a fuego en el interior, como que no creen que eso ayudará a comenzar a crecer, a tener otra visión de todo, pero escribir es baño potente para echar fuera mucho mal olor, mucha podredumbre interior. No temas a estar cara a cara contigo mismo/a.




La edad avanzada, nos prepara para la "Nada amorosa eterna", para nuestro verdadero destino que ya vivimos hoy, aquí y ahora que es: SER AMOR. VIVIR EN ÉL, SER EN ÉL, EXISTIR EN ÉL. Cuando hablamos de esa "Nada amorosa eterna" hablamos de vivir en esa dimensión eterna del Amor de Dios. 
 
Al final de la vida terrena, si hemos educado nuestro interior, si hemos permitido que la sabiduría sea nuestra guía, nuestra esencia, ese frente a frente con lo que venga en edades ya muy mayores, nos hará aún más fuertes, más hermosos. No importa cuántas arrugas o dolores tengamos. Importará siempre SER SOLIDARIOS. Unirnos a esta creación que sufre tanto, pero tanto!!!

 

¿Sabes? Muchos niños, muchos jóvenes y muchos adultos hoy en día, viven hondamente tristes por una y miles de razones es decir, que esas emociones y sentimientos de agobio, de que pesa la vida, de que pasan muchas cosas muy dolorosas a cada ser humano, sentir ansiedad, miedo, muertes (ausencia de seres queridos) angustia, depresión, desaliento. Todo esto no es nada más para quienes tienen 95 años. Y si esa persona de 65, 87 ó 90 ha decidido mucho antes vivir en sabiduría, seguramente todo esto no le hace casi mella, porque ya sabe que lo único importante en la vida es saber cuidarse a nivel físico y del  SER. SABE DE LA IMPORTANCIA DE SER SIEMPRE SOLIDARIOS!!! Simplemente SER, siempre solidarizándose. ¡¡He aquí el secreto de ser feliz a cualquier edad!!  

 

Cabrá decir también que comprendemos que hay muchísimos ancianos, personas mayores, no amadas ni por sí mismas, ni por sus hijos o familiares o sociedad y muchas otras no tienen lo que un ser humano necesita para vivir dignamente, y aquí no podríamos hablar de personas realizadas, felices, aunque lo tuvieran todo, pues conocemos personas con medios económicos muy buenos pero que se sumen en depresiones por sus propios pensamientos tan derrotistas, tan negativos y que no quieren entrar en ese proceso de sanación interior. ¡¡¡¡Son tantas cosas!!!

 

Albert Schweitzer Filósofo, Premio Nobel de la Paz, decía que una persona mayor, es sabia porque conoce la relatividad de las cosas y es que si aprovechamos cada experiencia de la vida, si trabajamos nuestro propio interior, si hemos ido asumiendo y aceptando historias dolientes, entramos en esa dimensión de la sabia madurez en donde se tiene una mirada diferente, en donde se tiene respeto por todo, en donde se valoran las cosas, las personas, los animales, las plantas, la naturaleza, visión con cierta relatividad, y esto, nos hace ser hasta cierto punto independientes de las dependencias, exageraciones, dramas y apegos. Por ello necesitamos trabajar a cada instante de nuestra vida el desapego, dejar de pretender ser “dioses” de los demás. “Donde está tu corazón, está tu tesoro” Mateo 6,21

 

Podemos decir que no todas las personas mayores son sabias, por lo que también cabría decir que no todas las personas sabias son personas mayores. La sabiduría no es, por tanto, un privilegio exclusivo de la edad adulta. Pero para comprender todo esto, necesitamos asumir y conocer, ¿Quiénes somos? ¿Qué somos? Y la respuesta es muy simple: Somos espíritus encarnados. Somos varias dimensiones: tenemos un cuerpo que vemos y que morirá algún día, y un SER (lo que somos) que no vemos y que es eterno.

 

Ese libro lleno de Sabiduría y de experiencia en mucho dolor, que llamamos Sagrada Escritura, nos dice en 2ª Corintios 5,11 que: “Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta tienda se desmorona, Dios nos tiene preparada en el cielo una "casa eterna", que no ha sido hecha por manos humanas”, es decir, que nuestro cuerpo es por así decirlo, una tienda de campaña, que un día terminará, pero en el cielo es decir en nuestro interior, en nuestro ser, en nuestra alma, somos una casa permanente, eterna, construida por Dios y no por seres humanos. 

 Hoy podríamos decir también que esta morada interior, este templo maravilloso que somos, ese hogar inigualable, hemos de vaciarlo de tanta cosa que nos divide interiormente y que no nos deja experimentar la felicidad de la “Nada”, del desapego, de la que habla Juan de la Cruz, gran místico del siglo XV. Pero ¿Quién quiere comenzar a trabajar su interior? ¿Tú, que lees?.......

 


Despertemos y démonos cuenta que la felicidad, no está en este o en este otro lugar, ni en alguna edad específica del ser humano. La felicidad es mi más hermosa actitud ante todo, es amarme sin condiciones para poder amar sin condiciones y nadie puede activar esa actitud que ya tengo pero que, o ignoraba que la tenía o la había olvidado, Nadie puede vivir mi vida  más que yo, de la mano de ese Dios que siempre, pero siempre es fiel. Este viaje, en realidad lo hacemos “solos” con nosotros mismos y con Dios. Viaje que está al alcance de todos, sin importar la edad.

 

Imaginemos por un instante: ¡¡Cómo sería hoy nuestra sociedad si desde pequeñitos hubiésemos ido a una escuela de sabiduría para formar y forjar nuestro propio ser, y la capacidad pensante o lóbulo prefrontal de nuestro maravilloso cerebro!!....

 

Aristóteles sostiene que el hombre sabio es el que accede a un profundo conocimiento de sí mismo que le permite desplegar la virtud a pesar de las emociones y pasiones que necesitan ser reorientadas en un sentido positivo y productivo para el bien personal y social. 

Y es que quien trabaja su interior, “desata el cielo”, porque se vive en el hoy, en el aquí y en el ahora, sin cargas del pasado ni del futuro; se vive desde la intención pura, recta, bien intencionada; se vive desde la paz, desde la bondad, desde la docilidad a todo lo que nos construya y construya, vida llena de compasión, buenos frutos, imparcial y siempre honesta, y sincera, asumiendo, aceptando desde la sabiduría, es decir, desde ese saber que no podemos cambiar a nadie, ni cómo están decidiendo vivir su vida los demás aún cuando esto esté causando tanto dolor y deterioro a esta creación. 

Actualmente hay muchísimas personas sabias trabajando para que esta sociedad sea mejor, menos superficial, más sencilla, más respetuosa con la vida.

 


Pero bueno, preguntémonos ahora mismo: ¿Alguna vez usas frases como, “eres como fulanito/a” o “Por qué no puedes ser como…” o “Cuando yo tenía tu edad…” “Mis tiempos fueron mejores”, etc,.. ¿Sabes? En todo ello está hablando nuestro interior herido y no sanado. Cuando hacemos esto, estamos pidiendo una pelea a gritos con esa o esas personas y esto no es nada sabio. O como cuando decimos: “Todo es culpa suya”, “Deberías avergonzarte”, “Siempre” o “Nunca”, “Debes hacerlo…” o “No deberías…”

 

Tú que lees, acaso te has sorprendido diciéndote: “Por qué me tuvo qué pasar esto a mi” “Por qué no hice las cosas de forma diferente”, “Y si esto….y si lo otro”, “No quiero que mi ser querido muera”…., los papeles de víctima y las resistencias lo que hacen es amargarnos más el interior y la vida de quienes nos rodean. Todo esto son pensamientos, frases inútiles usadas a todas las edades unas más otras menos. 

 


 

El libro del Eclesiastés 7,10 dice: Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas. Y nosotras te decimos: sí es de sabios escribir las veces que haga falta a manera de “baño o ducha” espiritual una y mil veces todo aquello que quizá desde el vientre materno nos ha podido herir y nos ha herido. Hablarnos con mucha ternura, ir describiendo todo cómo sucedió en Presencia de nuestro Dios amoroso. Eso hace un hombre sabio, una mujer sabia, seres humanos LIBRES DE APEGOS, DE HISTORIAS DOLOROSAS!!!


El secreto de la sabiduría es hacer todos los cambios que necesitemos realizar en nuestro proceso de vivir y saber pasar por alto muchas cosas, porque si aún hay ira, resentimiento, rencor, odio, desencanto de la vida, amargura, ansiedad, angustia, tristeza crónica y más, es que NECESITAMOS DESPERTAR!!

 

Necesitamos querer aprender a "dejar pasar", "soltar", "fluir" y poner todo en las Manos de Dios que no quiere nuestro mal, ¡Al contrario! pero que sí nos respeta a la hora de pensar, de mirar, de hablar, de obrar. 

Muchas cosas casi todas simplemente no valen la pena como para ponernos furiosos, enojados, iracundos. Nada vale más que tu hígado, que tu páncreas, que tu corazón, que tu paz interior. Nunca nos durmamos sin antes reconciliarnos con nosotros mismos, con quienes nos rodean, con la vida, con todo, pues nadie estamos seguros de despertar.

 


Si quieres ser sabio en tus relaciones, no te enfades ni te dejes enrolar por la ira de los demás. “El sabio domina su enojo; el tonto no controla su impulsividad” nos dice el libro de Proverbios 14,29

 

En los Evangelios leemos que Jesús, iba creciendo en sabiduría y Gracia. Jesús de Nazaret nuestro Amado Divino, pasó por todas las etapas de crecimiento que pasa cualquier ser humano. Jesús para ser un verdadero ser humano, necesitó abrirse a la Sabiduría de su Padre Dios que nada tiene que ver con castigos ni premios, sino con amor siempre incondicional, y seguramente Jesús, en donde veía y vivía a diario esa sabiduría, era con su Madre, María y su padre José.

 


Hoy aquí y ahora y desde siempre, nuestros niños viven las heridas de sus padres, de sus abuelos, de sus ancestros; de tanta falta de vida saludable en todos los aspectos, de tanta falta de vida interior que precisamente, no son rezos, sino SER CONSCIENTES de quiénes somos y para qué estamos aquí.

 

Nadie nacemos sabios ni conscientes, pero sí abiertos y listos para aprender a SER. Pero ¿Quiénes son nuestros maestros? ¡¡A veces horroriza pensar en ello!! Sin embargo, Dios no nos deja nunca sin ayuda y para ello nos dio la vida de Jesús, la vida de Ghandi, de muchos otros y otras, la vida de María de Nazaret y de tantas mujeres que son sabias.

 

Pablo de Tarso en Efesios 5,15 dice: “Cuiden de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque en este tiempo, es necesaria la sabiduría”. Y el libro de Proverbios nos dice: “No abandones nunca a la Sabiduría, y ella te protegerá; ámala, y ella te cuidará. La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!

 


Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. La Sabiduría se adquiere con la actitud correcta. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar! 

El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. Escucha el consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio.

 

La Sabiduría, nos ayudará a dar buen testimonio. El que adquiere cordura, a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina”. “Así que, su conversación sea siempre amena y de buen gusto, siempre respetuosa. Así sabrán cómo responder a cada uno” nos dirá Pablo de Tarso en Colosenses 4,5.

El salmista en el salmo 111 nos dice: El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre! Y “Temer”, es decir: AMAR PROFUNDAMENTE A DIOS Y A SU CREACIÓN, trae dicha y paz a nuestras vidas. 

La vida no se trata de temer ni a Dios ni a nadie. Más bien, hemos de temer herir a los demás, a los animalitos, a la creación entera, a nosotros mismos. Nuestra relación con Dios ha de basarse más bien en una INMENSA CONFIANZA porque sabemos que Él nos ha creado por amor, nos ha amado primero. 

Dios no nos manda ninguna enfermedad, ni las guerras, ni el hambre. Comemos mal y eso nos va enfermando, y pensamos inadecuadamente desde la avaricia y soberbia y eso nos tiene como nos tiene a nivel mundial.

 

Dios es AMOR INCONDICIONAL, nos quiere libres, felices, pero y ¿Nosotros? ¿Nosotras? ¿Queremos trabajar interiormente con actitudes hermosas, sabias, escribiendo siempre heridas no resueltas, entregándoselas a ese Dios amoroso que llamamos Padre? ¿Estamos decididos a no poner más pretextos para ser feliz este tiempo que tenemos de vida? ¿Estamos resueltos a no echarle la culpa a nadie porque sabemos que las culpas no existen sino que todo ha sido por alguna causa? Sí, todo ha sido por alguna causa. Si supiéramos comprender, no haría falta perdonar y viviríamos en la paz.

¿Estamos convencidas/os de que no es necesario, no es sabio pelear con quienes no creen lo mismo que creemos ni piensan en lo mismo que pensamos? No olvidemos lo que dice el libro de Proverbios: Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. Al necio no le complace el discernimiento; tan solo hace alarde de su propia opinión. El corazón sabio es dócil, pero el necio y rezongón va camino al desastre.

 

El salmista en el salmo 90 pide al Señor: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”. En Isaías 55 el Señor mismo nos dice: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos”.

 

Así que, no se llega a ser sabios por la edad. Hay jóvenes que piensan sabiamente (pocos), hay gente entre 40 y 60 que también piensan sabiamente, (pocos pero los hay); en realidad lo que queremos decir es que no podemos etiquetar la edad humana así nada más porque sí. Hablamos así porque prácticamente nadie fuimos a una escuela de sabiduría en donde en realidad se nos enseñara a SER. 

 

Así que, hablemos más bien de ACTITUD interior, independientemente de la edad. Muchos niños, preadolescentes, jóvenes, gente adulta, gente mayor es vieja no por su edad, no por sus enfermedades, sino por su ACTITUD. Y es que no aprendimos a ser resilientes, a ser valientes y humildes. Pero ¡¡Despierta!! Hoy, aquí y ahora, puedes comenzar a vivir desde tu ser, desde ese amor incondicional por ti mismo/a, por esta creación tan necesitada de ser cuidada, acogida, respetada, amada. ¡Ya no resistas más nada! La vida plena se trata de no resistir a nada, de no renegar o de no negar nada de lo que ha acontecido u ocurre, y que nos duele o nos ha dolido, sino de aceptar con gran espíritu de la mano de nuestro Dios amoroso, cada etapa de la vida, venga lo que venga.  ¡Amén!


 

 

Terapia visual de pensamientos sabios 2